(3) Josh

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- ¿Tú eres Aries? - preguntó el chico.

Lauren ya estaba bastante cabreada, como para que encima un extraño le preguntara su signo zodiacal.

- ¿Y a ti qué te importa? - respondió, cortante.

- Sabía que te enfadabas con facilidad, pero no creía que fuese para tanto - rió el chico.

- Tú no me conoces - replicó ella - Lárgate.

- ¿De dónde? - continuó riendo - ¿De la calle?

La rabia de la chica crecía por momentos. Aquel desconocido se estaba riendo de ella, en su cara. Ni siquiera se molestó en decirle algo, echó a andar hacia su casa sin mirar atrás. Entonces, una llama algo más grande que ella se encendió justo delante. Para su sorpresa, se extinguió enseguida, pero en su interior había reaparecido aquel chico. Ahora Lauren sentía bastante curiosidad por él, pero su orgullo era más fuerte. Pasó por su lado empujándole con el hombro y ni lo miró. Él se limitó a reírse.

- Me llamo Josh - se presentó.

Lauren se giró.

- ¿Qué quieres, Josh? - dijo resoplando.

Aunque en el fondo estaba deseando conocerle, actuaba como si no le importara.

- Te conozco, Aries - sonrió Josh.

- No me conoces, no te sabes ni mi nombre - replicó ella.

- ¡Claro que no me sé tu nombre! - exclamó.

A continuación, estalló en carcajadas. Parecía que lo que Lauren había dicho era una tontería, aunque lo cierto era que para ese misterioso chico todo era gracioso.

- Soy Lauren - se presentó.

- Yo me llamo Josh.

- Ya lo sé.

- ¿Has visto? Tú también me conoces.

Esa conversación estaba resultando una estupidez. Sin embargo, la curiosidad había aplacado la ira de Lauren.

- ¿Cómo sabes que soy aries?

- He sido entrenado para ello - respondió Josh con una sonrisa, esta vez sin carcajadas.

- ¿Y tú qué signo zodiacal eres? - a Lauren no se le ocurría otro tema de conversación.

- Yo no soy nadie - contestó el chico, serio esta vez.

- Claro que sí, yo soy aries porque nací el trece de abril - le explicó - Tú has nacido algún día, así que tienes signo. ¿Qué día naciste?

- El treinta de marzo - respondió Josh.

- Entonces eres aries, como yo - acabó por sonreír Lauren.

Ahora sí que se había apagado toda su furia y aquel chico la intrigaba. Además, como era bastante simpático con ella, le devolvería el favor.

- No, sólo tú puedes ser Aries, hasta que cumplas tu misión - dijo él - Como yo nací entre los días 21 de marzo y 21 de abril soy tu servidor, el servidor de Aries.

- ¿Qué? - la chica no entendía nada.

- Ven conmigo y te lo mostraré - pidió, tendiéndole la mano.

Lauren dudó durante unos segundos, que fueron suficientes para que decidiera.

- ¡Tú estás loco! - exclamó - No voy a irme contigo a ninguna parte.

- Acabarás viniendo, por las buenas o por las malas - afirmó Josh.

No había amenaza en su voz y sus labios estaban curvados hacia arriba. Lo había dicho como si fuera un hecho, pero Lauren no estaba dispuesta a irse a no sabía dónde con un completo desconocido que tenía su mismo signo zodiacal. Ya llegaba tarde a casa, y encima tendría que explicarle a sus padres lo del parte. Definitivamente, era el peor lunes de la historia. Lauren empezó a andar dejando a Josh atrás. Pero este la agarró del brazo.

- Sueltáme - ordenó la chica sin volverse.

- No hasta que accedas a venir conmigo - rebatió el chico.

Se estaba pasando. Al principio le había resultado algo irritante, aunque después había resultado ser más agradable, y ahora ya se estaba pasando de nuevo. Y más que antes. Además, Lauren había recuperado su ira inicial al recordar a lo que tendría que enfrentarse en casa por culpa de su estúpida profesora de francés. Se volvió, llena de furia. Sabía que iba a explotar, pero no le importaba pagarlo con un desconocido. Además, podría lograr asustarlo y que la dejara en paz.

- Te he dicho que me sueltes - repitió.

No gritó, ni alzó la voz, pero esta sonó firme y amenazadora, justo como ella quería. Su respiración era agitada y sus ojos azules iban adquiriendo un brillo rojizo. Entonces, notó que su rabia iba desapareciendo, que su energía se perdía por algún sitio. Por el brazo que estaba agarrando Josh.

- ¿Qué...? - se dispuso a preguntar.

En ese momento, el chico desprendió una gran ola de calor y los incendió a ambos. Lo último que vio Lauren fue la blanca sonrisa de Josh, que no era ni simpática ni siniestra, sino intrigante y orgullosa.

Aries (Doce Elegidos I) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora