Aries (Doce Elegidos I) [Completa]

(28) Búsqueda

Lauren y Theo desaparecieron juntos, agarrados de la mano. Aparecieron en la casa de la chica. Allí se encontraron a su padre,  sentado en el sillón.

- Papá, ¿puedes ayudarnos? - le preguntó Lauren a Harry.

El hombre se asustó un poco al verlos a los dos en el salón, pero ya sabía que su hija era capaz de transportarse. Tenía que acostumbrarse. Se extrañó al verlos tan juntos, Theo la sujetaba por la cintura, pero no le molestó. Había visto crecer al chico, sabía que era una buena persona. Además, conocía a sus padres, con los que se llevaba muy bien.

Ella le explicó que pensaban rastrear su móvil para encontrar a Josh. Harry no entendía aún muy bien quién era, pero no dudó en ayudar a su hija. Sabía que los temas del zodiaco en los que estaba involucrada eran complicados, quizá demasiado para él. Así que se limitaba a estar ahí para Lauren, aunque a veces no entendiera para qué requería de su ayuda.

En seguida les enseñó cómo debían rastrear el móvil, aunque sólo fueron capaces porque tuvieron la suerte de que estuviera encendido. Le dieron las gracias a Harry y salieron de casa.

Según el teléfono de su padre, se encontraba en la comisararía. Ambos se extrañaron, pero no dijeron nada. La verdad es que sería lo más normal, dado que no podía haber pasado mucho tiempo desde que se lo llevó hasta que llegó Harry. Además de que Josh sería difícil de llevar, seguramente habría opuesto resistencia.

En la calle, las farolas estaban encendidas ya. La luna casi no se veía a causa de la niebla. Era bastante tarde, pero Lauren no pensaba dormirse sin encontar a su Jelhoc. Y Theo no pensaba dejar sola a Lauren, por lo que los dos estaban algo cansados.

Andaron por las calles oscuras de la ciudad en dirección a la comisaría. Iban los dos de la mano, dándose ánimos mutuamente.

- ¿Crees que estará bien? - la chica pronunció la pregunta con algo de miedo.

Theo clavó sus ojos castaños en ella, entendía a la perfección a lo que se refería.

- Creo que si hubiera querido matarlo, lo habría hecho en la comisaría, en vez de secuestrarlo - opinó con total sinceridad.

Eso dio esperanzas a Lauren, porque sabía que no lo decía sólo para tranquilizarla. Iba en serio. No dejaba de pensar que había sido culpa suya lo que había pasado. Si no se hubiese quedado tanto tiempo con Leo, quizá habría llegado a tiempo a Ignis. Quizá estaría contándole a su Jelhoc todo lo que había aprendido con Alex y Brooke. Quizá estaría ideando con Josh algún plan para encontrar a Tauro. Quizá hasta ya lo habrían encontrado.

Pero eso no lo sabían, porque ella se había quedado mucho tiempo, puede que demasiado, con los Turner. No se arrepentía, pero sí le daba rabia que podría haber tomado antes la decisión de irse y ahora no estaría pasando todo esto.

Aunque a lo mejor tampoco habría llegado a estar con Theo, y le gustaba bastante. En realidad, siempre lo había visto como a un hermano, porque llevaban toda su infancia juntos. Pero, desde que había "desaparecido", el chico se había dado cuenta de que lo que sentía con respecto a ella era algo más que amistad. Y ella se había fijado en que Theo era justo lo que necesitaba. Un verdadero amigo y compañero en el que pudiera confiar, porque se conocían de toda la vida.

Llegaron a la comisaría. Lauren apretó la mano del chico con cuidado, intentando infundirle ánimos, y recordando que de verdad estaba allí con ella, que no era ningún sueño. Él la miró y sonrió. Todavía no entendía cómo podía gustarle a una chica como ella: preciosa, simpática, independiente, decidida, valiente y destinada a salvar el mundo.

Agachó la cabeza hasta estar a centímetros de su cara. El corazón de Lauren se aceleró. Se sentía como una chiquilla enamorada. La mirada de Theo se posó en sus labios. Ella creía que iba a besarla, lo que hizo que sus latidos fueran más rápido todavía. Pero la boca del chico se acercó a su oreja en lugar de a sus labios, para su sorpresa, y susurró:

- Te quiero.

Lauren se lanzó a sus brazos disfrutando del momento, pensando en que no podría perderlo. Y, esta vez sí, sus bocas volvieron a juntarse.