(29) Encuentro

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Josh presenció cómo Lauren se desplomaba en sus brazos y los de Theo. Sintió una gran opresión en el pecho. Ella, Aries, había muerto. No creía que fuese posible matar a un signo del zodiaco. Ahora, ¿qué esperanzas tenía el mundo? ¿Y él? ¿Qué iba a hacer sin ella? Desde luego prefería que acabara con Theo, que no se hubieran conocido y que el zodiaco no existiera, en vez de esto.

"¡No!" gritó, con toda la fuerza de sus pulmones. "¡Lauren!"

Theo y Lauren siguieron el camino que el móvil de Harry indicaba. El camino hacia el teléfono de la chica y, hacia Josh. Extrañamente, les condujo hasta la parte de atrás de la comisaría. Allí, al lado, había una vieja caseta de madera a la que los años le habían pasado factura. Ninguno de los dos entendía qué hacía eso ahí.

Entraron en ella, y encontraron unas escaleras que descendían bajo el suelo. Lauren inspiró hondo, no le gustaban demasiado los sitios cerrados. Theo lo notó y le dio un apretón cariñoso en la mano, infundiéndole ánimos.

Sabía que la chica había tenido una dura experiencia en su infancia, se quedó encerrada en un baño de la piscina. Tardaron casi una hora en sacarla de allí, porque el pestillo estaba muy oxidado y no había podido  salir por sí misma. Tragó saliva. No le gustaba recordar lo que había vivido de pequeña.

- ¿Quieres que baje yo solo? - se ofreció el muchacho - No hace falta que vayas si no quieres, puedes quedarte aquí y en seguida volveré con Josh.

La chica negó con la cabeza en seguida, sin pensárselo dos veces.

- Yo te he metido en esto - aseguró, muy seria - Encima que dejo que corras peligro, lo cual no debería hacer, no voy a permitir que te enfrentes tú solo a lo que quiera que haya ahí abajo.

Theo asintió, conforme. Se lo esperaba. En el fondo, tenía la pequeña esperanza de que Lauren estuviera de acuerdo en quedarse a salvo. Aunque la conocía y sabía que era casi imposible que eso sucediese.

Por lo que, juntos, comenzaron a bajar las escaleras. Estaba muy oscuro, intentaban sostenerse apoyándose en las paredes. Las cuales, en cuanto empezaron a descender, se volvieron de piedra. Una piedra fría, que ayudaba a que la humedad se instalara en el lugar.

Lauren estaba sufriendo en su interior, aunque no dejó que Theo se diera cuenta. No le gustaba admitir que algo le daba miedo, iba en contra de su forma de pensar. Prefería enfrentarse a lo que fuera y disimular, a inventarse una escusa tonta para no intentarlo.

Oyeron unos gritos. A medida que bajaban, se iban escuchando con más claridad. Aunque las paredes tampoco servían de mucha ayuda, porque el eco lo hacía todo más confuso.

Una vez que terminaron los peldaños, desembocaron en una pequeña sala, sin ningún tipo de iluminación. Allí si pudieron entender perfectamente lo que decían aquellos gritos. Y la persona que los producía. Sin embargo, ni Theo ni Lauren se percataron de que alguien había aprovechado la oscuridad de esa sala para camuflarse. Si ella se hubiera concentrado, podría haber percibido su presencia. La presencia de algo extraño, extranjero, que no pertenecía a su mundo.

Pero Lauren no estaba atenta, porque había descubierto que era Josh el que gritaba.

- ¡Lauren! - escuchó - ¡Lauren, no!

La chica se dirigió con decisión hacia la puerta que tenían enfrente, que le había costado distinguir de la pared. Estuvo a punto de llamar a su Jelhoc con toda la fuerza que le permitiría su garganta, pero Theo adivinó sus intenciones y la paró. Colocó una mano en su hombro y negó con la cabeza.

Lauren lo comprendió en seguida, quien quiera que fuese el secuestrador de Josh podría seguir por ahí.

Abrió la puerta con cuidado, y entraron en otra habitación, poco más grande que la anterior. Sus paredes eran violetas y estaban iluminadas por varias cintas formadas por minúsculas bombillas led. En el centro del cuarto, había una cama. Pero ninguno se fijó en nada más, porque era Josh quien estaba tumbado en ella. Los jóvenes se acercaron, emocionados. Vieron el móvil de Lauren en el bolsillo del chico. Él no paraba de moverse y de gritar el nombre de la muchacha. Si no fuera porque se encontraba atado con cuerdas metálicas, se hubiera caído de la cama.

- Josh - susurró ella, acariciándole la mejilla con suavidad - Estoy aquí.

Aries (Doce Elegidos I) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora