(9) Leo

225 27 0
                                    

Una llama apareció en algún lugar del mundo y, de ella, salió Lauren. No tenía ni idea de donde se encontraba. Era un paisaje nevado rodeado de grandes árboles de hojas con forma de aguja. Estaba perdida y asustada, no sabía si habría alguna forma de poder volver a casa o, si no había otro sitio mejor, a Ignis. Josh había dicho que sin ella no sería capaz de volver a la casa, así que a lo mejor no salía a buscarla y decidía esperar que volviera. Si es que descubría como hacerlo. En realidad, ella no quería que sucediera eso. Sí, quería irse de allí, pero para volver a su casa, no para acabar en medio de un bosque.

Tenía mucho frío. Sólo tenía una camisa y unos pantalones más bien finos. Además, sentía que sus zapatillas iban a calarse de un momento a otro. Supo que debía irse de allí lo antes posible, porque sino iba a morirse de hipotermia. Echó a andar hacia ninguna parte, esperando no encontrarse ningún animal salvaje. No tenía ningún plan, solo esperaba entrar en calor moviéndose un poco.

Entonces, un león salió de entre los árboles y se colocó delante de ella. Lauren se asustó, pero, tras esa reacción, llegó la admiración. Jamás había visto un animal como ese tan cerca, sin que estuviera tras la pantalla de una televisión o la de su propio teléfono móvil. Su rostro transmitía serenidad y un gran y profundo respeto. Sus ojos eran de un tono ámbar acaramelado y su melena y pelaje parecían estar suaves. El animal no hizo ningún movimiento amenazante. Al contrario, dejó caer su cuerpo sobre la blanca nieve y se dedicó a observar a la muchacha.

Lauren se sentó en frente, aunque sabía que se iba a mojar los pantalones, le pareció un momento demasiado importante como para ponerse a pensar en ropa. Tenía frío y empezó a tiritar. Por la boca exhalaba vaho y recordó aquellos días en que, de pequeña, jugaba a decir que estaba fumando. El león se levantó y se acercó a la chica, pero ella no se movió. Estaba demasiado helada como para pensar y el animal no parecía ser ninguna amenaza. Este se tumbó junto a Lauren, que se acurrucó junto a él. Su cuerpo desprendía calor, lo que hizo que dejara de temblar y empezó a pensar con claridad. ¿Qué hacía un león en un lugar dónde hacía tanto frío? Era imposible que aquel animal fuese normal. La desconfianza la hizo apartarse y él lo notó.

Entonces, comenzó a cambiar de forma. Junto a ella, ya no estaba el imponente animal sobre el que se había acurrucado hacía apenas unos segundos. Junto a ella, había un chico. Era alto, de cabellos ondulados rubios, ojos gris azulado y simpática sonrisa.

- ¿Q-quién... quién eres? - preguntó Lauren.

- ¿Quién eres tú? - respondió él.

- Yo he preguntando primero - rebatió ella.

- Pero yo necesito saberlo antes.

- Hasta que no te presentes no voy a hacerlo yo - afirmó, convencida.

- Que testaruda eres - hizo una pausa - ¿Eres Aries?

- Claro, nací el trece de abril, ¿y tú que eres? ¿Capricornio? - ella rió y él puso los ojos en blanco.

- ¿El león no te ha dado ninguna pista? - añadió, uniéndose a sus carcajadas.

Tras bromear un poco más, decidieron volver al tema serio.

- Entonces, ¿no vas a venir conmigo a Ignis?

- No puedo, me has dicho que todavía sigues buscando a Tauro, ¿no?

Lauren asintió.

- Debes ir por orden - explicó - Aries, Tauro, Géminis...

- Está bien - resopló, resignada.

Tras un silencio algo incómodo, Lauren se convenció para admitirle que no tenía ni idea de cómo encontrar a Tauro.

- Te diría que sigas a tu corazón, pero es más bien el instinto lo que te guía. Si tú sientes que debes hacer una cosa, hazlo aunque no tenga nada que ver, porque a lo mejor tomar esa decisión puede llevarte hasta Tauro.

Lauren asintió, convencida de que podría lograrlo. Sólo tenía que hablarlo con Josh.

- A todo esto, ¿dónde está tu Jelhoc? - preguntó el chico, como si le estuviera leyendo la mente.

- ¿Mi qué?

- La persona que tiene que guiarte, debería habértelo explicado.

- Ah, Josh - comprendió - Pues verás...

Tras explicarle la historia de cómo había ido a parar ahí sin querer, el chico le hizo repetir el hechizo de hasta aprendérselo. También le había explicado que, si pronuncias esas palabras y piensas en un lugar que ya hayas visto o que tenga alguna vinculación contigo, apareces allí. Lauren no tenía claro si volver a Ignis o regresar a su casa, fingiendo que nada de esto había ocurrido.

- Si quieres, puedes quedarte aquí un tiempo, con mi Jelhoc y mi familia, para que pienses qué vas a hacer - ofreció el chico.

Lauren aceptó. Él se levantó, dispuesto a conducirla hasta su casa. Entonces, se giró hacia ella y le dijo:

- Me llamo Alex, Alex Turner.

- Yo soy Lauren Benett.

Aries (Doce Elegidos I) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora