Capitulo veintiunavo: correspondencia.

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Capitulo veintiunavo: correspondencia.

Kiku suspiraba al tiempo en que revisaba su caja de mensajes en su correo, ninguno reciente en más de una semana ¿sería que Alfred se había cansado ya de él? Oh, su cabeza dolía al tiempo en que su mano se equivocaba al trazar su dibujo, estaba haciendo un especial para las fiestas navideñas que se aproximaban y debía entregar el trabajo antes de que terminara la semana, Elizabeta le había prolongado el plazo debido a que su cabeza pasaba más tiempo en su novio universitario al otro lado del mar atlántico que en su trabajo.

El nipón suspiro saliendo de su habitación por primera vez en todo un mes. Se había bañado solo por la suerte de tener un baño conectado a su habitación y al de su hermano Li, quien últimamente se la pasaba en el cine con ese niño Emil o sino en la casa de este. A Kiku le venía bien no tener que esperar por horas a que el de cabello castaño tirado a negro terminara de peinarse esas frondosas cejas. Y últimamente no tenía que aguantar a Young Soo entrando en su cuarto cada vez que quería pasarse un nivel de algún videojuego, ya que el muchacho aun en la preparatoria se había conseguido un trabajo de medio tiempo para tener un poco de dinero extra que nunca hacia mal a nadie. Su hermana Mei se la pasaba rondando cerca de las chicas que conoció en la fiesta de los Braginsky, Kiku se sorprendió un poco cuando descubrió a su hermanita llevando un brillante pero suave lápiz labial en sus puros labios de niña, de hecho se sorprendió al descubrir que Mei ya no era una niña y que de hecho hasta había tirado su carnada al mar de peces que era la escuela cuando había vuelto a iniciar ese marzo.

Hasta Yao había comenzado a salir más llevando trajes más costosos que lo hacían verse aún más profesional y respetado. Ivan solía recogerlo casi todos los días y Kiku fingía no escuchar el ruido de los besos o las pequeñas risitas que ambos compartían en la sala de estar cuando Yao llegaba ya entrada la madrugada.

El único que continuaba con su ciclo imperturbable era él. Ni siquiera tenía ropa limpia. Y de hecho lo único que si había cambiado era que ahora su mente estresada no tenia de objetivo terminar el capítulo del mes si no en los mensajes que su joven novio había dejado de enviarle desde el lunes de esa semana. Estúpido Alfred.

Pasados el mediodía Kiku al fin pudo dar por finalizado su manuscrito. Pronto le llegaría el cheque final por su serie de live-action con el cual podría comprar la última tecnología en tabletas y computadoras para así poder dibujar en digital y sacarse un peso de encima. También tendría dinero para comprarle unos videojuegos a Alfred o quizá una cuantas hamburguesas de edición limitada en el McDonald's con motivo de navidad... oh ¿ven? A eso se refiere Kiku cuando dice que no puede sacarse a Alfred de la cabeza, no importa en que esté pensando siempre aparece ese estúpido americano con esa risa infecciosa que le regaba dulces besos por toda la cara.

Ahora que lo pensaba, navidad estaba a solo unas semanas. El capítulo recién terminado seria editado y revisado una última vez antes de ser enviado a las imprentas y ser publicado entre el 21 y el 23 de ese mes. La navidad estaba próxima y Kiku necesitaba arreglar los preparativos como cada año desde que los gustos de Li eran demasiado extravagantes y que todo lo que Yao tocaba se quemaba.

Se alegró de tener algo en lo que distraerse de Alfred, y a propósito... ¿Qué tipo de comida le gustaría a Alfred para la navidad?

Agh.

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Lovino suspiro agotado de tanto estar sentado. Le habían dado el alta en el hospital solo la semana después de que Antonio recibiera la orden de Romulus de acompañarlo a Italia.

Recuerda estar despierto y acurrucado contra el cálido cuerpo del español cuando su abuelo entro a la habitación, por la pierna –no del todo un impedimento- y por estar bajo el mismo techo que toda su familia no hicieron cosas de las que pudieran estar avergonzados si alguien entraba de repente, aun así Lovino fingió estar dormido mientras respiraba el aroma de su novio una última vez por un largo y tortuoso tiempo. Recuerda como Antonio se sentó en la cama y le miro en silencio por lo que pareció una eternidad antes de levantarse y ponerse unos zapatos, y antes de marcharse depósito un beso en su mejilla. Su saliva continúo en su mejilla solo hasta que escucho el ruido de la puerta principal cerrarse dejando a los dos italianos más jóvenes solos y a uno de ellos con la garganta echa un nudo.

the city, a place of fateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora