Strangers in the night. (CAMREN)

Capítulo 2.

Camila se despidió a la distancia de Ally para luego abrochaba su abrigo de polar negro. Sus cabellos danzaron con gracia debido al viento a la vez que se llevaba las manos a los bolsillos para así evitar que le dolieran por el frío de la noche.

El sonido de unos pasos cerca de la desierta acera le hizo girarse para detallar cómo Lauren Jauregui se acomodaba una mochila gris al hombro mientras le sonreía levemente.

- Me alegra saber que no estás de guardia esta noche. – Sonrió Camila.

- ¿No haces guardias? – Dijo curiosa.

- Pocas veces, lo que pasa es que vivo en la otra calle, si ocurre algo urgente sólo deben llamarme. – Apuntó la dirección con un dedo.

- Vaya...

Una pequeña risa escapó de su boca al ver cómo Lauren se encogía de hombros debido al frío viento del lugar.

- ¿Dónde vas a cenar? – Preguntó la más baja.

- Supongo que compraré algo camino a la hostal donde me estoy quedando.

- ¿Hostal? – Dijo confundida.

- Sí... Todo me salió de improviso y aún debo buscar dónde vivir por el tiempo que me quede. – Explicó.

- ¿Una hostal? Oh Lauren eso es horrible... ¿Siquiera tienes agua caliente para tomar una ducha? – Sonó preocupada.

- Tengo una habitación con una cama y un baño con agua caliente, es lo único que necesito... - Sonrió de lado.

Camila le tomó del brazo rápidamente haciendo que la ojiverde perdiera el equilibrio y comenzara a caminar de forma desconfiada a su lado.

- No dejaré que te sigas rompiendo la espalda en un lugar así, pasas horas trabajando y luego necesitas desconectarte en un lugar agradable.

- Dra. Cabello...

- Sólo Camila.

- Camila...

- En el pequeño edificio donde vivo creo que queda un lugar, no es tan costoso y conozco al dueño... Incluso podrías mudarte mañana mismo.

- Lo aprecio, pero... - Frunció el ceño.

- ¿Pero?

Con sus ojos marrones observó el despeinado cabello de Lauren que llegaba un poco más abajo de sus hombros y que era de un negro tan oscuro que parecía incluso brillar celoso de la oscuridad de la noche.

- ¿Te das cuenta que ni siquiera nos conocemos? – Dijo algo nerviosa la ojiverde.

- Ya... Pero aquí no conoces a nadie... A mí también me pasó cuando llegué.

Lauren afirmó en silencio mientras seguían caminando por las desiertas calles. Una farola iluminaba casi tétricamente el lugar, pero por alguna razón Camila se sintió a gusto al lado de la chica de nívea piel.

- Vale, dejaré que me ayudes con aquello de dónde quedarme... Pero sólo si aceptas que te invite a cenar. – Dijo Lauren.

- Entonces tenemos un trato.

...

Dejando escapar un leve suspiro Lauren terminó de comer el plato de carne con verduras cocidas que le habían servido en aquel pequeño lugar que intentaba parecer un restaurant. Las mesas eran para dos personas y parecía más un amplio comedor que otra cosa.