La médico anestesista especialista en rescate y reanimación, Lauren Jauregui, ha decido comenzar una nueva etapa de su vida dejando atrás un oscuro pasado que sólo desea superar enfocándose en su trabajo en Alepo-Siria. En sus primeros días allí, y...
- ¡Qué haces! ¡Pesada! ¡Suéltame! – Chilló la morena riendo.
Aún con ambos brazos rodeando el cuerpo de Camila sus labios volvieron a dejarle pequeños besos en los desnudos hombros de su novia quien aquella noche sólo había dormido con los pantalones del pijama.
Y es que a medida que habían pasado las semanas ambas casi de forma natural comenzaron a volver un poco más íntima su relación. Si bien la ojiverde aún recordaba vívidamente aquella discusión que tuvieron la noche en que casi terminaron haciendo el amor ambas habían dejado de lado aquello para concentrarse en disfrutar cada pequeño instante que iban pasando juntas.
- ¿Cómo que qué hago? – Rio entre dientes. – ¡Pues que te como a besos princesa!
Dejando apoyar su rostro contra el hombro izquierdo de la más baja ambas lograron ir controlando sus respiraciones luego de la lucha de cosquillas.
- Podríamos quedarnos cinco minutos más en la cama... - Susurró Camila haciendo un puchero.
- Llegaría tarde, y me temo que no puedo darme el lujo porque a mí jefa le gusta la puntualidad.
La carcajada de ambas se volvió a mezclar iluminadas por los primeros y tímidos rayos de sol que se colaban por la pequeña ventana de la habitación.
- Ya hablaré yo con tu jefa para que te de cinco minutos de impuntualidad... - Bromeó.
En respuesta volvió a dejar pequeños besos por la espalda alta de Camila quien se removió entre sus brazos hasta lograr huir de la cama, dejando en total evidencia su desnudez de cintura para arriba.
Ambas se quedaron mirando en silencio, en él la morena hizo el amago de querer tapar sus pecho con una de las almohadas pero se quedó inmóvil bajo la mirada de sus ojos color esmeralda.
- Eres hermosa... - Dijo Lauren. – Completamente hermosa.
Notando cómo las mejillas de Camila se pintaban con un tinte de rubor ésta se volvió a recostar sobre Lauren quien ahogó un gruñido frente al inesperado peso.
- No puedes coquetear así con tu jefa... - Murmuró.
Estirando su cuerpo, aún con el peso de la morena, cerró los párpados para luego fingir que dormía.
- ¡Dra. Jauregui!
Camila le tiró de las orejas haciéndole abrir los ojos de forma sorprendida.
- Llegaremos tarde... - Apuntó la más joven.
...
- ¿Estás seguro que no hay nadie a quién podamos llamar? – Volvió a insistir.
