La médico anestesista especialista en rescate y reanimación, Lauren Jauregui, ha decido comenzar una nueva etapa de su vida dejando atrás un oscuro pasado que sólo desea superar enfocándose en su trabajo en Alepo-Siria. En sus primeros días allí, y...
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(N/A : Gracias por la imagen Pvane_LC !! Del personaje Evan Kirgyakos.)
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- Me alegra, por fin, haber logrado sacarte de quirófano aunque sea por unos minutos. – Sonrió Camila con eficacia.
Evan mantuvo su rostro sereno para llevarse a sus labios la taza de café que tenía en su mano derecha.
- Hacía mucho que no me tomaba un café después del almuerzo... A Elena... Le encantaba el café para la sobremesa. – Murmuró el pelinegro.
Sus ojos marrones detectaron la pequeña y nostálgica sonrisa que se formó en los labios del cirujano.
- El otro día nos diste un buen susto... – Apuntó. – Sería una lástima perder a mi jefa que me da tantos beneficios en quirófano.
Camila rodó sus ojos para luego llevarse a los labios el vaso de zumo de naranja que estaba bebiendo.
- Es bueno ver que ya no tienes los ojos de ese amarillo tan aterrador. – Comentó Evan.
- Sí, creo que Hawk ha estado muy acertado en cambiar uno de los medicamentos.
Desviando su mirada hasta la pequeña ventana que daba hacia la calle la morena volvió a perderse en sus amargos recuerdos sobre lo último que le había comentado el infectólogo.
- ¿Qué te pasa? – Dijo el cirujano.
- ¿Recuerdas que yo hablaba de todo con Elena?... – Susurró. – Extraño a mi amiga... Y... Extraño hablar contigo también.
Los ojos azules del griego parecieron tomar un tono más oscuro frente a aquellas palabras.
- Tú sabes que... Que luego de lo de mi matrimonio, las cosas cambiaron mucho, y... Por tantos meses tuve la idea de que jamás encontraría a alguien porque... Porque soy VIH (+).
- Elena y yo hablamos de ello contigo... Ya sabes que opino que quien consideres digno de estar a tu lado será alguien que seguramente verá mucho más allá de un diagnóstico.
Las palabras por parte de Evan fueron tan directas y sinceras que Camila sólo se quedó en silencio intentando olvidar todo el mal rato que había vivido en su último día en Antakya.
- Estoy con Lauren. – Dijo en voz alta.
El murmullo de las otras personas presentes en aquella pequeña cafetería se mezcló caprichosamente con el silencio que se instaló entre ambos. Evan se terminó el café sin ninguna prisa bajo la mirada de la intensivista quien se acomodó en su silla sin sentirse nerviosa de la respuesta por parte del griego, podía confiar plenamente en aquel cirujano que sólo tenía esa fachada de ser el hombre más frío del mundo, aunque fuera todo lo contrario.