La médico anestesista especialista en rescate y reanimación, Lauren Jauregui, ha decido comenzar una nueva etapa de su vida dejando atrás un oscuro pasado que sólo desea superar enfocándose en su trabajo en Alepo-Siria. En sus primeros días allí, y...
Megan desvió sus ojos color avellana en dirección de la taza de café que tenía entre sus manos. A través del cristal de gran tamaño se podía ver cómo la lluvia seguía siendo leve a medida que la noche se instalaba sobre Alepo.
- No lo sé... - Susurró la chica. – Nunca fui muy de tener relaciones, mucho menos una romántica, pero... Evan me hace sentir muy feliz.
Afirmando en silencio la anestesista se guardó sus manos en los bolsillos del chaquetón negro bajo la inquieta mirada por parte de la técnica en anestesia.
- No soy quién para juzgar, pero me inquieta el hecho de que Evan tuviera toda una vida previa, es decir, perdió a su esposa aquí mismo...
- Lo sé...
- Eres muy joven Megan.
- Pero no por ello debería frenar mis sentimientos...
- ¿Sentimientos? – Susurró.
Dejando escapar un fuerte suspiro Megan comenzó a removerse en el mismo lugar donde se encontraba frente al ventanal.
- Sé que hay muchos años de diferencia, sé que Evan fue un hombre casado, y que vivimos en diferentes países...
- Por ello mismo me preocupo Megan... - Apuntó. – No quiero que tu estadía en Alepo se vea marcada por una relación que pareciera ser imposible.
- ¿Y la tuya con la Dra. Cabello? – Dijo rápidamente.
Sintiendo cómo su respiración se cortaba se tomó un par de segundos para controlar el miedo que le comenzaba a invadir el pecho.
- Nuestra relación no es imposible... Camila es mi novia, y lo más probable es que luego nos vayamos juntas.
- ¿Entonces? – Enarcó las cejas. – Ella era heterosexual y vive al otro lado del país donde tú vives, también suena a imposible.
Sin saber qué responder Lauren en su interior se sintió asombrada frente a las palabras tan directa por parte de Megan quien no parecía molesta por la discusión.
- Sonaba a imposible... - Repitió.
- Yo os deseo lo mejor. – Comentó la más joven. – Y espero que en algún momento puedas sentir eso por Evan y por mí.
- ¿Entonces vosotros?
- Sólo nos hemos besado un par de veces...
Intentando disimular su expresión la ojiverde se giró para detallar la gran cantidad de agua que caía desde el cielo.