La médico anestesista especialista en rescate y reanimación, Lauren Jauregui, ha decido comenzar una nueva etapa de su vida dejando atrás un oscuro pasado que sólo desea superar enfocándose en su trabajo en Alepo-Siria. En sus primeros días allí, y...
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- ¡Feliz cumpleaños papá!
Su cuerpo delgado se vio envuelto por los amplios brazos de Alejandro Cabello quien luego le acarició los cabellos intentando contener la emoción.
- Gracias por venir mi pequeña. – Resonó la voz del pediatra.
Camila se encogió de hombros para luego dirigir su mirada hasta su madre quien se limpiaba un par de lágrimas del rostro.
- Es una lástima que Sofi tuviera que estar de guardia en urgencias hoy. – Comentó la intensivista.
- Ya pensábamos que tú no llegarías a tiempo. – Reclamó Sinu.
- El vuelo se atrasó un poco, pero al menos lo logré.
Alejandro se mantuvo en silencio observando cómo ambas mujeres seguían discutiendo sobre el inesperado viaje de Camila.
- Y yo que pensaba que ya eras toda una neoyorquina y te habías olvidado del viejo Seattle...
- Que no. – Interrumpió. – Es sólo que con todo lo de la mudanza y el trabajo nuevo me ha quedado muy poco tiempo.
- Sin mencionar a cierta ojiverde. – Sinu enarcó las cejas.
Las mejillas de la morena se tiñeron con un leve rubor el cual intentó ocultar al llevarse una copa de vino tinto a los labios.
- Déjala mujer. – Dijo Alejandro mirando a su esposa. – Estoy seguro que Lauren debe ser una buena chica, Michael siempre fue un hombre muy correcto.
- Quizás algún día pueda viajar contigo. – Apuntó Sinu.
- Por supuesto, ahora no ha podido venir porque justamente su padre está de viaje y ella ha tenido que tomar la jefatura provisoria del departamento de anestesia del hospital.
- Ya ves... Nada de qué preocuparnos. – Sonrió Alejandro.
Sinu se sirvió otra copa de vino mientras Alejandro revolvió su taza de café cargado que tenía entre sus manos.
- ¿Lauren sabe lo de...
- Sinu... - Interrumpió Alejandro.
- Lo sabe. – Dijo Camila con calma. – No hay secretos entre nosotras... Nos amamos y somos felices juntas, tal como somos.
- Lo pregunto porque no quiero que nadie más vuelva a dañarte...
- Lo sé mamá, pero realmente no hay de qué preocuparse... Lauren es increíble. – Sonrió.
Los cariñosos ojos de su padre le miraron haciéndole entender que él entendía lo que decía.
- Encárgate de tráele para la próxima vez. – Pidió el hombre. – Con tu madre tenemos muchas ganas de conocerle.
