La médico anestesista especialista en rescate y reanimación, Lauren Jauregui, ha decido comenzar una nueva etapa de su vida dejando atrás un oscuro pasado que sólo desea superar enfocándose en su trabajo en Alepo-Siria. En sus primeros días allí, y...
Lauren jugó nerviosamente con sus manos sobre la superficie del amplio escritorio de Harry Styles, el psiquiatra que había estado a cargo de ella durante la rehabilitación pasada. Ambos llamativos par de ojos se encontraron con sorpresa cuando el joven médico le recibió aquella fría mañana.
- Hola. – Murmuró.
- Hola Lauren... Tu padre me ha contado un poco de lo que estuviste haciendo en Siria.
El tranquilo tono de voz le hizo respirar hondamente antes de siquiera volver a pestañear.
- No hay palabras para explicar lo duro que es estar allí.
En silencio Harry afirmó con la cabeza para luego pasarse una mano por la barbilla.
- ¿En estos momentos te duele la zona de las heridas?
- No. – Respondió rápidamente.
- Lauren... Aquí no vale mentir, tú y yo ya sabemos las reglas de esto.
Apretando los dientes la anestesista se mantuvo mirando directamente a su médico tratante.
- Ya no estoy con dolor. – Explicó. – Pero han vuelto las crisis de ansiedad y el insomnio.
- ¿Hace cuánto que no consumes?
- Yo... - Se le cortó la voz.
- Sé que pareciera no ser la forma más sutil de iniciar esto. – Se tomó una pausa. – Pero ya nos conocemos... Y si no me lo dices ahora seguramente no dejarás de pensar en ello y las crisis de ansiedad aumentarán.
- Hace cuatro semanas.
- Vale. – Sonrió levemente. – Estoy seguro que aun recordarás muchas de las cosas que aprendimos la vez anterior.
- Es distinto cuando es dolor físico.
- ¿Sólo dolor físico?
La ojiverde dudó responder la capciosa pregunta.
- Lauren, las heridas duelen... Las personas sufrimos... Y nadie puede decir que es malo reconocerlo.
- No son sólo las heridas... - Reconoció. – Pero por ahora no quiero hablar de ella.
- Cuando sea el tiempo estaré dispuesto a que me lo cuentes.
