Capítulo 42.

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Cuando Evan terminó de vendar la herida operatoria, sus ojos color azul oscuro se dirigieron en dirección del monitor cardiaco donde los signos vitales de Lauren se habían estado controlando desde el inicio de la cirugía.

- Sigue hipotensa... Y no le puedo poner ninguna droga vasoactiva si primero no le volvemos a pasar por lo menos dos unidades de glóbulos rojos y de plasma fresco. – Le dijo el anestesista de origen latino.

- Iré ahora al banco, yo le donaré una unidad. – Murmuró el cirujano.

Aun con el sudor empapando toda la parte anterior de su ropa de quirófano Evan se pasó una mano por el rostro. Dos de las heridas habían sido mayormente superficiales, pero la tercera sí había atravesado hasta el pulmón de la ojiverde y había dañado una gran cantidad de vasos sanguíneos y parénquima pulmonar. Lo que más preocupaba al cirujano había sido la gran cantidad de sangre perdida durante la misma cirugía.

- ¿Quieres dejarla intubada? – Preguntó el hombre.

- No lo sé... - Murmuró Evan. – No quiero aumentar el riesgo de que haga una infección por quedarse conectada al ventilador mecánico... Pero no puedo dejar que ése pulmón siga dañándose.

- Podemos intentar con un par de días.

Tensando su mandíbula el griego enarcó sus pobladas cejas en respuesta de la propuesta por parte del anestesista.

- Tendrás que dejarle una bomba de infusión continua de Midazolam y Fentanilo. – Comentó Evan.

- Eso lo puede manejar mejor la Dra. Cabello.

Acercándose aún más, Evan tocó con el dorso de su mano una de las mejillas de Lauren que estaban tan frías que con sólo aquello su preocupación aumentó aún más.

- Intenta hacer algo para que no sufra una hipotermia. – Pidió el cirujano.

Caminando hasta la salida del quirófano, intentó no volver a girarse para detallar la cantidad de sangre que ahora empapaba en suelo del lugar. Él estaba acostumbrado a la escena, llevaba años de su vida dedicados a la cirugía de trauma, pero no podía negarse a sí mismo lo preocupado que estaba por Lauren. Quizás la relación que existía entre ambos no fuera tranquila, ni tampoco fueran tan cercanos, pero seguía siendo su colega, una vida que luchaba por ayudar a otras vidas, tal como él lo había decido al pisar por primera vez un hospital.

Sus pies se detuvieron ante la puerta que le llevaría al pasillo donde Camila estaría esperando para hablar con él. Se había encontrado en aquella misma situación cientos de veces, pero aquel día Evan sabía que lo que le aterraba era enfrentarse a los desesperados ojos de su amiga al tener que decirle que su pareja seguía grave.

En el fondo lo sabía, toda la situación le recordaba el peor día de su vida, el día en que Elena había perdido la vida debido al bombardeo en el lugar donde la anestesista estaba trabajando junto a los White helmets... Elena...

En el momento en que atravesó la puerta sus ojos color azul oscuro se encontraron con los marrones de Camila quien para aquel entonces ya llevaba un vendaje sobre su ceja que había necesitado ser suturada.

- Ella... - Dijo la morena casi sin voz.

- Sigue grave. – Respondió rápidamente. – Tenía dos heridas superficiales y otra que llegaba hasta el parénquima pulmonar, Camila... Ha perdido muchísima sangre, pero me he asegurado de reparar todo. Por ahora tendremos que dejarle intubada para evitar que las suturas se vean forzadas, además necesitará mucha rehabilitación respiratoria.

Strangers in the night. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora