Capítulo 04

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Natalie y Rick me observan con rostros pálidos, sonrío de lado pues parece que hacer algo más es misión imposible, abren su boca pero no hablan, ¿Por qué no dicen nada?, mis ojos pesan y pestañeo, una, dos, tres veces seguidas, ¿por qué no puedo mantener los ojos abiertos.

—¿Ha despertado? –escucho preguntar a alguien apresurado antes de que todos vuelvan a guardar silencio.

~~~

—Mierda –alguien dice con voz ronca y a mí me duele la cabeza, abro los ojos y encuentro el rostro asustado de Natalie.

—¡Está despierta! –grita y gruño cerrando los ojos ante el dolor, —no, no, no, no, no hagas eso de nuevo, no puedes desmayarte de nuevo –exige y abro los ojos a prisa, ¿desmayarme de nuevo?

—¿Qué ha pasado? –cuestiono enderezándome a prisa, cayendo en cuenta entonces que estaba acostada, ¿en donde estaba acostada?, miro el sillón de piel en el que estoy sentada, ¿Dónde he visto este sillón antes?, cierro los ojos intentando hacer memoria, ¡la oficina del presidente!, recuerdo, esperen, ¿qué?, mis ojos se abren y recorren el lugar a prisa, Natalie y Rick son los únicos presentes y me miran como si esperaran que me desmayara de nuevo, o al menos eso es lo que ella dijo, —¿Qué estoy haciendo aquí?

—¿No recuerdas lo que pasó? –cuestiona Rick, sacudo la cabeza, intento recordar, yo llegando a la oficina, saludando a John, sintiéndome mal, entrando al elevador, escuchando un golpe, un grito y entonces... ¿Qué estoy olvidando?, levanto nuevamente la cabeza intentando entender que es lo que hago aquí, entonces lo recuerdo, justo antes del golpe, el grito y el dolor, el sobrino del presidente entrando, diciendo algo, que dijo, —¿Emy? ¿te sientes bien?

—¡Eso! –digo recordando lo que dijo, levanto la cabeza y ambos me miran más preocupados aún, él preguntó si me encontraba bien, —¿por qué estoy aquí? –repito la pregunta que más me preocupa.

—Te has desmayado en el elevador y Al... el presidente te ha traído a su oficina –explica Natalie, frunzo el ceño, pienso en lo que me ha dicho, ¿me ha traído aquí? ¿por qué me ha traído aquí cuando mi oficina está primero?, o mejor aún, ¿Cómo en el infierno me ha traído hasta aquí?.

—¿Me ha... c-cargado? –dudo temerosa, desmayarme ya era suficiente para sentirme avergonzada, haberle hecho que me cargase era más humillante que eso.

—¿De qué otra forma te ha traído hasta aquí sino es cargándote? –medito la respuesta de Rick despierta voces que intenté callar por años, todas diciendo maneras distintas de hacerlo y cada una haciéndome sentir peor, busco en la habitación el rostro de la ultima persona que quiero ver en el mundo y agradezco mentalmente cuando no lo veo, —no está aquí, ha tenido una reunión que no pudo cancelar y...

—¿Qué haces? –cuestiona Natalie cuando me pongo de pie de un salto, tomo su mano cuando siento como todo me da vueltas de nuevo pero la sensación solo dura unos segundos, —Emi, siéntate, el presidente nos pidió que...

—Quiero irme –digo y comienzo a caminar, ¡Genial!, me había humillado patéticamente el primer día en mi nuevo puesto con mi nuevo jefe!, casi puedo escuchar las próximas bromas sobre lo sucedido con las que me molestará de por vida, Rick y Nat caminan a mis espaldas intentando convencerme de detenerme y esperar, ¿Qué quieren que espere?, ¿que el sobrino del presidente aparezca y se burle de algo que ya conocía muy bien?, había dejado mi casa hace años para evitar eso, no volvería allí, recibo miradas curiosas de las personas mientras paso, ¿todas ellas saben lo que pasó?, "has sido cargada hasta la oficina del presidente, ¿aún lo preguntas?" siento mi frente y cuello sudar, escucho unas risas y me giro esperando que me señalen, pero mantienen su rostro pegado a las pantallas, ¿se están burlando de mí?, las voces aumentan, aprieto los puños, alguien pregunta si me encuentro bien, ¿acaso en realidad les importa?, la puerta de mi oficina aparece y cuando intento abrirla se encuentra cerrada, ¿Qué sucede?, hay risas, ellos se ríen, cierro los ojos, "por favor ábrete, por favor ábrete" pido mientras desesperadamente intento girar la perilla, ¿Por qué en el infierno no puedo abrir?, las risas aumentan, mi cabeza duele, —silencio, necesito silencio –una mano toma la mía deteniendo mi intento fracasado para abrir la puerta.

—¿Qué estás haciendo? –cuestiona Rick, entonces todos se callan, me giro para mirarlo, su ceño está fruncido con preocupación.

—Mi-mi oficina, no se abre –digo, miro a su lado a Nat que tiene lágrimas en los ojos, he visto esa cara antes, muchas veces a causa mía, entonces comienza a ser claro, miro alrededor, algunas personas me miran y cuando se percatan de que me he dado cuenta se girar fingiendo estar haciendo su trabajo, mi mirada baja a mis manos y noto la sangre en ellas, miro a mis espaldas entendiendo porque la puerta no ha querido abrirse, esta no es mi oficina, lo fue antes, pero ahora no lo era más, cierro los ojos sintiendo ganas de llorar por haber caído nuevamente entonces Rick me rodea con sus brazos arrastrándome hasta su oficina.

Ellos están en silencio, dándome tiempo para digerir el hecho de que los ataques han vuelto, ¿y tenía que ser precisamente en público?, "pudo ser peor" escucho hablar a mi subconsciente, ¿enserio? ¿Cómo?, "pudo haber sido frente al sobrino del presidente", dejo salir el aire, eso es cierto, ya era suficiente con lo que pasó en el elevador como para darle más material para sufrir humillaciones, escucho un par de voces detrás de la puerta y un "buenas tardes presidente" que hace que me tense, miro a Rick justo cuando la puerta suena.

—Dile que no estoy aquí –pido y me mira con ojos abiertos, como si estuviera loca por pedirle que le mienta al jefe, pero no quiero verlo, ¿a que viene sino es a burlarse de mi?, sacudo la cabeza, —por favor Rick, por favor –mi voz advierte mi estado mental, es débil e inestable, Nat nos observa y se pone de pie, camina hasta la puerta y ambos miramos con miedo, yo de que le diga la verdad, él de que le mienta.

—¿Ella está bien? –le escucho preguntar y siento la mirada de Rick sobre mi confundido, "estamos en el mismo barco Rick" pienso.

—¿Cómo? –cuestiona igual o más confundida ella.

—Emilia, ¿ella se encuentra bien? –repite él.

—Oh... si, ella... si –llevo mis manos a mi rostro.

—Eso es bueno –dice él, y casi parece que realmente le tranquiliza saberlo, hay un silencio de algunos segundos entonces él vuelve a hablar, —ha dejado esto en mi oficina –levanto el rostro, ¿he dejado qué?, observo mis pies con miedo de haber dejado el zapato pero no es así, llevo incluso también mi saco, ¿Qué he dejado allí?, Nat agradece y entonces la puerta se abre, ella entra y lo veo en sus manos, ¡mi bolso!, cuando me lo entrega comienzo a buscar en él, allí tengo la solución, ¿pero dónde...

—¡aquí esta! –saco el pequeño frasco de pastillas blancas, Rick se pone de pie a prisa en busca de agua y en segundos lo tengo frente a mi, tomo la pastilla y bebo toda el agua, —gracias –murmuro, y no solo agradezco por el agua, sino por a pesar de ser una loca seguir siendo mis amigos, cuando levanto el rostro noto como dejan salir todo el aire que contenían, una sonrisa se dibuja en el rostro de Nat y Rick se lanza a mi lado pasando su brazo por mi hombro.

—Enserio Emi, yo te amo, pero si vuelves a hacerme esto voy a dejar de hablarte –bromea y rio codeando su costado.

—¿Quién entonces sería la amiga que te consiga citas? –cuestiono y ellos ríen, saben que estoy de vuelta.

||Bésame Alan||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora