Capítulo 16.

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—¿Voy vestida de forma adecuada para la reunión? –cuestiono finalmente después de unos diez minutos de conducción en silencio, él lleva su habitual traje lustre y zapatos costosos.

—¿Cómo? –pregunta mirándome como si acabara de salir de sus pensamientos, sonrío.

—Pregunto si voy vestida de forma correcta, no quiero avergonzarte –digo y me mira, como, realmente mirarme, con lentitud y apreciación, una sonrisa se dibuja en sus labios y asiente.

—Sí, vas de forma muy correcta –asegura y muerdo mis labios intentando disimular la sonrisa, él ni siquiera utilizo el habitual "luces hermosa", ¿por qué siquiera me emociono?. Gira entrando a una calle de residencias y nos dirigimos a la última de la cuadra, coloca su dedo en la pantalla de cristal y se escucha "el click" de la puerta siendo desbloqueada, observo alrededor con el ceño fruncido y me tenso cuando leo "Potter" en la placa de la puerta.

—Creí que esto era una reunión de trabajo –digo y sonríe.

—Todas las reuniones de la familia son de trabajo –asegura y de pronto me encuentro nerviosa, ¿voy a conocer a su familia?.
La residencia es al menos tres veces del tamaño de la de mis padres, y eso es decir mucho pues la residencia Harrison es la más grande de nuestra cuadra, hay enormes árboles y esculturas en todo el camino, —el abuelo siempre ha sido amante del arte –dice cuando nota mi escrutinio por las tierras, —y aunque se niega a admitirlo creo que tiene cierta fascinación por traumar a los niños que vienen aquí –lo miro confundida y sonríe, —por las noches, este lugar es terrorífico –río ante la imagen en mi mente.

—¿Infancia destruida por hombres de piedra? –cuestiono y niega.

—Infancia destruida por la historia de medusa recorriendo estos lugares en busca de presas –suelto una carcajada sin poder evitarlo y cubro mi rostro cuando me doy cuenta de eso, él ríe y retira mis manos justo cuando nos detenemos frente a la enorme construcción, sus ojos se encuentran con los míos y noto un brillo extraño en ellos, abre su boca para decir algo pero parece arrepentirse y deja libres mis manos, —llegamos –dice y mi puerta es abierta por un chico, me tiende la mano para ayudarme a salir y agradezco, cuelgo mi bolso en mi brazo y camino hacía Alan que espera por mí, pone su palma hacía arriba y yo la mía sobre ella entrelazando nuestros dedos, escucho el auto arrancar a nuestras espaldas y entonces comenzamos a caminar.

La puerta principal está abierta, hay música de violines escuchándose desde algún lugar en la casa y algo dentro de mí se remueve con ansiedad, él parece notarlo pues aprieta ligeramente mi mano y logra relajarme.

—¡Miren quien acaba de llegar! –alguien a nuestras espaldas grita y yo salto haciendo a Alan sonreír, nos giramos para encontrar a una castaña más baja que yo sonriendo de oreja a oreja, luce un poco familiar y cuando corre en dirección al chico a  mi lado que la abraza y la hace girar en el aire sé que se trata de su hermana, —creí que no vendrías –dice y me mira, sus ojos se abren y sonríe ampliamente, —¿es ella? –cuestiona y él ríe sacudiendo la cabeza.

—¿Dónde está mamá? –ignora su pregunta y ella me mira a mí.

—¿Tú eres la chica? –cuestiona y abro la boca para decirle que no sé a qué se refiere pero Alan me gana.

—Marissa, ¿Dónde está mamá? –pide él y ella suspira.

—En el patio trasero con todos –dice y me mira de nuevo, su mirada me recorre de pies a cabeza y asiente, —me gusta –dice y se gira desapareciendo, frunzo el ceño y me giro para verlo.

—Lo siento por eso, ella algunas veces no sabe cuándo dejar de hablar –dice y sonrío negando, mira hacía el lugar en donde se fue y después me mira a mí, su sonrisa se ha ido y ha sido sustituida nuevamente por el ceño fruncido, mis manos pican por subir y relajar su frente pero me contengo.

||Bésame Alan||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora