Capítulo 30. Epilogo

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—¡Date prisa Em! –gruñe Nat desde la parte baja de casa y ruedo los ojos, miro nuevamente mi reflejo en el espejo y asiento complacida, tomo mi bolso y mis llaves y me apresuro a bajar, —¡vamos a llegar tarde y será tu culpa! –se queja y río.

—Actúas como si fueras el novio –me burlo y me empuja haciéndome reír de nuevo, Kyle, el novio de Nat me saluda y sonrío en respuesta, abre la puerta para mí y después para su novia para correr hacía el lado contrario del vehículo y subir.

—Entonces aquí vamos –murmura y el coche avanza, mi celular suena y sonrío cuando el rostro de Alan aparece.

—¿Ya se fue el novio? –cuestiono y ríe.

—No, pero está entrando en estado de pánico –bromea.

—¡ESTO NO ES DIVERTIDO! –escucho a Rick quejarse y río.

—Dile que vamos en camino, llevo los anillos conmigo así que solo pídele que respire –indico.

—¡MUEVE EL TRASERO Y DATE PRISA O VOY A MATAR A TU NOVIO AQUÍ MISMO! –protesta y aunque no puedo evitarlo río.

—Novio, fue un placer conocerte –me  burlo y escucho a Rick maldecirme, Dios, ¿ese humor era a causa de su boda?, —te veo en un rato, te amo.

—Te amo –dice y la llamada termina, el edificio donde la boda será aparece frente a mis ojos y escucho como Nat respira de nuevo, ruedo los ojos, solo me he demorado cinco minutos, ¿por qué todos actúan como si estuviera retrasada por treinta años?, no era mi culpa que decidieran cambiar la fecha de la boda y avisarme cinco minutos antes, vale, no cinco minutos, cinco horas, pero, ¿saben lo que son cinco horas cuando tienes que buscar el mejor vestido de dama de honor para la boda de tu mejor amigo?, exacto, nada.

Hacía cinco meses que Rick y Simon, el policía que vivía frente a la casa de su hermana se habían comprometido después de dos años de relación, e inmediatamente habían comenzado a planear su boda, la fecha estaba prevista para dentro de dos meses el día de su aniversario pero habían decidido hacerla el día de hoy, ¿la razón?, no soportaban esperar más tiempo, sacudo la cabeza, Alan y yo teníamos el mismo tiempo juntos y nos encontrábamos muy bien con la situación, "¿lo estas?" se burla mi subconsciente pero sacudo la cabeza ignorándola, hacía un año que el señor Potter, su tío, había muerto, todas las responsabilidades económicas se las pasó en su mayoría a él, pedirle que pensara en algo más que lograr entender todo lo que sucedía hubiese sido egoísta de mi parte, nuestra relación estaba yendo de maravilla, no puedo pedir nada más, al menos por ahora, el auto se detiene y todos bajamos.

—¿En qué sala dijeron que estarían? –pregunto mientras corremos hacía la entrada.

—En la 4 –dice Nat y asiento adelantándome, después de todo era yo quien traía los anillos, encuentro el numero 4 colgado en la entrada y paso a prisa deteniéndome de golpe, la sala está sola a excepción de Rick, que se encuentra sentado con la cabeza entre sus rodillas y... ¿llorando?, "no, por favor que no sea lo que estoy pensando, que no sea lo que estoy pensando" pienso mientras camino hacia él.

—R-Rick –murmuro, él levanta su cabeza, hay lágrimas en sus ojos que me hacen querer llorar, —¿Dónde están todos? ¿Dónde está Simón? –cuestiono.

—No... no habrá boda hoy Em –murmura y mi garganta se cierra, ¿es mi culpa? ¿por tardarme tanto? ¿se ha desesperado y se ha ido?

—¿De que hablas? ¿Cómo que no habrá boda? –su mano se eleva y señala a mis espaldas, me giro y jadeo llevando mis manos a mi rostro, las lágrimas que contuve comienzan a salir, Nat, Simon y Kyle sostienen un letrero que dice, "No hay boda porque esto es una proposición" justo detrás de Alan quien se encuentra sobre su rodilla con una caja que lleva dentro un anillo de brillantes.

—Emilia Elizabeth Harrison, he estado enamorado de ti desde la primera vez que te he visto reír a pesar de que todo lo que querías era hacer llorar, por eso te pido aquí –su mano libre va detrás de su espalda y muestra un cuadro de su tío, —frente a todas las personas que te aprecian –dice y un sollozo escapa de mis labios, —que me des todos los días que la vida te permita para poder asegurarme de que las risas nunca te falten, y las lágrimas que no sean de felicidad jamás sean necesarias –hay un suspiro entre los presentes y no es mío, río, —Emilia, ¿me harías el honor de convertirte en mi compañera de vida, mi esposa? –mi mirada corre hacía los chicos detrás de él y me sorprende ver a Rick con ellos, ¿Cuándo se ha ido hacía allá?, "¿realmente importa eso ahora?" río y sacudo la cabeza en negación, todos se quedan quietos y entonces entiendo como se ha visto eso, mis ojos se abren y miro a Alan que está mirándome confundido.

—Si, si quiero, si quiero, si quiero –aseguro y él sonríe, todos comienzan a aplaudir y él se pone de pie, coloca el anillo en mi dedo y me lanzo a sus brazos.

—Creí que acababas de rechazarme –dice y río, abro la boca pero él me gana, —vas a decir que lo sientes, ¿no es así?

FIN.

||Bésame Alan||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora