||Bésame Alan||

Capítulo 26.

           

Las puertas del elevador se abren y  camino hacía mi oficina, tomo la carpeta que Rick ha dejado para mí y me giro de nuevo caminando hacía la sala de reuniones, todos los editores de las diferentes columnas se encuentran presentes.

—Buenos días –saludo mientras camino hacía la delantera, mi mirada busca a mi mejor amigo y secretario que levanta su pulgar en aprobación, sonrío, —¿y el señor Potter? –pregunto al no ver a Alan en la sala, Eli abre su boca para responder pero el hombre hace acto de presencia en ese momento, sonríe en disculpa y camina hacía la silla a mi lado, —bien, ahora que estamos todos comencemos con las propuestas –los dos encargados de la edición de la portada se ponen de pie, las propuestas son buenas, son de temporada, son elegantes y de interés, y elegir entre una de ellas no es sencillo, cuando las presentaciones terminan me giro para mirar a Alan que está mirando su teléfono, me aclaro la garganta llamando su atención y sonríe cuando me mira.

—¿Si?

—Bueno, nos gustaría escuchar su opinión al respecto –digo y él frunce el ceño, señalo las portadas a mis espaldas y asiente.

—Oh si, son buenas –y levanta sus pulgares en dirección a los chicos encargados, ruedo los ojos e ignoro las risitas de Rick.

—¿Cuál escogería usted? –él mira de nuevo las portadas y suspira.

—Como dije antes, ambas son buenas –repite, estoy por molestarme por su falta de participación cuando continúa, —creo que tiene todo lo que representa a la revista, clase, elegancia, interés, pero si me preguntan cuál compraría yo al ver en el aparador, sería la de letras azules, esos son los colores de la temporada, las chicas compran por moda, los chicos compramos por familiaridad, si ellas compran la revista nosotros lo haremos porque recordaremos haberla visto, es así como funcionamos –indica y sonrío, suspiro y miro de nuevo hacía nuestros acompañantes.

—Bien, supongo que la decisión está hecha, necesito que me manden las correcciones en la semana y los temas para pasarlos, tenemos que tenerla lista para el viernes –ellos hacen sus anotaciones y cuando terminan se ponen de pie, —gracias a todos por venir –me despido y los observo salir, me giro para mirar a Alan pero sigue mirando su celular, suspiro y me pongo de pie, sé que había sido yo quien había pedido que nos comportáramos de forma profesional pero vamos, esto era un poco grosero.

—Con permiso –digo y me giro saliendo de la oficina, espero un par de segundos fuera por él pero no aparece, dejando salir el aire decido no darle importancia y camino directo hacía la oficina.

—Em, te buscan en recepción –dice señalando el piso de abajo y suspiro, le entrego la carpeta y me dirijo hacía el elevador, justo cuando las puertas se cierran veo a Alan aparecer, abre su boca pero antes de que pueda decir algo el elevador está en movimiento. Cuando las puertas del elevador se abren salgo y camino hacía el escritorio de la chica de administración.

—Hola –saludo y ella sonríe.

—Hola –responde y vuelve su atención al monitor, aprieto mis labios y miro alrededor.

—Me dijeron que me buscaban –informo, me mira y frunce el ceño.

—¿Aquí? –Asiento, —que raro, no ha venido nadie ahora, tal vez fue un error, lo siento –suspiro y sacudo la cabeza.

—Está bien, gracias –sonrío en despedida y regreso al elevador, tarareo la última canción que escuché en el auto mientras regreso al piso, Rick no se encuentra en su escritorio por lo que tomo mi carpeta y me dirijo hasta mi oficina. Mis ojos se abren cuando abro la puerta al notar el lugar lleno de pequeños ramos de flores, no, no cualquier flores.

—Tulipanes –dice una voz a mi espalda rodeándome en un abrazo, sus labios tocan mi cabello, —tus favoritos –abro la boca pero no emito palabra, él toma mi mano y me hace entrar cerrando la puerta detrás de nosotros, —son treinta, la misma cantidad de días que hemos estado saliendo juntos –lo miro incluso más sorprendida y sonríe mientras me atrae contra él para besar mis labios, —feliz aniversario Em –sus labios toman los míos con dulzura y delicadeza, haciéndome suspirar y gemir en protesta cuando se aleja, —ahora si debería volver al trabajo –dice y sonrío.

—Bueno, definitivamente no habrán treinta ramos de tulipanes en tu oficina –digo haciéndolo reír.

—¿Sabes que es lo que más me pesa? –cuestiona mientras acaricia mi rostro, niego, —que no habrá una Emilia allí –su línea es simple y nada sorprendente, pero mi cuerpo no lo ve así y casi se derrite ante ella, —¿comemos juntos? –cuestiona y asiento.

—Por supuesto –sonríe y me besa de nuevo, suspira y se gira para salir, meto la mano hacía mi bolso y lo llamo antes de que salga, me mira confundido, camino hacia él y le entrego el sobre, —feliz aniversario –digo con altanería, me da una mirada curiosa, —¿realmente creíste que olvidaría el día en que casi te... -su mano cubre mi boca y comienzo a reír.

—¿Debí pedirles que rosearan algún tipo de suero de amnesia en las flores? –cuestiona con fingida irritación.

—Perdiste tu oportunidad –me burlo y le muestro la lengua, rueda los ojos sin poder evitar la sonrisa.

—¿Por qué estoy enamorado de ti? –cuestiona y río pasando mis manos por su cuello y acercándome a él de forma seductora, puedo notar su cuerpo tensarse, su mandíbula contraerse y su respiración atascarse.

—Porque soy condenadamente irresistible –repito sus palabras y lo beso, lo siento sonreír mientras lleva sus manos hacía mis caderas y muerdo su labio cuando sus manos ahuecan mi trasero, —esto es acoso laboral Director –bromeo haciéndolo sonreír.

—Te veo en tres horas Editora en jefe –murmura antes de salir.

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Mi teléfono suena anunciando un mensaje justo cuando  estoy poniéndome de pie, tomo mi bolso y el nuevo aparato electrónico y cuando estoy por ver el texto la puerta se abre.

—¿Por qué no respondes mi mensaje? –cuestiona Alan y sonrío.

—Estaba por hacerlo –digo señalándole el artículo en mi mano y rueda los ojos.

—¿Estás presumiéndome tu nuevo teléfono señorita Harris? –cuestiona y sonrío.

—Oh claro, porque el mío puede hacerle competencia a tu super iPhone –me burlo con sarcasmo y ríe, toma mi mano y me acerca a él besando mis labios.

—Em, lo más valioso dentro de ese pedazo de plástico soldado son tus fotos –dice y sonrío besándolo de nuevo.

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