Sr. y Sra. (2/2) ♥

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Narradora:

A las seis con treinta, Alex se estaba peinando, ya se había aseado. Sara sabía todo, ella se sentía feliz por los dos. Y quizá, un poquito celosa, ella aún estaba soltera, su mate es un tena complicado. A sus cien años éste nunca había aparecido.

—Sara, te agradezco todo esto.

—Es un gusto hacerlo, más si es para mi hermano.

Sara lo amaba, de él había aprendido casi todo. Le enseñó a defenderse, a leer, a escribir, e incluso, él tuvo que hablarle sobre el periodo. Conclusión, ella lo admiraba por su valentía y perseverancia.

Pero no conocía como era en realidad, claramente él mostraba otra personalidad con su hermanita.

Lucky, por otro lado, estaba cantando frente al espejo.

—¡Why'd you only call me when you're high?!

Zoe, su madre, ya se había ido con su nieto, Matt.

Lucky mientras se movía raramente, pensaba en el millón de cosas que le podía pasar. Qué ella le dijera que no, que saliera corriendo, le tiraría cualquier cosa a la cabeza, que lo golpeara y un sin fin de cosas. O sea, estupideces.

Alex era una caja de sorpresas, siempre salía con algo nuevo.

—¡Alex Turner, te amo!— Lucky era un fanático, incluso más que Alex.

Espera...— pensó—, Wattpad me necesita.

Y sí, Lucky en secreto tenía Wattpad, donde guardaba historias de romance y novelas juveniles, todo un romántico empedernido.

También en su oficina guardaba libros como Hush, Hush, Yo antes de ti, Bajo la misma estrella, La chica del tren, Relatos de una mujer borracha, y muchos más. Los había leído y releído, se los sabía.

(N/A: Relleno *cof, cof*)

Lucky a las siete empezó a arreglarse, escogió su corbata, se peinó y se perfumó.

Y a las ocho en punto...

Lucky PDV.

Esperé apoyado en mi auto, un Lamborghini Aventador negro.

Estoy esperando fuera por bella princesa”

Visto a las 20:00 P.M

“Ya voy, lindo auto. Me encantan los lambo ;)”

Guardé mi celular en el bolsillo de mi pantalón negro al instante que Alex salía por la puerta.

Estaba hermosa, tenía un vestido azul que resaltaba sus curvas. Su pelo tenía ondas y otras cosas.
Sonreí.

—Estás guapísima.— Dije cuando estaba a mi lado.

—Y tú igual.

—Ay, gracias, estoy guapísima.

—Guapísimo.

La tomé por la cintura y la besé en los labios.

—Tienes labial.— Limpió con su pulgar mis labios.

La rechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora