Hatenns

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Capítulo seis

   Mis ojos se encontraba rojos e hinchados por tantas lágrimas y sangre derramadas en un día, pareciera que se convirtieron en dos manzanas grandes y rojas, nada más que aquellas manzanas no contenían nada de jugo para poder exprimir. Había dejado de llorar, ya que la sangre quemaba mis ojos y en vez de llorar por lo que pasó esa tarde, terminaba llorando por dolor.

Irónico, lloraba por el dolor de mis lágrimas.

Kim y Maggie se encontraban acurrucadas a mi costado, solo deseaba poder dormir como lo hacían ellas. Pues si tenía sueño, estaba muy cansada, pero no podía cerrar mis ojos y relajarme, no después de todo lo que pasó hoy.
Busqué en mi ordenador enfermedades que se compararan con las cosas que me sucedían, pero no había nada específico. Aún así, encontré un blog de una persona, "La enfermedad imposible" se llamaba aquella página. Me dió curiosidad saber de qué se trataba, pero cuando iba a poner play mi padre entro con una bandeja de comida en sus manos, cerré de un golpe mi ordenador.

   —Aquí tienes tu comida, que lo disfrutes —y se fue.

¿Es todo? ¿Qué lo disfrutes? Sin duda estaba enojado conmigo. Mmh no lo culpo.

Comí mi cena en silencio y sola, hasta que me llegó una videollamada de parte de mis amigas en mi celular.
    —Hola chicas.
     —Hola ¿Cómo estás?
     —Bien... mejor —en realidad no lo estaba.
     —Mad en serio lamento mucho haberle dicho a tu madre sobre el lago, no sabía que tu madre no estaba enterada de que habías asistido.
     —No te disculpes Kels, tu no sabías, yo nunca te conté lo que había pasado, lo lamento.
     —Esta bien, pero aún me siento mal por haber caído tan bajo, todo es mi culpa.
     —No Kelsey, tranquila no tienes la culpa de nada, todo es mi culpa, no debí haberle mentido a mis papás, porque al final después de todo, creo que lo que me pasa esta empeorando.
     —Diablos Maddie, bueno mañana te acompañaremos al Hospital ¿Qué dices?
     —Me parece genial que vayan, pero no me parece genial ir.
     —¿Por qué no? Debes ir Maddie, es serio.
     —Lo sé, pero... ¿Y si me envían a un manicomio? —les lanzé mi gran temor— ¿O si me internan?
     —No harán eso Maddie, tu no estas loca, solo un malestar... neural o nasal.
     —Es lo mismo...
     —Cállate Tracy, no sirves para dar
consejos —Kelsey le retó.
    —Lo lamento...—se disculpó Tracy.
     —No se qué decirle a mis padres para convencerlos de no ir.
     —No contamos con ello, no te ayudaremos, porque eres nuestra amiga y queremos que estés bien.
     —Chicas...
     —Ve al hospital. ¿Puedes? Es importante para ti, además mira tal vez, si lo controlan lo que tengas lo más antes posible puede ser mejor —Kelsey junto sus manos en forma de ruego.
Me quedé en silencio unos segundos hasta que dije:
    —Esta bien, pero lo haré por ustedes y por mis padres, no por mí.
     —Eso está mal, pero igual me pone contenta que quieras ir por alguna razón, eres testaruda —sonrió.
     —Corrección, no quiero ir, lo hago por conveniencia.
     —Corrección por dos, tu mientes, tienes una mínima intención de ir, quieres saber lo que te sucede, eres muy curiosa en estos casos y lo sabemos —dijo Tracy.
    —¿Y si les digo que no? Y que en realidad tengo miedo de saber que me sucede. Preferiría no saber.
     –Oh Mad, no temas, todo saldrá bien y si por alguna razón algo sale mal, obviamente lo entenderemos y estaremos para tí, acompañándote. Aparte, como dije, puede ser algo que si no lo tomas ahora tal vez después sea demasiado tarde y te arrepentirás.
     —Confío en ustedes.
     —Y nosotras en ti —y así es como mis amigas me convencen de todo, siempre les cuento mis problemas y ellas me ayudan, pero últimamente no estuve siendo fiel con ella, no les conté todo...

El Reino Hatlas -En edición #RedQueenAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora