Jaxon Lawrence

Capítulo 40: ¿Dónde está Zoe?

Capítulo 40: ¿Dónde está Zoe?

Narra Jaxon:

Mi dolor de cabeza aumenta y el saber que estoy encerrado me frustra más. Cambio de canal con el control remoto más no logro encontrar nada que pueda distraerme del aburrimiento que siento.

Escucho la risa peculiar de Emma por lo que me pongo de pie.

- ¡Jax! - exclama ella bajándose de los brazos de mis brazos de Aaron y viene corriendo hacia mí.

- ¿Dónde estabas enana? - pregunté mientras la cargaba sobre mi espalda.

- Mami y papi me compraron muuucha ropa - responde con una sonrisa. Entonces escucho la puerta cerrarse y veo a un ogro con rostro de mujer acercarse.

Kelsey.

Pongo a Emma en el sillón y me siento a su lado, Aaron me despeina el cabello sentándose justo a mi lado.

- Me sorprende que no hayas querido escaparte - oigo la voz de mi madre. Entorno los ojos mirándola minuciosamente.

- ¿Para que esta vez me quites hasta el cepillo de dientes? No gracias - me cruzo de brazos.

Mamá y su estúpido castigo de mantenerme encerrado en casa, cuando supo que lo que pasó, pegó el grito al cielo, tuve suerte de poner a papá de escudo humano o de seguro no estaría vivo para contarlo.

No ha dejado que saliera de casa por lo que intente escaparme una que otra vez... Sin imaginar que tenía cierto método guardado bajo la manga, la primera vez que salí a escondidas de ellos, me quitó mi móvil, la segunda, mi laptop y para la tercera preferí regresar antes de que se enterara o me quitara hasta los calzoncillos que llevaba puesto.

Y entonces fue así que mi pobre vida se volvió aún más desgraciada, era estúpido lo que hacía. No podía castigarme de por vida ¡Ya no era un jodido niño! Pero al parecer ella aún no lo entendía.

- Te lo mereces Jaxon, y espero que aprendas que a golpes no se resuelven las cosas - bufé al mismo tiempo que Aaron, para lo cual Kelsey nos lanzó una mirada asesina a ambos - ¡Deberías ser tú quien lo corrija! - chilló ella y Emm comenzó a reír - ¡Ash pero todos aquí me sacan de quicio!

- Amor, tú sola te sacas de quicio - en un pestañeo tenía a mis padres entrelazados entre arrumacos por lo cual decidí que era momento de salir de allí y no dejar que las cosas se pusieran incómodas.

- ¿A dónde vas? - gritó mamá, puse los ojos en blanco.

- A esperar a Mason, debo hablar con él -subí rápidamente a mi habitación y solo esperé a que él llegara y trajera buenas noticias.

Después de varios minutos sin una mierda para hacer, escuché el timbre de la casa, y posteriormente oí sus pasos acercarse. Abrí la puerta indicándole que entrara, la gran caja que traía entre manos parecía pesarle y era gracioso verlo así.

Mason la tiró con brusquedad hacia mí y la cogí en un movimiento veloz.

-Hey ten cuidado – digo colocando la caja rosada por debajo de mi cama.

- Es la última vez que hago este tipo de cosas por ti - estornuda haciéndome reír. Por lo visto anda de muy mal humor.

- Oh vamos Mason, no es tan malo como parece - me fulmina con la mirada y camina hacia la ventana de mi habitación como si estuviese viendo que no haya nadie cerca - ¿Averiguaste algo?- pregunto poniendo serio y regresamos al tema que nos incumbe.