Capítulo 3

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Mi mirada se encontraba perdida en él techo de madera de mi dormitorio; él numero ciento cincuenta y tres.

No podía olvidar lo que había pasado en él gotcha después de clases. Habíamos terminado de ponernos los trajes sobre la ropa y abrimos la puerta que nos había indicado la señora gorda, un camino de paredes blancas con humo se extendía delante de nosotros; tomamos nuestras armas de pinrura y nos dispusimos a salir, los tres eramos de un mismo equipo y afuera podían haber cientos tratando de llegar al segundo piso, donde estaba la bandera que te hacía ganar si lograbas llegar a tu puerta y salir de allí con la bandera y sin una mancha en tu traje, lo malo era que solo tenías una hora para salir sino anunciaban a tu equipo por las bocinas del lugar para informarte de que habían perdido.

Salimos en una formación espalda con espalda para cubrirnos recorrimos los pasillos del lugar sin mucha dificultad y descalificamos a un equipo completo. No parecía haber muchos y eso nos daba más oportunidades de ganar, hasta que nos topamos con una persona sola y alta que acabó con nosotros antes de que pudiéramos reaccionar; en cuanto vio que no había nadie al rededor se quito él casco, dejando al descubierto unos ojos negros y oscuros que me miraban curiosos, y una cabellera larga que casi le llegaba a la espalda baja, me miraba a mi solamente.

Sin previo aviso corrió en dirección contraria a nosotros, todavía no se ponía él casco por lo cual podía ver como su cabello rebotaba y balanceaba a sus espaldas; era una chica hermosísima.

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