Él timbre sonó y todos salimos, apenas divisé a Cal entre la muchedumbre me pegué a él, investigaríamos a Amber.
Definitivamente era rara, a medida que caminaba no cruzaba palabra con nadie, hicimos una lista de lo que hizo en todo el día que pasamos siguiendola pero nunca hiza nada realmente extraño. Esta era nuestra lista:
1 pasó a la heladería por un helado de zarzamora (nunca habló con él encargado, solo le entregaron él helado).
2 fue al parque Beth - un parque abandonado - se sentó en una banca a terminar su helado con la mirada perdida.
3 regresó a la escuela por un cuaderno negro con una estrella hecha con triángulos, blanca.
4 fue a los dormitorios y se metió en su habitación la 115. Al parecer no tiene compañera de cuarto.
Ok, la última nota nos la pasó Tramy, la amiga de Brenda, hubiera querido entrar yo pero a los hombres no nos dejan pasar a los dormitorios de chicas sin un permiso.
Como no hizo nada más, regresamos derrotados a nuestras habitaciones, Cal se tumbó en la suya y yo en la mía, y enseguida llegó Uriel refunfuñando.
- no puede ser posible. Cal, Dany, ya no seguiré siendo él "perrito lame-faldas", no más.
- ¿de qué coños hablas, uriel? - lo siento mi expresión (la verdad es que no) pero estaba totalmente agotado y no tenía tiempo para esos berrinches.
- Brenda me dijo que yo era su perrito lame-faldas, - fruncí en ceño y corrigió - bueno si pero no, me dijo Tramy que ella le dijo a otra de sus amigas y la otra amiga se lo dijo a Tramy.
- sin comentarios. - respondió Cal desde su cama.
- bueno ¿y a ustedes que les pasó?
- ¿como que qué nos pasó? - pregunté sin mirarlo siquiera. - estuvimos todo él santo día siguiendo a Amber.
- y en vano. - a completó Cal.
- jaja, alguien de los dos está enamorado, si no es que los dos - se burló Uriel.
- no es eso, si quieres pensarlo, bien sino también. Pero a ti no te parece rara ¿o si? - pregunté mientras me incorporaba en la cama.
- algo, - se encogió de hombros sin prestarle atención. - digo, no habla mucho y no parece ser de por nuestro barrio - esa era nuestra expresión para decir que eramos huérfanos.
Alguien tocó la puerta en ese instante, como nadie iba me paré lentamente y caminé arrastrando los pies por él suelo de madera. Abrí la puerta y un chico que nunca había visto estaba parado frente a mi; vestía una blusa negra de maga corta y cuello v, unos jeans y tenis oscuros.
- ¿tu eres Daniel, de la clase 2-b? - su voz era estricta pero había algo amable.
- si. - respondí.
- necesito que vengas conmigo, por favor. - aunque parecía era claro que no era una opción, así que tomé una sudadera negra y me la puse.
- chicos me voy, no tardo. - grité por sobre mi hombro, obteniendo un "ajá" desganado por respuesta.
Él chico me condujo por los pasillos de los dormitorios hasta la salida trasera, ya eran las seis y cuarto, no debíamos salir a esta hora.
- viejo tenemos que estar adentro, son las seis y cuarto.
- no te preocupes, - dijo sacando un papelito doblado de su bolsillo y alzándolo para que lo pudiera ver. - tengo un permiso firmado.
No insistí más y dejé que me alejara de los dormitorios, empecé a sentir una inquietud por este chico, nunca lo había visto antes y no lo Conocía, no le presté atención y lo seguí.
Llegamos a la boca del bosque que esta a tres manzanas de la escuela, algoe picaba en la nuca pero aún así seguimos adentrándonos en el; de vez en cuando me dirigía una mirada discreta solo para saber si todavía seguía detrás de él. Llegamos a una parte donde no había mucha luz y se escuchaban algunos animalillos por ahí, se volteó a de detrás de él salió una sombra algo pequeña que se colocó a su lado.
La sombra estaba cubierta por una capucha larga y negra que ocultaba su rostro, de ese hueco oscuro salían mechones de cabello negro así que era una chica. De la capa salieron dos manos pálidas con un metal en su mano, él cuchillo estaba adornado con una piedrecilla roja en la punta del mango donde ella lo empuñaba peligrosamente; traté de correr pero mis piernas no se movían, estaban plantadas en él suelo, mi corazón iba al mil por hora y juraría que se podía escuchar hasta las afueras del bosque.
Que estúpido había sido al haber ido solo con un chico que no conocía a una hora muy tardía y a un sospechoso bosque. La chica se acercó a mi y se paró a unos centímetros de mi cara, intenté separarme pero de nuevo mis pies no reaccionaban, entonces sentí un frío dentro de mi empezando por mi estomago, abrí mis ojos como platos; la chica se apartó dejándome con la daga clavada en mi abdomen, bajé la mirada y de la herida salía sangre espesa y roja casi negra.
Ya no pude más y cerré los ojos dejándome caer de rodillas y luego terminar de costado en él piso, luego todo se sumió en una opresora oscuridad.
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Angels Beats
ParanormalTodo parecía normal en la vida de Daniel; amigos, escuela, aburrimiento. Hasta que su vida queda enlazada con la de una chica misteriosa que parece tener más que secretos. Secretos que podrían cambiar solo las vidas valientes y que valen la pena.