Capítulo 17

52 0 0
                                    

Íbamos empatados 2-2, reconozco que era muy buena, anticipaba cada movimiento y se adueñaba de mis jugadas invirtiéndolas para ponerse en ventaja.

Dos veces estuvo a punto de anotar pero por pura suerte alcancé a bloquearlas. A último segundo golpea fuertemente la ficha contra mi casco haciendo que rebote de nuevo a ella y en cuestión de segundos golpeó de nuevo y anotó.

3-2. Había ganado ella.

- bien, te dejaré hacer una revancha.

- no. - su expresión de triunfo cambió a sorpresa.

- ¿no?

- no quiero, eres mejor que yo en esto, lo dejaste claro. - me aparte de la mesa y levanté las manos en rendición - la mesa es tuya.

Salimos rápido del lugar y ya estando afuera reímos como locos. Uriel se tiró al piso, Cal cayó de rodillas y yo solo me sostuve el estómago mientras me movía violentamente.

- amigo, estás loco. - dijo Uriel entre risas.

- ¿crees que ya se haya dado cuenta?

- no lo se, hombre, pero de seguro después me va a pedir mi dinero.

- por fin, tendrás una chica detrás de ti en la escuela, por dinero pero vas a tener.

Seguimos riendo y carcajeándonos de que no le aposté nada y no ganó dinero hasta que nos duele la barriga.

Regresamos a los dormitorios, pues ya había anochecido, y fuimos a nuestros cuartos, no sin antes seguir haciendo burla. Me recosté tal cual y como estaba en la cama, igual que Cal, que se quedó dormido en segundos. Luego vino la voz otra vez.

- vamos, no hay tiempo. - ¿tiempo?

Decidí ignorarla y tratar de seguir durmiendo pero repitió las cuatro palabras, sin dejarme dormir, con una voz más urgente.

Me levanté de nuevo, me puse los tenis y tomé una sudadera gris. Agradecí que esta noche Cal tuviera el sueño pesado a más no poder, así puder salir al pasillo sin que despertara.

Brenda no estaba esta noche en los pasillos pero no por eso dejé de vigilar en todos la dos y en cada esquina. Logré salir al exterior sin ser visto pero ya no sabía que hacer.

- entra al bosque.

Maldita seas, la última vez que te hice caso no nos fue muy bien que digamos.

Entré al bosque como me lo pidió, caminé entre ramas, hojas, piedras y otras cosas. Hacía un poco de frío pero casi no se sentía por la sudadera, la nariz se me congelaba y el aire frío entraba por mi garganta.

Seguí y seguí caminando sin ningún rumbo, solo caminaba. Escuché un grito lejano y metales chocando, el aire azoto con fuerza. Corrí lo más rápido que pude a donde había escuchado el Grito, a cada paso que daba los metales eran más fuertes y claros, al igual que rugidos y quejidos.

Me detuve observando sin poder creer lo que veía: eran Amber y Brenda, pero eso no me desconcertó, lo que lo hizo es que no eran humanas.

Angels BeatsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora