VI

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Haru soñó con un gran prado de hierva, verde y fresca; suave al tacto de sus pies carentes de calzado. Era tan extenso y lleno de aquel simpático color verde de flora natural que se lograba contemplar una perfecta y maravillosa armonía entre el despejado cielo azul y el brillante césped. Una pequeña parte del mundo sin la mancha y mugre de contaminación que puede llegar a provocar una gran civilización como lo era Japón. Cualquiera al estar rodeado de nada más que pasto y más pasto podría a llegar a sentir ansiedad. Pero para Haru, ese paisaje bañado en una fragancia pura y casta, era un paraíso.

A medida que daba un paso, el aburrido verde iba variando a distintas flores de colores y tamaños. Una infantil sonrisa se dibujo en sus labios ocasionando que los deseos plasmados en su extasiada mente fueran enviados como mensaje a su cuerpo para adaptar esos pequeños pensamientos en acciones. Sus manos se deslizaron por la tela del vestido sencillo que llevaba puesto, con los dedos levantó la falda hasta sus rodillas y corrió. Con un sentimiento de felicidad y libertad revoloteando en su pecho y dando por consecuencia una serie de risitas suaves y mini gritos de emoción. Estaba en un lugar sin maldad, un edén. O al menos así lo sentía a medida que sus piernas giraban, sus manos danzaban y su cuerpo saltaba de un lugar a otro; llenándolo todo de color, de vida.

Pero el sueño dio un giro repentino, se veía a si misma saltando hacia la calle para salvar a una niña junto a todos los muy arriesgados rescates que ya había hecho. Un escalofrío le lamió la columna y le robo un gemido. Todas la flores que había dejado lentamente comenzaban a marchitarse. El cielo despejado del prado emitió un crujido que resonó como eco, cada parte del cielo se vino cual cristal al quebrarse. Tuvo que llevar sus manos a sus oídos con un gruñido, o de lo contrario la cabeza le explotaría.

La realidad le cayó encima como agua fría. Recuerdos de un lejano pasado la atacaron con fiereza y sin compasión, se vio incapaz de hacer nada, quedando como una presa, pequeña indefensa. Sin oportunidad de huir. Aquella escena revivió en su cabeza una y otra y otra vez.

Llevo sus manos a su rostro, huyendo de los tenebrosos recuerdo que le arrebataron más de una noche de sueño. Gritó, destrozando su garganta y derramando lágrimas al sentirse tan expuesta, tan vulnerable... tan sola y asustada. Su garganta ardía, sus cuerda vocales se sentían tensas y su pecho quemaba, y a pesar de eso nada salía de su boca. Nada de lo que salía de sus labios era audible. Todo dio vueltas a su alrededor, absorbiéndola a una profunda oscuridad y fría oscuridad, no podía soportar ese lugar más.

«Salvas a todos, 

pero al final...

 ¿Quién te salva a ti?»

Algo paso. El momento en el que había arrancado a aquella pequeña niña de rizos de las garras de la muerte, volvió a mostrase con claridad frente a sus ojos. Observó como alguien levantaba su cuerpo inmóvil del suelo y le hablaba con una ternura y desesperación que hizo pedazos su frustración, su tristeza, su miedo. Toda la oscuridad que se había formado fue quebrada por un tenue y casi imperceptible rayo de esperanza. Una mano extendida le ofrecía su ayuda desde el cielo.

Estiró la suya para tomarla y...

Despertó, con la mano estirada al suelo y un sentimiento de paz acariciando su pecho.

Miro a su alrededor con el cuerpo bañado en sudor y las extremidades temblando cual gelatina. Era un hecho, había vuelto a dar en el hospital gracias a sus impulsos. Pensó con algo de gracia que lo más seguro es que Tsubasa querría arrancarle el cabello y gritarle por la gran imprudencia que hizo, sin percatarse que por primera vez desde el accidente no había roto en llanto al despertar de esa pesadilla. Pesadilla que la atormentaba desde hace ocho años siempre que terminaba en una camilla tras comprometer su vida por la de alguien más.

Llevo una mano a su cabeza tratando de apaciguar la jaqueca causada por el movimiento brusco de su cuerpo. Luego, sintió algo moverse en su otra mano. Movió levemente sus dedos con el aire acumulado en sus pulmones y los ojos muy abiertos, sintiendo como alguien había entrelazado su mano con otra; grande, alargada, callosa pero muy, muy cálida. Soltó el oxigeno, preparándose mentalmente para ladear su rostro y encontrar al dueño de esa quizás no tan suave, pero cálida mano.

Al mirar, la figura de un chico le sorprendió, calculo que de aproximadamente de su edad. Su corazón dio un vuelco cuando se fijo en lo inusual y atractiva que era su apariencia. Una oleada de nervios le recorrió la piel al admirar como su rostro descansaba sobre el borde de su cama, hipnotizada por el subí y baja de sus extremadamente largas pestañas cuando respiraba. Vio con dolor la cicatriz que yacía sobre uno de sus párpados y que de seguro continuaría un poco más abajo en su rostro. Una interrogante nació en su cabeza, ¿Cuál sería el color de sus ojos? Sin duda Haru era de todo menos normal, ¿Quién en su sano juicio pensaría eso de un muchacho -muy, muy guapo- que se había colado en su habitación de hospital mientras dormía, le había agarrado la mano y de remate se echaba una siesta junto a ella?

La voz de su conciencia se esfumo en cuanto el recuerdo del sueño volvió a su mente. Sacudió su rostro ante la loca idea de que quizás esa era la mano que se extendía hacía ella brindándole ayuda en su sueño. Se arrepintió de inmediato mascullando un Auch por la punzada en su craneo. 

Llevo su mano libre al cabello del joven. Era extraño, pese a que era la primera vez que lo veía no se sentía disgustada con su presencia. Era la primera vez que lo veía...

¡¿Y si no era así?! ¡¿Y si había sufrido de amnesia por el impacto del camión?!

Nuevamente una punzada en su cabeza por el movimiento brusco. Llevo una mano a su sien y la acaricio con suavidad, apretando los dientes con frustración. Lo mejor seria que dejará de sacar conclusiones descabelladas antes de que volviera a colapsar por un dolor de cabeza.

Devolvió su vista al desconocido, deseando inspeccionar más de cerca la enorme cicatriz que yacía oculta entre sus sábanas. Por instinto, llevo un dedo ahí y lo deslizo con suavidad, sintiendo bajo su yema la extraña y fina capa de piel deforme e irregular. Sin pensar mucho en lo que hacía acarició esa piel con la compañía de todos sus dedos, con una sensación de pena y tristeza reflejada en sus pupilas. Algo en ella le decía que a ese chico le dolía tener esa cicatriz, quizás no de manera física, pero sin sentimental. Anhelo poder erradicar ese dolor con unos cuantos toquecitos.

Al muchacho abrió los ojos de golpe. Ambos se sobresaltaron. Al notar que había tomado su mano en sueños y que Haru lo miraba con los ojos muy abiertos y expectantes, la soltó. Muy, muy avergonzado.

-Lo siento... -Dijo, en un inaudible susurro que milagrosamente alcanzó a escuchar. -No debió ser agradable que un completo extraño tomará tu mano y durmiera en tu camilla... e-estoy, estoy muy apenado...

Al menos eso confirmaba que no había sufrido de amnesia, se sentía más aliviada teniendo eso en cuenta. Verlo sobre sus pies le otorgo el privilegio de poder apreciar con más detalle y facilidad su apariencia. Sus ojos bailaron del extraño color de su cabello, el particular color de sus ojos y el tierno carmín en sus mejillas a su cicatriz. Por alguna razón, cada vez que la miraba sentía tristeza.

El de cabello bicolor hizo una reverencia mientras murmuraba otro "Lo siento" y se acercaba a la puerta con intenciones de irse, con el rostro colorado y la cara clavada en el suelo.

-¡Espera! -Soltó sin pensar, extendiendo su brazo. Había usado accidentalmente su quirk enrollando una delgada liana, perteneciente a una de las plantas de la habitación, en la muñeca del contrario impidiéndole avanzar. Él la miro con los párpados expandidos, ella se encogió avergonzada sobre la camilla. Con un movimiento de sus dedos, la liana volvió a su maceta con gracia. El silencio reinó entre las miradas de los dos. Haru lleno su pecho de valor y aire.

-Espera por favor... -Repitió con más calma, incapaz de sostenerle la mirada al joven frente a ella.. -Que tal si... -Vaciló un poco. -¿Qué tal si dejamos de ser desconocidos...?

Lovely girl | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora