XII

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Se sentia completamente perdida.

La ventana en su habitación era grande y espaciosa, por lo que podía mantenerse muy cómoda mientras observaba el panorama. O por lo menos eso parecían hacer  sus ojos, "disfrutar el panorama". Hacia un día precioso allá afuera, el cielo de un gesto color naranja y las escasas nubes de un tono rosa ligero. Podía sentir el movimiento de cada árbol, flor y hierva del jardín del hospital, el cual era suavemente acariciado por el viento frío de la tarde invernal. Por desgracia ella no apreciaba aquellos pequeños pero agradables detalles.

Su mente se encontraba distanciada de su cuerpo.

Deseando ansiosamente al regreso de aquel agradable caballero. ¿Cuánto había pasado ya desde su última visita? Con un suspiró, miro el calendario pegado en una de las cuatro paredes de la sala. Era la segunda semana de exámenes, y pronto seria Navidad... Tenía sentido.

Con suavidad posó sus pies descalzos en el piso, bajando de aquel gran ventanal. El frío comenzaba a aumentar, y su resistencia con aquella temperatura era muy mala. Se dejó caer a la perfectamente tendida camilla, llenándola de arrugas y acomodando algunos mechones de su corta pero espesa melena de cabello en su rostro.

Mañana le darían alta, sería incapaz de volver a ver a Shouto. Sus días de primavera en el frío invierno terminarían, y tendría que volver al Instituto. Resoplo un cabello cerca de su nariz ante esa última idea. Tendría que rendir lo exámenes en vacaciones y ponerse al día con las clases.

Bueno... al menos podía contar con alguien en eso.

Dio un giro en la camilla descendiéndola aún más. Miro al techo que alguna vez debió haber sido blanco, que por el tiempo era de un gélido color gris. Por ultimo, levanto un poco el cuello y le dio un vistazo a la habitación, recordando como hace apenas un par de día había conocido de una forma muy extraña y agradable al chico de bonita sonrisa y mirada tímida. Le dolía saber que mañana se marcharía y muy probablemente no podía volver a verlo nunca más. 

No quería irse.

•  ▪  •  ▪  •

Haru había terminado de colocarse el uniforme de su Instituto, ahora limpio y arreglado gracias a Tsubasa. A decir verdad le dio nostalgia y curiosidad el usarlo... exactamente no recordaba como había llegado ahí, ni quien la había traído. Había estado tan ocupada centrada en Shouto que había olvidado completamente  preguntar por ese importante detalle.

Centrada en Shouto...

Ese pensamiento le daba un agradable escalofrío.

-Y por favor Haru, ten cuidado.

Se encontraba ya en la puerta principal del hospital escuchando la muy extensa despedida de Tsubasa (la cual incluía precauciones y recordatorios), tras haberse despedido de Rei y parte del personal del lugar. Haru no pudo evitar sonreír, amaba mucho a Tsubasa y le alegraba lo mucho que le preocupaba. Era como la madre que alguna vez tuvo...

-Recuerda que Shouto-kun no siempre estará ahí para salvarte.

Se congeló por completo.

-¿Todoroki-kun...? -Tsubasa levantó una ceja sorprendida al ver lo desubicada que sonaba. -¿Qué quieres decir?

-¿No te lo dijo? -La mirada en sus ojos respondió a su pregunta. -El día que llegaste al hospital fue Shouto-kun quien te salvó.

La sorpresa en su expresión aumentó. Una punzada le invadió en la cabeza, por lo que llevó una mano a la sien. Comenzaba a recordar... aquel día, había escuchado ruegos. Ruegos que la alejaron de la luz.

-¡Vamos, vamos, vamos! -Aquella desesperada voz alentándola a luchar... -¡No mueras! ¡Aguanta un poco más!

Todoroki había sido el responsable de que continuara viva. Oh cielos... ahora todo tenía sentido. Volvió a la realidad al momento en que una mano paso frente su rostro varias veces. Y con un jadeo, volvió en si.

-¿Estás bien? -Era Tsubasa quien la miraba como si estuviera a punto de desplomars. Ella asintió con lentitud. -Te vez aturdida...

-No... Tan sólo sorprendida. -Llevo sus dedos al bolsillo de su suéter. De el extrajo un pequeño papelito, se lo extendió a la morena. Ella lo recibió con una cara curioso. -Por favor, entrégale esto a Todoroki-kun cuando lo veas.

-¿Qué es? -Preguntó con una pequeña sonrisita que no paso desapercibida por Haru.

-Es mi número. -Jugueteo con los cabellos de su flequillo un tanto avergonzada. -Había olvidado pedirle el suyo...

La sonrisa Tsubasa se turno gatuna y picara.

-He~, con que así son las cosas. -Llevo su mano a sus labios para luego guiñarla, como ti estuvieran compartiendo un secreto. Haru se ruborizo. -Fufufufu, esta adolescencia.

Y con un último intercambio de palabras, Haru se despidió del hospital y de la enfermera. No podía evitar sonreír mientras caminaba en dirección a la estación. Por primera vez en mucho tiempo, había disfrutado demasiado el quedarse en el hospital. Aunque por desgracia fue un tiempo cortó...

Para esa hora de la tarde el tren estaba  vacío, lo que le permitió permanecer sentada con una vista a la gran ciudad. Un suspiro de escapó de sus labios. Llevo una de sus manos al bolsillo de su falda en busca de aquella lista que con tanto anhelo deseaba cumplir. Una lista que le había animado a escribir Tsubasa luego del accidente de sus padres, algo que de alguna forma la motivara a seguir con vida y vivir lo que a sus padres les hubiera gustado vivir.

Se llevó una gran sorpresa al notar que no la cargaba. Busco en su maletín, suéter y hasta en su cabeza.

Nada...

Al parecer debía volver a escribir otra e incluir los sucesos con Todoroki en ella. Porque ahora que había pasado todas esos pequeños episodios con él, se veía incapaz de seguir adelante como antes del accidente en el que fue rescatada por el príncipe de mirada heterocromatica.

Lovely girl | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora