XXI

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El panorama era extremadamente borroso. Los párpados le pesaban y sus pestañas temblaban. No lograba captar por completo ningún sonido. Tan sólo ruidos y balbuceos sin sentido. Estaba ciega, apenas y podía escuchar. Su debilidad daba a conocer lo cerca que estuvo de morir. Otra vez. Por naturaleza, estiró sus dedos. Sólo una de sus manos acató aquella orden, de la cual no tardó en arrepentirse. Un ardor le recorrió desde la palma hasta la muñeca.

Sentía el cuerpo tenso y la respiración pesada. Dolida. Las costillas le apretaban el tronco entero. Respiro con fuerza, oliendo así el aroma desinfectante de la mascarilla en su boca. Se sentía muy aturdida. Como si su cerebro habría recibido una recarga eléctrica.

Un chirrido. El mismo que emitía una puerta en cuanto se abría. Aquel sonido agudizó un poco más su oido.

-¿Haru-chan...? -Una voz, bastante familiar.

Estaba por responder. Pero su garganta estaba lo suficientemente seca como para transformar cualquier oración con sentido en un triste gemido.

-¡Haru-chan, gracias al cielo estas bien! -Chillo Tsubasa, probablemente al borde de las lágrimas. Haru le dedicó una sonrisa. A pesar de que no podía verla. Sintió los brazos de esta envolver con sutileza sus hombros. El contacto le sacó un gruñido.

-¡L-lo siento! -La soltó, hablando con un tono preocupado. Realmente llegaba a ponerse muy nerviosa cuando se trataba de ella. -Toma esto, dolerá menos.

Le quitó la mascarilla e inserto un pastilla en sus labios. Luego, le ofreció un vaso con agua. Haru agradeció internamente. La garganta le quemaba a causa de la deshidratación. En sus labios quebrados, quedó el sabor amargo de la pastilla.

-Te sentirás mejor dentro de un rato...

-Gracias, Tsubasa.

-Me alegra que despiertes. -Confesó tras un largo minuto de silencioso. Con la voz frágil, casi como la misma Haru en ese momento. -No puedo con esto Haru... ¿Qué si algún día realmente tú...?

Aspiro con fuerza. Negándose a esa idea.

-No podía dejarlos morir... -Susurro con delicadeza. Sabía que estaba tocando un tema que a Tsubasa le costaba aceptar. -Eran tan sólo niños. Tienen mucho por que vivir aún.

-¿Y tú no...?

Tsubasa se levantó. Algo en el bolsillo de su uniforme había vibrado.

-Me necesitan. Ya sabes que hacer si te sientes mal.

-Si...

Nuevamente la puerta. La calma volvió apoderar la habitación. Con un suspiro, Haru acomodo su cabeza en la gran almohada. Dolía... y sentía un extraño vacío en el pecho y mente. Como si estuviera olvidando algo importante.

• ▪ • ▪ •

Shouto corría. Había perdido la noción del tiempo gracias al retraso que había tenido su tren. Trato de hacer cálculos en su mente. Su casa estaba algo lejos de la estación, el tren tuvo una demora gracias al sinfín de pasajeros y, su parada no era relativamente cerca del hospital.

Espera... ¿Qué hora era?

Maldición, olvido contar la hora en la que Tsubasa le envió el mensaje. Lo intento de nuevo. O tal vez no. Su pie resbaló con algo en el suelo. Sus sentidos se agudizaron, usando por naturaleza sus brazos como escudo.

Maldijo ante el impacto.

Miro de reojo la razón de su caída. Un charco congelado. ¿Acaso este año tendrían una blanca Navidad...? Se levantó, sacudió sus ropas y le dedico una mirada fulminante al charco de hielo. Primero un posted y ahora esto... ¿Qué seguía? ¿Su padre o algo así? Sacudió la cabeza... no era momento para pensar en tonterías, y menos si tenían que ver con ese sujeto.  Freno en cuanto quedó frente a la puerta eléctrica del hospital.  Sacudió su ropa (con la sensación de la caída aún presente), peino su cabello e hizo muecas raras. Luego, se dio una bofetada.

Parecía un idiota.

Entró a paso veloz, ganándose las miradas desconcertadas de lo que estaban ahí. Lo había visto. Corrijo. Era un idiota. Bajo la mirada, avergonzado. Y fue hasta el elevador. Presionó los botones con torpeza. ¿Por qué estaba tan nervioso?

Llegó al pasillo, camino. Se detuvo, suspiro. Volvió a propinarse una bofetada.

¡Calmate, idiota!

Continuó caminando. Noto un detalle en la puerta. La parte de cristal estaba cubierta por una cortina. ¿La estarían tratando o algo así? Por respeto, golpeo está. No tardo en recibir el "Adelante" de la melodiosa voz de Haru. Antes de abrirla, tomo mucho aire. Deseando de no verse tan nervioso como se sentía. La abrió. Dejando a la luz su mas sincera e inusual sonrisa. Dejando que todos esos sentimientos le calentaran el pecho.

-Haru, me alegra tanto que estés b--

No termino de hablar. Todas las sensaciones de alegría y ternura acababan de ser extinguidas por un balde de agua helada.

Yoarashi Inasa.

Con un ramo de flores sobre las piernas, sentado. Sostenía la mano de Haru, con una ternura que enfureció a Shouto. Pero se sintió bien al notar que Haru se mantenía incómoda. Al notar su presencia, el peli-negro dejo de acariciar su mano y se incorporo. Con el ceño fruncido, en señal de  confusión.

-¿Qué haces aquí? -Escupió Inasa

La expresión de Shouto se crispo.

-Eso no es asunto tuyo.

-¿Q-qué sucede Inasa-kun? -Haru se mostró nerviosa. Acomodando sus manos sobre su regazo.

-Haru-chan, -La miro por sobre el hombro. Ignorando que Todoroki le arrojaba veneno por los ojos. -¿Conoces a este idiota?

-Cuida tus palabras. -Bramó con frialdad. Luego se acercó un poco más, suavizando su tono. -Haru, soy yo. Todoroki. Vine porque Tsubasa me dijo que habías despertado.

Haru, aún con los ojos ocultos bajo aquella venda, hizo una mueca. ¿Confundida...?

-¿Quién...?

Algo en Shouto se revolvió.

-Todoroki. Todoroki Shouto. -Repitió, comenzando a caer en la desesperación y, presa del miedo. Iba acercarse más, pero Inasa lo bloqueó, ubicándose frente a él. -¿No me recuerdas?

Apretó suavemente los labios, en un gesto apenado y compasivo.

-Lo siento. -Hablo con suavidad. La misma voz con la que había logrado encantar semanas atrás a Todoroki. -Yo... no conozco a nadie con ese nombre.

Lovely girl | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora