XX

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-Aizawa-sensei, necesito hablar con usted.

-No es el mejor momento. -El mayor descartó con completa indiferencia las palabras de Todoroki. Algo que lo dejó estupefacto.

-¿Qué--

Se interrumpió a si mismo, Aizawa estaba más indiferente de lo normal. Siguió sus pasos por el pasillo. El de cabellera negra reflejaba angustia e intranquilidad. Algo nada normal con él.

-Aizawa-sensei...

-De verdad. -Lo interrumpió deteniendo su andar, sin darle la cara. -Yo.... no tengo tiempo para esto.

Shouto no insistió. Tan sólo se quedó ahí, mirando como su profesor, su consejero, se perdía entre los largos y vacíos pasillos si mirar a atrás. Y como si un tipo de maldición lo estuviera acechando, Midoriya también se mantenía contraído en si mismo. Con una mirada apagada, revisando constantemente un objeto en su mano.

¿Irina tendría que ver algo en todo esto...?

Había vuelto a Yuuei esa misma mañana, con intenciones de despejarse. El resultado no era el que deseaba. Los párpados le pesaban, algo normal después de el caos que sufrió la noche pasada. Además, la latente necesidad de contarle a alguien todos los indescriptibles sentimientos que mantenían en desequilibrio su vida, comenzaba a asfixiarlo.

Haru, Haru y más Haru. Todos y cada uno de ellos apuntaban a la misma dirección.

Pero no parecía ser el único con una de esas raras crisis adolescentes haciéndole la vida imposible. Pero, seamos sinceros. Estaba muy ocupado en si mismo como para notarlo.

• ▪ • ▪ •

Veintidós de Diciembre.

Todos los estudiantes de Yuuei tenían permitido volver a su casa gracias a las fiestas, de manera casi obligatoria. Los profesores probablemente también deseaban pasar tiempo con sus familiares y amigos. Esta noticia no entusiasmó mucho a Shouto. A principios de Diciembre, con la reciente aparición de Haru en su vida, algo en el creyó que esa Navidad sería diferente. Algo que disfrutaría. Pero ahora, esa idea se había desvanecido por completo. Sus mirada casi tan fría como la tarde, delineo la casa que tenía frente a sus ojos.

Al menos agradecía el hecho de que su padre se mantendría ocupado aún en esta época del año. Llamó a la puerta. Su hermana no tardó en recibirlo.

-¡Shou-chan! -La albina de lentes lo atrajo a ella con un fuerte y cariñoso abrazo.

Él tardó un poco en corresponder. Aquel gesto liberó algo de la presión acumulada.

-¿Sucede algo? -No tardo en cuestionar apenas se despojó de sus prendas abrigadas y dejarse caer al nostálgico cojín de estilo japonés situado en la sala.

Ella le ofreció té caliente.

-Te vez mucho más distante de lo normal. -Acercó sus labios al humeante té de manzanilla con miel.

Todoroki deslizó sus dedos por el borde vaso.

-Yo... estoy enamorado. -Declaró de repente. Algo que dejo sin habla a su hermana mayor. Con un gesto algo entusiasmado, le indicó que continuará.

Y así Shouto relato lo que bien podría etiquetar como las mejores semanas de su vida. Sin dejar en ningún momento de borrar una ligera sonrisa empalagosa. Mientras, Fuyumi escuchaba atenta sus palabras. Aunque, sus ojos reflejaron cierta agonía en cuanto llegó a la parte más dolorosa y reciente. El haberle compartido a alguien toda su experiencia, había logrado calmarlo. Se sentía mucho mejor, como si parte de su carga ahora era llevada por su hermana.

-Vaya, mamá no mentía. -Dijo con una risita.

-¿Te lo dijo? - Su expresión se asombro no tardó en llegar. Las mujeres no perdían el tiempo.

-Me parece maravilloso esto que estas sintiendo. -Mencionó echándole una mirada al jardín trasero, las puertas estaban ligeramente abiertas. De esa forma era apreciable las hermosas decoraciones florales de invierno, ambientadas al clásico estilo japonés.

Una escarcha de color blanca y brillante se había comenzado a formar en el lago. Volvió su mirada a él. Reflejando todo el consuelo y apoyo en ella.

-No te rindas. Eres muy fuerte, se que podrás manejarlo. -Pronunció las palabras con cierto deje maternal. Algo que dejó una calidez en el pecho de Todoroki. -Después de todo, ¿No eres mi hermanito el sabelotodo?

-Gracias.

Un mensaje hizo que el teléfono en el bolsillo de Shouto vibrara. Al leerlo, sintió en aire atascarse en su garganta.

-Tengo que irme... -Las palabras salieron atropelladas de su boca. Las cosas parecían estar mejorando cada vez más. El nerviosismo y la infantil emoción no tardaron en demostrarse en su actuar. Tomo con torpeza su bufanda e hizo un extraño nudo alrededor de su cuello.

La mayor lo miro confusa, y claramente preocupada.

-¿Pasó algo...?

Él le dedico una mirada vivaz y esperanzada.

-Haru despertó.

Lovely girl | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora