Capítulo 29

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Los días en cama han sido muy duros para mí, contando que los primeros no podía hacer otra cosa que mirar el techo, llorar y pensar en muchas cosas que la mayoría de veces me hacían daño.

Los días después, todos mis amigos (o no tan amigos) se dedicaron a sacarme a pasear en una silla de ruedas un poco vieja y dañada, por la zona de la arboleda.

Varias veces convencí a Cuatro y a Sebastian para que me dejasen ver el atardecer cerca del lago, y ellos ni dudaban en llevarme, contarme cualquier cosa para hacerme sonreír, e incluso llevarme la cena allí mismo.

Sebastian y yo éramos, algo así como amigos íntimos a día de hoy, no dudaba en confiarme cualquier pensamiento que le rondara la cabeza, yo no podía decir lo mismo, porque el suceso de la pierna, me había dejado un poco trastocada y casi podía afirmar que la depresión había llegado a mí.

Luego llegaron los peores días. Comencé a poder andar, la pierna derecha, que estuvo dislocada, ya no me dolía, pero el muslo de la izquierda si.

También, la vez que pude bañarme sola, descubrí al mirarme al espejo, lo mal que estaba.

Cuando estuve desnuda, me miré al espejo de cuerpo entero.

Lo único que se veía sano era mi pelo, brillante y largo. Pero en cambio, mi cuerpo estaba amoratado, mi muslo tenia un color negruzco alrededor de la espantosa cicatriz, la cicatriz blanca de mi vientre ya curada, las muchas ojeras que rodeaban mis ojos con colores fuertes, mis manos estaban ásperas, mis labios agrietados y yo mentalmente era como peor estaba.
Pensaba en mi familia, en mi vida de antes, ¿Hubiera sido mejor que me hubiera resignado a pertenecer a osadía a sin más? O quizá, ¿Hubiera sido mejor confesar mi divergencia y morir por un sistema? No lo sé.

Cubrí la bañera de agua, y me metí ignorando todo el escozor de mi muslo.

Dejé caer agua en mi cabeza, mientras lloraba, como si esperase que cuando terminara de echarme agua, las lágrimas cesarían.

Después de bastante rato de jabonarme el pelo y el cuerpo. Salí del agua, me puse una toalla y fui a mi habitación.

En el armario habia ropa, escogí una camiseta negra y un pantalon lila, la ropa de aquí era demasiado colorida.

Me puse unos zapatos de tela floja de color negro y me fui a secar el pelo.
Cuando terminé, mi pelo estaba muy rizado, y aunque mi cara seguía reflejando como estaba, mi pelo me puso de un poco de buen humor.

Era la primera vez que salía andando por mí misma, Johanna me lo había recomendado la tarde anterior cuando vio la movilidad de mis piernas.

El sol me recibió con calidez, la suave brisa de la mañana me provocó escalofríos.

Cuando llegué al árbol, ví que la gente ya estaba cogiendo su desayuno ¿Tan tarde era? En una mesa alejada, vi a Caleb con una chica pelirroja de pelo liso y sonrisa espléndida, los dos reían y Caleb estaba muy colorado.

Luego vi a Peter diciendo a los que colocan el desayuno en tu bandeja que fueran felices, y después vi a Cuatro besándose con... ¿¡una chica de pelo corto!?

Cuando me disponía a ir hacia allí echa una furia, la chica de giró y descubrí que era Tris, con el pelo cortito a lo chico.

Ella se acercó corriendo hacia mí y me abrazó, Cuatro se nos unió también.

-No sabes cuánto me alegro de verte andar bien.-Me dice cuatro.

-Ya era hora.-Susurra Tris mientras me aprieta más contra ella.

-Oye... Tenemos algo que decirte.

La pierna de me está cansando así que nos sentamos en una de las mesas alejadas.

-Osadía ha vuelto ha permitir que se abran las puertas al exterior de la valla. Además de que les han obligado a establecerse fuera de la valla en unas chozas para trabajar de forma completa.

-¿Y?¿¡Teneis que iros?!-Exclamo exaltada.

-¡No, no!-Dice Tris haciendo énfasis con las manos- Sebastian...

-¿Se fue?-Digo con lágrimas en los ojos.

-Ésta madrugada, varios cordiales que habían ido a osadía por petición de Max han traído una lista de personas que debían ir afuera. Él... Estaba en la lista, no tuvo elección, ni siquiera les dejaron despedirse ni coger ropa ni nada.

Me levanto de la mesa y me marcho, veo como Cuatro va a levantarse pero Tris niega, ella entiende que necesite estar sola.
Estoy llegando al lago, pero me dejo caer en la hierba porque el dolor de las piernas no me permite llegar más lejos.

Miles de pensamientos vienen a mi cabeza. ¿Sabrá mi familia que sigo viva, o se habrán encargado de decirles ya que he muerto?

Quizá debería encargarme de que fuera así, quizá ellos están bien ahora que yo no estoy, quizá Eric ya ha encontrado a alguien que le saque de la oscuridad en la que está sumido.

Después de un rato, noto como alguien me rodea y me abraza por detrás sentándose a mi lado.

Me estoy enredando los dedos en el pelo, cuando miro a la persona que me abraza me sorprendo, es Peter quien lo hace.

Me mira con un gesto preocupado, y yo le devuelvo el abrazo resignada, al fin y al cabo es un detalle de agradecer.

Me coge la cara entre sus manos y me mira a los ojos.

-Siento todo esto ,Lorena, siento todo el daño que he podido causarte alguna vez.

Y sella mis labios con los suyos, mientras con una mano en mi cadera y otra en mi nuca, me acerca a él.
Y yo

Yo decido continuar el beso

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No me matéis, no me matéis, no me matéis, ésto es sólo un comienzo.
L.💞

Save Me-DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora