Capítulo 39

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*Apenas se nota mi afición por el cielo*

-Lorena, te echamos de menos.-Dice mi madre, colocándose frente a mi y tocando mi pelo negro.

-Yo también te añoro.-Sebastian sale detrás de mi madre, y la toca el hombro.

-Nos olvidaste, nos dejaste atrás por el amor de un monstruo.-Dice mi hermano, vestido con un traje erudito.

-Él no es un monstruo.-Digo con la mandíbula apretada.

-Sebastian era mejor que él y siempre lo será.-Dice mi padre, apareciendo y dándome una mirada desaprobatoria.

-No le conocéis.

-Búscanos.-Dice mi madre, adelantándose al grupo.-No nos olvides.

Me levanto sobresaltada.
Estoy de lado y el brazo desnudo de Eric y su cuerpo a mi espalda me estan brindando una sensación de seguridad que necesito.

Había olvidado la calidez que se sentía, había olvidado experimentar un amor como éste.

Necesito saber sobre mi familia y sobre Sebastian. ¿ Pensarán de verdad que los abandoné?

Me levanto de la cama y me coloco mis braguitas negras de al lado de la cama.¿Y mi sujetador?

-El mejor despertar de mi vida.
Su ronca voz mañanera me acaba de dar una oleada de estremecimientos en mi cuerpo.

Me giro, encarándole, aún con mi desnudez y vuelvo a meterme en la cama.

Sus manos recorren mi cuerpo.
Y sus ojos examinan mi cara.
De repente suelta una risita muy dulce.

-Tienes maquillaje corrido en tu cama.

Yo me sonrojo y me remuevo aunque el me sujeta contra su cuerpo.

-Tu culpa.

-Mía y de nadie más.-Dice, y me besa.
Yo corto el beso y salgo de la cama.

-¿Vas a hacerme un pase de modelos?-Dice quedando sentado en la cama y colocándose sus musculados brazos detrás de la cabeza.

-Voy a ducharme, y tu deberías hacer lo mismo.-Dio intentando ponerme seria, no se me olvida todo por lo que he pasado.

-¿Tan mal huelo?-Dice frunciendo el ceño.

-Hueles a perro.-Le digo, cogiendo mi ropa para cambiarme y unos zapatos.
Él se levanta, se coloca sus boxers y yo aparto la mirada. Jesucristo.

Viene hacia mí con una expresión sonriente y satisfecha, posa sus grandes manos en mi cintura y me carga en su cuerpo.

Entierra su cara entre mis senos y besa uno de ellos. Luego besa mi cuello y muerde mi lóbulo de la oreja, motivado por mis suspiros. Intento no hacerlo, no ceder, pero la necesidad vuelve a poseernos.

-Entonces ¿Ahorramos agua?

¿Cómo negarte? Si es imposible. Al final acabamos "duchándonos" los dos.

Me puse mi ropa interior normal, pero me obligó a quitarmela y ponerme una de encaje que encontró en mi armario. (Cortesía de Tory y Christina que fueron las que me consiguieron ropa)

Cedí y me puse un precioso vestido negro, elegante aunque pegado, y unos zapatos altos con tacón y cordones finos. Me puse un poco de maquillaje, básicamente rimel y pintalabios, y salí a por ropa para Eric obligándole a hacer la cama y recogerlo todo.
Él aseguró que quería verle moverse por ahí en calzoncillos, yo le dí la razón y acabé saliendo por la puerta más tarde de lo previsto por sus besos.

En el trayecto, llegué a cruzar miradas con Cuatro que se encontraba vagabundeando por allí.

-Lorena...-La mano bronceada de Cuatro se posa en mi codo y me obliga a pararme a su lado.

Yo me giro e intento ponerme lo más rígida que puedo.

-¿Qué es lo que quieres?-Le digo en un tono hostil.

No me había fijado mucho en lo guapo que era Cuatro, pero no puede compararse al hombre que me está esperando en mi cuarto. Jesús. Voy a concentrarme- Pienso.

-Necesito que me entiendas

-¿Que es lo que quieres que entienda Tobías? -Le digo en bajo y con un tono enfadado. -¿Que pretendías matarle sin siquiera tener una pizca de remordimiento? ¿Sin siquiera dejarme intervenir en la maldita decisión?

-El es un asesino y era lo que merecía. Y merece.-Dice concluyendo su frase.

Yo me suelto de su brazo.

-¿Y en que pensabas que ibas a convertirte tu tras su muerte? ¿En un justiciero? No ibas a ser muy diferente a él.

Le doy una mirada enfadada antes de desaparecer.

Después de comprar ropa para Eric con dinero que se me había entregado de la sede de verdad, me dirijo a mi habitación. Me meto en el ascensor y miro por el cristal de éste.

-¿Lorena?-Oigo a mis espaldas, es una voz dulce y sorprendida.-¡Oh dios mío!

Justo cuando me giro las puertas se cierran y no puedo ver a la persona, han llamado el ascensor dos plantas más arriba. En cuanto las puertas se abren voy corriendo a las escaleras y las bajo empujando gente por el camino, si no me equivoco y la corazonada que siento es verdad, se a quien pertenece esa voz.
Bajo una planta en muy poco tiempo y me deslizo a las escaleras de la siguiente.

Recorro las dos últimas escaleras y me preparo.

Veo la cara de Tobias y a tres personas dándome las espaldas y hablando con él. Veo como el me señala y los cuerpos se giran hacia mí.

Las bolsas se me caen.

Save Me-DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora