Save Me-Divergente

Capítulo 38

-¿¡Estás completamente loca!?- Me grita Cuatro, con las venas de su cuello y rostro hinchadas de rabia.

-No voy a permitirtelo Tobias, que te quede claro. No vas a tocarle ni un pelo mientras yo viva.- Le digo mirándole fijamente, aguantando las ganas de llorar, pensando en lo que puede pasarle a Eric en cuestión de segundos.

-Ya lo he hecho otras veces antes y ahora haré algo mejor, voy a librar al mundo de la peste.- Dice apretando la mandíbula, sin apartar el cañón del arma de la dirección en la que Eric se encuentra.

-Créeme que no.-Respondo. Rápidamente avanzo hacia él y doy una patada a su brazo, haciendo caer la pistola. El brazo izquierdo sigue sangrando y está cada vez más débil. Aprovechando la confusión recojo la pistola en un movimiento impecable y me coloco delante de Eric, apuntando hacia Cuatro.

-¿Ahora vas a dispararle?-Me dice Tris, posicionándose al lado de Cuatro de manera protectora. Ella había estado observando la escena sin siquiera pronunciar una palabra, me siento traicionada.

-Quiero que prometáis todos los aquí presentes que no vais a tocarle ni un pelo, ni vais a hacer lo posible para matarle.

Todo el mundo está estático, rodeándonos y pensando qué deben hacer y decir.

-Eso es imposible y lo sabes.-Dice Cuatro, aún dudoso de qué es lo que voy a hacer.

-¡¡Prometedlo!!-Grito. Nadie responde y decido hacer una locura.

Cambio el cañón hacia mi cabeza, no pretendo matarme, sólo quiero que me den la razón y evitarle el sufrimiento a la persona que amo. Oigo a Eric hacer un sonido de asombramiento y decir mi nombre en bajo, pidiéndome por favor que no lo haga. Intento no girar la cabeza para verle porque sé que un paso en falso podría acabar con la victoria de Cuatro.
Las lágrimas de agolpan en mis ojos rojos, se me acaban las opciones y en estos momentos de locura, podría dar mi vida por Eric.

-¡Está bien, está bien!- Tris y Cuatro gritan a la par, dando un paso adelante. Hago un gesto para que no se acerquen más.

-¿Como sé que decís la verdad?- Ellos resignados se miran entre sí, y Tris le hace un gesto asintiendo con la cabeza para decirle que deben aceptar, que esto se termina aquí.

-Lo prometemos, ahora, baja el cañon.-
Bajo el cañón lentamente, suspirando y dejando salir algunas lágrimas, estoy tensa, temerosa. Me agacho al lado de Eric, el cuál me mira a los ojos con una mirada indescifrable, pequeñas lágrimas se encuentran en sus mejillas. Le suelto primero las piernas y luego las manos, temiéndome lo peor.

Él me agarra la cara con ambas manos en un gesto rápido y duro. Por un segundo temo que vaya a matarme.

Pero sus labios se unen a los míos de manera brusca, besándome con necesidad mientras acaricia mis mejillas. El beso se convierte en un beso suave y ligero cuando me acerca a su cuerpo, pegándome contra él.

Nuestras lágrimas bañan nuestros labios y caen por nuestros rostros, fundiéndose al igual que nuestras bocas.

Es la primera vez que Eric llora en público y la primera que demuestra algo que no sea odio en público, y no le está importando.

Le agarro la cara entre mis manos, tocando su mandíbula con su pequeña barba, luego paso la mano por su cabello mientras la gente parece movilizarse a nuestro alrededor, sólo somos él y yo.

Sus manos se aferran a mi cadera, yo rompo el beso por la falta de aire, aprovechando para levantarnos del suelo.

Él me envuelve en sus brazos, y el dolor que siento es insoportable.
Rompo el abrazo rápido y le agarro de la mano, le llevo entre la chusma de gente cotilla que nos rodea, y le arrastro hasta el ascensor.
Cierro las puertas tras de mí y me giro para enfrentarlo.