Hace exactamente tres semanas que estoy durmiendo y haciendo nada. Bueno por nada me refiero a andar de fiesta en fiesta, beber hasta sudar alcohol etílico, fumar más de lo común en mí y estar con cualquier piba que se me cruza pero sin estar consciente de eso... Casi...No sé qué mierda fue lo que creó esta chica en mí. Yo nunca fui así, siempre las dejaba antes de que me dejaran... No tenía dolor al hacerlo porque sabía que alguien iba a llegar y jamás volvía a estar con una de esas chicas. Pero ella... Ella tenía algo que nadie tuvo antes y eso fue lo que me puso loco hasta la médula de querer tenerla. Sabía que no iba a ser mía porque siempre regresaba a mi primo y eso hacía que mi yo interior, explotara de ansiedad y quisiera obtenerla y retenerla solo para mí.
Era como agua que me se escurría entre los dedos. Y fui tan iluso en quererla encerrar para mi placer sin darme cuenta de que ella ya lo había hecho conmigo.
Han pasado dos años y un poco más desde que me dijo que persiguiera mis sueños, lo que nunca pensó es que ella también era uno de esos sueños... Dos años que huí en una genial gira con los chicos de la banda y al volver, sentí esa vacío incalculable que se abría paso cada vez que miraba a mi alrededor y no la encontraba.
Aún sigo sintiendo ese vacío y va en aumento porque en todo este tiempo no he tenido noticias de ella. Solo supe que se había ido a París dejándonos a todos con la boca por el piso... Siempre pienso que debe estar bien y mucho mejor ahora esté donde esté y con quién esté. Yo no le daba más que la puta incertidumbre en su vida y tenía suficiente de los problemas creados con Sam, su familia y luego, Max.
-¿Una birra para los dos? - escucho una voz aguda y veo que proviene de Luba, una morocha curvilínea con la que últimamente me encariñé un poco desde que vengo a este bar de Palermo. Toma asiento a mi lado ofrenciéndome una bella sonrisa.
-Le entremos a la birra, preciosa - respondo más que agradable. Ya sé cómo va a terminar esto pero lo mismo no me gusta ser un hosco con las demás personas.
La peor parte es esta cuando llegamos a mi departamento y ya estoy bastante picado de alcohol. Beso y recorro con la lengua el cuello de Luba mientras sus uñas rasguñan mi espalda baja atrayéndome hacia ella.
-Me encanta, Kaden... - susurra dejando un camino de pequeños besos sobre mi pecho y descendiendo por mi abdomen. Solo siento esa atracción física irremediable cuando Luba hace eso en mi cuerpo... Pero nada más que física, después de Madison no creo y tampoco me he permitido interesarme en alguien realmente. Así que siempre dejo el amor de lado y actuó desde las necesidades de mi cuerpo.
Sueno muy superficial, lo sé de sobra a eso pero puedo tener a toda chica que me proponga y listo. No quiero sentir nada por nadie ya... Tampoco quiero "escupir" para arriba porque eso vuelve, uno nunca sabe las vueltas de la vida.
Me concentro en la húmedad y calidez que me ofrece su boca en mi erección. Agarro con fuerza su cabello oscuro y la hundo más contra mí sintiendo como calo bien profundo en su garganta.
Intenta mirarme a los ojos pero esquivo ese paso. No me gusta, no entiendo muy bien porqué pero no me siento cómodo con eso.
La hago quedar frente a la cama con esas largas piernas bien estiradas y con una mano, hago que baje su espalda para que se apoye con los brazos sobre el colchón.
-¿Ya estás lista para mí?
-Como todas las veces - dice candente observándome de soslayo mientras tomo sus nalgas, una con cada mano y busco su entrada. Se deja penetrar con suavidad mientras enredo todo su pelo en mi brazo y la tiro hacia atrás. Gime como me gusta a mí y comienza a mojarse a cada embestida que doy.
-Mojáme más... - farfullo entre jadeos que se deslizan de mis labios. Arquea la espalda y se deja llevar al igual que yo que tengo los sentidos a flor de piel...
Todas las malditas veces es como si mi mente me jugara en contra y me hiciera delirar. Y no, por ahora no estoy drogado. Consigo ver ese cabello hermoso rojizo, además tiene una galaxia de pecas en la cara y el universo dentro de sus ojos.
Su recuerdo me corrompe, atormenta e incluso lo adoro cuando hace eso. Es la única ilusión lúcida que pretendo siempre de Madison. Ojalá no hubiera sido tan estúpido de perderla...
-Te toca acabar - gime Luba y caigo a la realidad. Tomo sus caderas y acelero el ritmo.
-Gemí para mí, Luba - exclamo buscando nada más que mi propia satisfacción ya. Salgo de ella cuando estoy a punto de explotar y dejo todo de mí sobre su piel. Mi orgasmo me arremete el cuerpo y me desplomo en la cama con la mente llena de conjeturas.
-Voy al baño y después a casa - murmura la morocha más para ella misma que para mí. Así es, tenemos sexo y después cada uno para su lugar... No quiero compartir lo que me queda de mínimamente de privacidad.
-Tenes la llave sobre la mesa - anuncio fuerte antes de que cierre la puerta del baño. Observo el techo y como varias veces, mi cabeza trae cosas del pasado... Cosas que deberían quedarse ahí pero es inevitable rescatarlas al presente.
Divago tanto entre un pensamiento y otro que logro encontrar en la calma cuando el sueño me vence.

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Nocivo engaño
ChickLit¿Continuar? Sí claro, eso es lo que siempre he hecho y el que se quedó atrás, ese es su lugar. ¿Frenar mi camino por alguien? No, nunca. Que frenen ellos por mí si es necesario pero tengo suficiente conmigo. ¿Estoy haciendo caso a lo que digo antes...