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-¡Vamos!

-¿A dónde? - pregunta Madi con cara de sorpresa y la tironeo del brazo para sacarla de la multitud de gente en la que estamos envueltos después del show.

-¿Y eso importa si estamos juntos? - ataco sosteniendo firme su mirada azulada y ahora la sorpresa me la llevo yo cuando deposita un beso cargado de emociones en mis labios. Me hace sentir invencible con tan poco esta mujer.

Madison observa con mucho detalle las calles que dejamos detrás mientras avanzamos con el auto. Puedo sentir mi corazón desbocado latiendo sin parar en mi pecho y me da vergüenza de que ella sea capaz de escucharlo también...

-¿Por qué estamos en Chacarita? - indaga cuando cae en cuenta de que estamos acá. Me limito a sonreír y tomar sus dedos para apoyarlos en mi rodilla.

-Ya vas a ver - titubeo con vagos pensamientos dando vueltas por mi cabeza. ¿Y si no le gusta? ¿Y si no quiere? Nunca había pensado en la posibilidad de que podría rechazar todo esto y echarse hacia atrás. Quizás es un poco precipitada mi decisión pero estoy más que seguro de que quiero esto y le voy a meter pilas así sea lo último de nuestra relación. 

Estaciono en la entrada hacia el garage, que se encuentra después de un pasillo lleno de frondosos árboles. Miro como mi chica intenta apreciar lo que se halla enfrente de sus ojos y me contengo de explotar en palabras atolondradas para dar una explicación, solo busco en mis bolsillos y le extiendo la mano con la llaves colgando entre mis dedos.

-No puede ser...

-Sí que puede ser, nena. Esto es todo nuestro ahora - murmuro contra su oído y le doy suaves besos en el contorno de la oreja. Contempla las piezas metálicas en su mano y después, hacia la hermosa edificación cuando me agarra del brazo y nos hace correr dentro.

-Te amo - susurra contra mi nuca en vez que la he alzado haciendo que enrolle sus piernas a mi cadera y se apega aún más a mi cuerpo, sus manos viajan por mi espalda con delicadeza un par de veces dándome un escalofrío en cada paso y contemplo al acecho de sus labios pintados de color lila, detalles en el que no había reparado casi nunca y divago con la vista hacia sus azules ojos preciosos mostrándome cariño, haciéndome sentir que exploto en millones de pedacito de diamantes mi interior.

-Y yo a vos - farfullo besando su frente para dejar un camino de besos hasta sus labios. La llevo hasta la pieza, que no hay absolutamente nada pero recuerdo haber visto algo antes de irme cuando vine, enciendo la luz y busco en el amplio guardarropa el fino colchón que se habían olvidado, un encendedor Zippo y un par de caramelos... Nada importante excepto por lo primero que lo alcanzo hasta la parte de la pieza vacía y la contemplo con desafío cuando su mirada me dice todo al conectar con la mía, me está explotando de una manera muy rara en mis entrañas y me da curiosidad saber qué cosas se están produciendo en su mente.

Consigo dejar todo a oscuras y la débil luz nocturna de la naturaleza se culea ondeante por la ventana... Me aproximo a Madi con lentitud y sensatez, la aprieto contra mí y siento como sus manos se deslizan debajo de mi ropa haciendo que un escalofrío me sacuda.

Sus labios me buscan a tientas y no soy capaz de contenerme cuando llegan a mi boca, tanta dulzura en un solo beso cargado que comienzo a dejarme llevar por los impulsos... Rodamos sobre el colchón mientras nos deshacemos de las prendas sin emitir sonido alguno, sólo se escuchan nuestras respiraciones y el palpitar furioso de ambos corazones a punto de unirse en uno solo.

-No veo nada, está muy oscuro... - susurra contra mi cuello y acaricia vehemente mi espalda.

-No necesitamos ver para sentirnos con amor - digo algo distraído cuando me sorprende con un cambio de expresión, podría visualizar esa sonrisa encantadora en cualquier lugar del mundo.

Paso con delicadeza los dedos por su plano vientre y quito absolutamente todo lo que no me deja llegar a su piel y procedo a hacer lo mismo. El beso de intensifica de forma despampanante y llevo mis labios a sus suaves pezones mientras toma mi cabello entre sus manos y se retuerce bajo de mí. Jadea y se arquea dándome mejor acceso a su cuerpo, agarro sus caderas pululando y me sumerjo en ella, en su tibia humedad desesperada por poseerme... Por hacerme suyo en todo ámbito y lo consigue, poniéndome a merced de ella.

Las embestidas salvajes combinadas con lentas hacen que su flor de Liz estalle en un orgasmo estremecedor deleitándose con esas pequeñas descargas de electricidad que se producen entre piel y piel. Empieza a gemir sobre mi pecho y dibuja un camino de besos de hombro a hombro y su mullido interior me colapsa hasta las entrañas dejándome sin rastro de la energía que me hacía moverme recién.

-Espero que te haya gustado todo esto... - murmuro contra la oreja de Madison y me acurruco más con ella. El mar de emociones que estoy intentando no dejar fluir, se hace presente y convierten mi cabeza en un camino raro que me marea.

El aroma a tierra mojada y lluvia proveniente de fuera, tranquiliza mi mente y relaja mis músculos para poder entrar en un sueño reparador al lado de Madi... El único lugar en donde es mi mundo.

Nocivo engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora