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Admirar la serenidad con la que duerme Madi en el asiento del copiloto es lo más hermoso que hecho en un buen tiempo. Su pecho se infla y desinfla a un ritmo acompasado transmitiéndome muchas buenas vibras... Es raro sentirse tan bien, hacía demasiado rato que no encontraba esa paz justa que necesito para vivir, y ahora me doy cuenta que es ella quién me da eso.

Su rostro envuelto con partes de cabello rojizo se ilumina con los débiles rayos de sol que se cuelan por los cristales. Se encienden sus pecas y su piel posee ese toque de porcelana que con el mínimo roce se rompería... Con la mano derecha, acaricio con suavidad su mejilla y todo su aroma se desprende por el interior.

Sueno tan cursi, y también lo estoy, que hasta yo mismo me doy el re mil asco.

Unos cuantos kilómetros más de viaje y ya se ha hecho completamente de noche, además estamos entrando a Rosario... Me gustaría buscar un lugar para descansar un toque porque no me da más la espalda del dolor de estar aplastando el culo por tantas horas.

***

-La colorada... - empiezo a cantar algo que ni siquiera me gusta pero con tal de molestar a Madison cualquier cosa.

-¿Qué te pasa? - inquiere recién abriendo apenas los ojos y estirando los brazos en el asiento.

-Está buena por delante y por detrás... Pero de agua y de jabón 
ni hablar - canto alargando la última palabra y ella hace una mueca dejando sus carnosos labios hacia un costado mientras me vuelve tan débil que me la comería entera acá dentro del auto...

-¡Pero que desubicado que sos! - profiere lanzando una carcajada que es la música perfecta para mí.

-Yo solo digo la verdad, bonita - aclaro mirándola de reojo por encima de la cabeza y una pequeña sonrisa asoma en la curva de sus labios - bajemos, vamos a pasar la noche acá porque estoy medio muerto ya... Además necesito algo que me prenda un poco...

-¿Todo lo enganchás con canciones, señor tatuado? - pregunta mientras cierra la puerta del acompañante y carga la mochila en sus hombros. Le levanto las cejas reiteradas veces y pongo mis labios en forma de beso así consigo una tremenda risa de la pelirroja.

-Pero nena, tu risa es la magia de los rocanroles...

-Se ve que sí relacionás todo cpn canciones, eso es algo nuevo - comenta cuando llegamos a la recepción cuando nos están por atender.

-Nena, dejá de hablar sola - expreso con un tono de voz medio alto y su rostro adquiere un color tan rojo como su cabello y sigue riéndose por lo que le hice...

Una vez instaladas en la habitación que nos han dado, Madison deja su mochila y directamente se queda en ropa interior... De encaje... Por supuesto. Está empezando a hacerme calor y el boxer, de repente, me queda demasiado chico para el gran titán.

-La colorada sí conoce el agua y el jabón - exclama dando un portazo en el baño después de haberme sacado la lengua.

Así que quiere guerra... ¡Que mala idea que tuvo! De todas formas, no voy a ir a molestarla al baño así se relaja bien y yo voy a estar solamente con una toalla cuando salga de la ducha.

Contemplo que mi celular recién capta algo de señal y empieza como loco a vibrar de mensajes whatsapp y llamadas perdidas. Deben estar preocupados pero bien que me querían internar para que deje las drogas, me iban a volver más loco ahí que un simple porro.

Tecleo un "estoy bien chicos" en el grupo de whatsapp que tenemos lo de la banda y pongo el modo avión porque no quiero que me contacten... Seguro después recibiré puteadas más que nada de parte de mi hermano pero necesito dejar mi maquinada mente de plástico ahí en Palermo para que no interfiera en esto.

Observo a Madison que ha salido ya lista para dormir envolviendo su cabello en la toalla. Cruza la vista con sus ojazos hacia mí y se percata de que estoy desde la cintura para abajo cubierto, siento que se ancla en mi tatuaje de búho y se muerde el labio inferior con vehemencia.

-Me voy a ir a bañar... - digo aclarándome la garganta y prácticamente disparo al baño. Es obvio que estoy necesitándola ya entre las piernas y más cuando hizo ese gesto provocativo tiró abajo los pensamientos de la Ciudad y levantó cierta piel que está más tensa que antes por seguir reproduciendo esa escena una y mil veces en la cabeza.

No es como si no la hubiera visto nunca así pero mis hormonas se alteran muchísimo más que antes y me da miedo, en parte, ser vulnerable de alguna manera con ella...

No es solamente su piel que me juega en contra sino también que yo la tengo insertada a ella dentro de algún recóndito lugar de mi ser... ¡Y eso asusta! Sí, porque no soy el tipo bolas de metal que suelo mostrar en el exterior.

En fin, con tantas conjeturas en la mente no he disfrutado del caliente baño pero bueno, salgo con una sonrisa y me la encuentro a la pelirroja echada plácidamente en el pequeño sofá de un cuerpo que está enfrentado con el plasma.

Sus ojazos oponen resistencia cuando invado su espacio personal. Aunque, sus manos traviesas dejan caer el boxer y su lengua humedece mi erección arrancándome un gruñido profundo.

Con la mano izquierda me agarra una nalga y con la otra, acompaña la copada chupada que me está dando... Busco a tientas y escabullo mis dedos en su corpiño para pellizcar con suavidad sus pezones, gime y la vibración de su boca, termina por ponerme al máximo del placer...

La giro haciendo que se estire en cada extremo de los posabrazos, quedando cruzada en el sofá, le levanto la cola y bajo el minishort verde más el encaje para poder penetrarla de una vez.

Me encanta la sensación de llenarla toda y solamente yo. Su cuerpo se estremece en cada embestida y lanza pequeños alaridos mientras aprieta la tela entre sus uñas con fuerza.

Me zambullo con un ritmo lento y voy intercalando con uno rápido, a la vez que me mojo la yema de los dedos y acaricio sus hermosas tetas hasta llegar al orgasmo los dos juntos...

-Kaden... Vayamos a dormir sin nada, así puedo sentir tu calorcito en el cuerpo...

Nocivo engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora