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Quisiera poner con las palabras exactas qué es lo que pasa por mi cabeza ahora y qué estoy sintiendo con respecto a esto, aunque es un poco difícil.

Básicamente he andado como loco por dentro de la casa, lógico del efecto del polvo de ángel, y necesito poder echarme una siesta de mil años...

Pero mi mente no se detiene ahí. Me lleva a lugares de los que son muy complicado salir y es por eso que cuando estoy de esta forma termino haciendo algo relacionado a la droga.

De todas maneras, primero lo primero... Me ducho con rapidez, me enfundo en un pantalón de algodón y cambio las sábanas de la cama por otras. El perfume de Madison impregnado en estas últimas se extiende por mi pieza y excava en mis recuerdos... Recuerdos de mis dedos acariciando su cremosa y pálida piel, de sus ojazos mirándome con deseo los labios y la expresión de pasión en su rostro.

Acabo con la tarea de tender la cama y me acurruco a un costado... Me siento tan solo y eso me asusta tanto.

Divago un rato más con pensamientos que no llegan a poseer una coordinación alguna y caigo en un profundo sueño.

***

Los golpes en la puerta más el timbre de llamada del celular, me despiertan sobresaltado. ¿No piensan darme un maldito descanso en algún momento...? Observo que la pantalla dice Alexandra y atiendo pero no con muchas ganas.

-Estoy en la puerta hace diez minutos.

Me pongo algo más o menos descente de ropa y la encuentro en la entrada con un pequeño canasto en las manos rebosante de artículos de limpieza.

-¿¡Qué carajo es esto!? ¿¡Jodeme que para venir así me despertaste!?

-Bueno, sí y lo tenes merecido a dejar de dormir - exclama pasando y mirando a su alrededor - tengo dos horas y un poco más antes de retirar a Karla de la guardería para ayudarte a limpiar este chiquero.

-¿¡Me despertaste para esto nada más!? - gruño agarrándome el puente de la nariz con fuerza y suspirando profundo.

-Esa no es forma de agradecerle a tu cuñada... - profiere dándome una bolsa enorme para meter basura - si no haces nada, la llamo a Madison para decirle que estás en algo raro...

No solamente mi hermano me amenaza de mandarme a rehabilitación sino que, ahora, su novia es cómplice de él... Encima estoy muy destruido y sin ganas de hacer una mierda. Blanqueo los ojos y de tirón le arranco la bolsa de los dedos.

-Por la pelirroja y para que no metas tu nariz dónde no se debe, pelotuda - siseo entre dientes y comienzo a recorrer desde mi habitación pasando por el baño, living y cocina, todas las botellas de alcohol y gaseosa esparcidas, sedas de porros, cajas de cigarrillos, colillas y bandejas de comida sin nada.

Alexandra barre enérgicamente mientras silba al ritmo de la música que suena por los parlantes.

Se me seca la cabeza por un montón de razones pero más sobretodo porque es de esas chicas que quiere caerle bien a todo el mundo en base a su ayuda... Y no está mal eso pero no me gusta viniendo principalmente de la mujer de mi hermano.

***

Una vez terminado todo, está tan limpio y reluciente que se me calcinan los ojos de solo abrirlos. ¡Mierda! Que mugre había antes y ni con un puñetazo en la cabeza me daba cuenta de eso... O capaz que no quería verlo.

Preparo un par de mates y nos disponemos a la mesa cuando acabamos con el trabajo. Ya va a ser hora de que busque a mi sobrina así que no tengo mucho más que esto para ofrecerle por su ayuda.

-¿Tengo que pagarte mucha plata por esto? - inquiero cebando la infusión. Sus cansados y ojerosos ojos me contemplan con, diría, algo de burla.

-No. Solo quiero que dejes de hacer renegar a Fabrizio - escupe las palabras como si fueran veneno - yo no quiero ponerte entre la espada y la pared pero gracias a vos, él no termina de ser padre por cuidarte y vos sos su hermano, no su hijo...

Me semblante se endurece y me ha callado como si me hubiera puesto una cachetada en el medio de la cara.

-Perdón Alex... - replico aturdido aún - nunca fue mi intención robarte a mi hermano.

¡Okey! Sí, es una frase media jodida si uno se da cuenta como la formulé pero mi tono de voz es lastimero. Además no quiero que una chiflada venga a hacerse la buena para después "apuñalarme" en mi propio terreno.

-Eso espero - susurra mirando el celular y levantándose de la silla. Unos tres suaves golpes interrumpen su lento actuar y me acerco a la puerta para encontrarme a Fabrizio del otro lado que al ver a su mujer, abre los ojos como platos...

-¿¡Qué hacés acá...!? Me dijiste que ibas a lo de tu amiga - grita mi hermano y yo miro a Alex como desdén. ¿Ahora en qué carajo estoy metido? No termino de salir de un problema que ya estoy hasta las bolas en otro.

-Fabri... Amor, yo sólo vine a ayudar a que este engendro nos deje tranquilos como familia - murmura la chica y levanto una ceja cuando escucho como hace referencia a mí.

-¿Disculpá? Que desubicada, por favor - objeto con la voz de pito que me suele salir en momentos así.

-Desubicado vos que te estás encontrando con mi hermana y yo preocupándome por tu salud, parásito - dice Fabrizio con asco en la boca y siento como si fuera un golpe directo en la boca del estómago - y encima le haces limpiar esta mugre...

-Yo no hice nada - ahora sí comienzo a levantar el tono de voz pero no en forma de pito - ella solita vino hasta acá a hacer esto y a decirme que yo no te dejo ser un padre responsable... Justamente porque soy un parásito. ¡Váyanse los dos de mi departamento ahora!

Me tumbo sobre mi sillón favorito y oigo el cerrar de la puerta más los alaridos quejosos de esa chica...

¿Cuándo será el día en que tenga buenos momentos y no solamente situaciones de mierda...?

Nocivo engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora