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Quito con delicadeza el encaje que me separa de estar pegado a ella y me zambullo en su humedad, que me espera con un calor radiante y no soy capaz de controlar mis impulsos.

Rozo con la lengua toda su tibieza. Es tan rica y dulce... Dulce sobre todo y me embeleso con su sabor y carnosidad que no me doy cuenta en que momento Madison me ha tomado de la melena, apretándome cada vez más contra su piel gimiendo, mientras mis dedos se filtran muy al fondo de su entrepierna.

Me moja... Me moja muchísimo y me encanta ser esa razón por la que la pelirroja se pone así.

Ascienso y, ya que estoy de paso, beso sus pezones rosados para luego dirigirme a la boca. Enreda sus piernas en las mías y la penetro extasiado.

Observo la caída de su cabello en mi cama, la manera en la que se retuerce y como su piel tan cálida y húmeda hace desastres en mí... Siento como a cada embestida, aferra con fuerza sus uñas a mi espalda y termino explotando de placer justo después de que ella también lo hizo.

***

Entreabro los ojos con pesadez. Este es el efecto de mierda que dejan las drogas en mí después de hacer lo suyo. La cabeza me desespera del dolor y no soy capaz de ponerme en pie.

Observo con detenimiento a mi alrededor... Las sábanas a rayas oscuras aún siguen tibias y poso mi mano intentando recordar algo, si es que mi cerebro tiene ganas de hacerlo.

Pecas, ojazos, cabello rojo... ¡Madison! Trastabillando puedo recorrer un poco de mi pieza y el comedor pero no encuentro nada. Contemplo el baño que apenas si están las paredes húmedas... Se debe haber dado una ducha antes de partir para su casa.

¿Qué mierda me está pasando? Tengo leves flashes de haberla tenido entre mis brazos y, obviamente, entre las piernas pero casi nada de lo que hemos hablado si es que lo hemos hecho.

Me estoy consumiendo solo en un abismo oscuro, sinuoso y espectral del que no hay salida alguna. Antes este tema era más por diversión, ahora es un "estilo de vida" y eso me jode. Necesito dejar de meterme tanta mierda en el cuerpo.

***

-¡Kaden! - vocifera una voz masculina tras la puerta de entrada... ¿Qué carajos hago durmiendo en el sillón? ¿Y en qué momento me quedé dormido? Parezco un linyera, sin ofender a nadie, cuando tengo una hermosa y gigante cama.

-¡Ya voy!

-¡Ay la concha de la lora! - exclama Fabrizio cuando me ve aparecer en la puerta - ¡pareces recién salido de la cárcel! ¿Qué te pasó?

-Supongo que nada... Es solo, bueno, tiene nombre lo que me pasó pero ya sabes de memoria lo que me afecta eso...

Pasamos al living y mientras yo tomo asiento, mi hermano prepara algo en la cocina. Me tiende un vaso con agua y una sonrisa fresca.

-Te va a hacer bien y quiero que me cuentes... - dice un tanto amenazante y me molesta - supongo que debe tener que ver con un pelo rojo...

¡Justo en el blanco! Que bien me conoce este idiota... O es que soy muy transparente a su lado y puede deducir en segundos lo que tengo en mente.

Hago una breve resumen de lo que ha pasado este tiempo y sé por su expresión que hay cosas que no le gustan... ¿Pero quién está en posición de juzgarme exactamente? Todos alguna vez no hemos dejado llevar por sentimientos o acciones que no sabemos muy bien de dónde provienen en lo profundo del ser... Y si no te pasó, en algún momento te va a pasar porque la vida es así. Las personas también son así o simplemente es porque somos viajeros en el tiempo que necesitan cerrar ciclos de situaciones que no deberían volver a repetirse.

-Kaden... - farfulla mi hermano - solo hay algo que necesito saber, más allá del hecho de Madison... ¿Por qué te estás metiendo más y más en las drogas si ella ya está acá?

Eso fue un golpe directo a mis entrañas y lo bastante fuerte para sacudirme mientras los ojos se me cristalizan.

-No tengo la menor idea - replico mordiendo mi labio inferior - siento que es una de las cosas que me importan, además de la banda, nuestra familia y Madi...

Saco de la billetera una pequeña bolsa con contenido blanco. Arrastro una cantidad ínfima sobre la mesa ratona y hago la raya con una tarjeta, enrollo el dólar de "la suerte" para colocarlo en una fosa nasal y, el otro extremo, en el polvo de ángel hasta esnifarlo sin dejar rastro alguno.

-Esto va muy en serio - aulla Fabrizio poniéndose de pie - si vos no te calmas con este tema, te estoy mandando a rehabilitación. Además tu depa de asco y es por esto... Mirá las botellas vacías por todos lados, collilas por el piso, pedazos de bolsa de la cocaína, el olor a marihuana...

Contemplo a mi alrededor y lo peor es que tiene razón. No solo eso, mi living es la imitación de un basurero.

-Prometo...

-No prometas nada pelotudo infeliz - me interrumpe con un tono de voz amenazante - yo voy a tener que hacer lo que tenga que hacer si las cosas siguen así... No sé cómo te da la cara para traer a Madison a esta pocilga.

El portazo que da cuando se va se me queda en la mente. Me molesta pero no me lo está diciendo una persona de afuera, sino mi hermano y eso me duele bastante porque sabe que me lastima además de tener más que acertado todo lo que dice.

¿Quién es esta persona en la que me he convertido...?

Nocivo engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora