Dangerous Woman - Lucaya a.u

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Entré en pánico. La aparte de mí sin ser brusco –Riley, no creo estar listo para empezar una relación. Lo cierto es que eres una magnifica chica y mereces estar con alguien que esté listo para ti.

-Yo tampoco creo estar lista Lucas, pero somos jóvenes, podemos intentarlo y errar si es necesario. Una oportunidad. Eso pido.

Mi teléfono sonó y agradecí a todos los santos del mundo, Farkle mi semidiós salvador.

-Lucas hola, ¿en dónde te encuentras? -su tono de voz me llamó la atención

-Hola Farkle –saludé y Riley al escuchar ese nombre hizo una mueca de asco. –Estoy en el parque.

-Genial, si ves a Maya dile que me espere ¿si? – ¿Maya? ¿Ella estaba aquí? Mis ojos recorrieron todo el lugar sin toparme con nadie, solo estábamos Riley y yo. –Espera, tengo una llamada entrante de ella, luego te llamo –sin decir más colgó.

Volví a inspeccionar el lugar, no había nadie, ni la mujer con vestido que vi en las sombras. Riley se posicionó nuevamente a mi lado –Lucas, tengo que irme. Piensa en lo que te dije y llámame. –sus labios rosaron levemente los míos y ella se fue.

**

Una nueva semana comenzaba, no había vuelto a hablar con Farkle y le había mandado mensajes a Maya pero ella no los contestaba, hablé muchas veces con Riley la cual me pedía que nos demos una chance, quizá pudiese funcionar pero también quizá no. La realidad es que Maya me traía loco y no podía decirle a Riley eso. En el bus busqué a Farkle como era costumbre pero no entraba en mi visión, no voy a negar que estuve preocupado y comiéndome la cabeza estos días ya que no sabía nada ni de él ni de Maya. Frente a la entrada del instituto reconocí a Maya de espaldas -llevaba puesto el uniforme de las porristas- junto a Farkle hablando. Me encontraba a unos pasos cuando la campana sonó y ellos se dirigieron a la clase.

-Hola –saludé acercándome a ellos.

-¡Hola! –me respondió Farkle muy animado, sin embargo no recibí un saludo de parte de Maya.

Ella se puso de pie y cruzó por mi lado, se ubicó en los primeros asientos junto a Sarah –¡Maya! –la llamé pero no me hizo caso, ¿ella estaba ignorándome?

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