Capítulo 1: Está enfermo.

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Era verano, la señora Park estaba lavando ropa mientras tarareaba una canción, muy alegre, muy ajena a todo, muy alejada de la realidad de su hijo, Park JiMin. Que en ese mismo instante, estaba encerrado en su habitación. Haciendo... ¿Lo de siempre?
JiMin se recostó en su cama, mirando al techo y sintiendo una gran ansiedad crecer en su interior.
- No voy a volver a hacerlo... mierda...-
Susurró cerrando los ojos, para volver a abrirlos y dirigir su mirada a una pequeña cajita en su mesita de luz, donde tenía aquélla cosa.
Se levantó de golpe, sentándose en el colchón con las piernas estiradas y la mirada clavada en esa cajita. Estiró su mano y tomó el pequeño objeto entre ella.
- ¿Por qué soy tan débil...? -
Abre la cajita y apaga la luz del velador, quedando a oscuras frente a Su Vieja Compañera.
- Hace tiempo no nos veíamos... -
Susurra sacándola de su "prisión" y tomándola entre sus deditos, para mirar cómo aún brillaba y recordando la primera vez que la había visto, la primera vez que había usado esa cosa.
Deja la caja nuevamente en la mesita junto a su cama. Sus piernas aún estiradas, se quita la campera, que tapaba sus muñeca impidiendo cumplir con su ahora objetivo.
- To-todo es mi culpa... -
Las lágrimas comienzan a caer, sus manos tiemblan y le cuesta respirar. Otro de esos malditos ataques.
- N-no quiero más... no puedo... más... -
Susurró totalmente quebrado, pasando aquél objeto que sacó de la caja sobre su fina piel, abriendo la primera cerradura a la liberación.
Pequeñas carcajadas comenzaron a salir por sus pronunciados labios, el maldito ataque se apoderaba poco a poco de su cordura, haciendo que pasar aquél filoso objeto por su muñeca le parezca divertido.
- Sí... joder, se siente tan bien. -
Gruñó con una pequeña sonrisa, sus ojos se mantenían cerrados y la navaja se movía con agilidad y rapidez por su piel. Siguiendo el ritmo de sus carcajadas y moviendo a la vez su cabeza, hacia adelante y hacia atrás.
La navaja brillosa comenzaba a teñirse de rojo, un rojo llamativo y oscuro. Su mano también poseía manchas con ese color, y toda su muñeca izquierda era cubierta por esa capa espesa de sangre.
Las carcajadas eran cada vez más roncas y silenciosas, las lágrimas seguían su camino cayendo sin cesar por su rostro, y los movimientos antes rápidos y frenéticos carecían ya de velocidad y ferocidad.
De pronto todo su cuerpo quedó inmóvil, tomó consciencia de lo que hacía y dejó caer a su Fiel Compañera al suelo, marchándolo también con ese color.
Miró su mano derecha, asustado, desesperado y sintiéndose lo más estúpido por caer en eso de nuevo.
Miró su muñeca, apretando los dientes al ver tantas marcas, algunas más profundas que otras, algunas más dolorosas que otras, algunas más sanadoras que otras.
- ¿Qué... hice...? -
Volvió en sí y tomó la maldita [bendita] navaja que tanto lo hundía [salvaba] y la guardó en la cajita, dejándola en el rincón más alejado de su mesita de luz y poniéndose de pié de golpe.
- De-debo lavarme... y buscar algo con... que cubrir... -
Sacó de la mochila junto a la cama una muñequera de su banda favorita, y a tropezones, corrió al baño a Limpiar Toda Evidencia.

A la madre de aquél chico le pareció escuchar una extraña risa, pero su buen humor era tan grande que lo ignoró olímpicamente y siguió lavando y colgando ropa, absorta a la realidad de su hijo.

Holaa, soy Yemina, espero que les guste mi fanfic. Es el primero que escribo YoonMin, y la verdad la idea no es tan original que digamos, pero, amo con mi alma estas temáticas. Ni sé cómo decirle, sólo sé que cuando son dos "enfermos" su pareja me pone aún más. 7u7
Nos leemos cuando nos leamos.
#Myc

Save Me. «YoonMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora