Capítulo 3: ¿Acaso tienes razones?

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JiMin:

A la mañana siguiente, JiMin se encontraba aún encerrado en su habitación. No había querido bajar a comer y eso, la verdad, traía a su madre sin problemas.
"Está algo gordito, no comer un día no le vendrá mal." Pensó ella mientras ponía unas rosas blancas en un jarrón, decorando la mesa del comedor, aún tarareando aquella canción de antes.
No se daba cuenta que su hijo necesitaba ayuda.
En aquél cuarto, al fondo del pasillo que se encontraba en el segundo piso de esa casa, el Joven Park se encontraba tumbado en la alfombra color azul oscuro que ocupaba gran parte del suelo de su dormitorio. Tenía los ojos cerrados y su respiración era pausada, casi inexistente.
Muchas cosas rondaban su cabeza en ese instante, muchas decisiones por tomar y muchos reproches.
- Maldito idiota... prometiste no hacerlo más y acá estás, encerrado de tu propia madre. -
Gruñó frustrado, rascando su cabeza y suspirando de forma sumamente exagerada.
Si tan solo supiera reprimir sus sentimientos.
Si tan solo no fuera tan impulsivo y se dejara dominar por aquella irritante y chillona voz que le decía: "Hazlo, JiMinnie, hazlo. Nadie te juzgará por liberarte."
Muchos Si tan solo y pocas soluciones. Debía afrontar su realidad, era un estúpido enfermo.
Y la risita burlona de esa voz en su mente lo confirmaba.
Estaba volviéndose loco, estaba cayendo poco a poco en el abismo al que hacia llamar vida.
Volvió a suspirar, pero está vez se levantó del suelo y tomó la navaja que había utilizado la noche anterior en su mano, se acercó al pequeño tarro de basura que poseía y la tiró, dispuesto a cambiar. Dispuesto a ser normal.
Una vez cubierta su muñeca, bajó las escaleras en busca de su madre.
- ¡Mamá! ¿Estás en casa? -
Gritó parado en medio del living, con una sonrisa falsa.
- Tengo hambre Ma'. Quiero que me des las sobras de anochee. -
Volvió a gritar, llamando la atención de la señora Park, que se encontraba en el patio regando las flores.
- Oh, hijo mío. - Le sonrío amablemente. - Están en el refrigerador. Puedes servirte. -
Y así volvió a alejarse de su hijo, dedicando su atención en las plantas que adornaban su casa.
JiMin suspiró por tercera vez en esa mañana y se puso en marcha a la cocina, calentó las sobras y regresó a su oscuro mundo, o mejor conocido como, su habitación.
Allí dentro comenzó a comer como si su vida dependiera de ello.

La irritante voz en su cabeza le decía que estaba mal, que no coma, que no se deje ganar por la tentación. Él tenía que ser delgado, lindo.
No un: "Maldito gordo glotón y de baja autoestima."
- No me jodas, imbécil. -
Insultó la nada, chasqueando la lengua en un intento de alejar a esa personita que llenaba su cabeza de tonterías, mientras seguía comiendo, lleno de remordimiento.
- Soy un gordo... -
Susurró entre lágrimas, mientras terminaba de masticar lo último que quedaba en su plato. Se arrastró hasta el bote de basura y lo volcó, buscando a su más sagrada Amiga del alma.
- Un gordo idiota. No merezco esto, todos tienen razón, yo no debería existir. -
Las crueles palabras de sus compañeros de instituto, y hasta las palabras de sus mismísimos padres llegaban de golpe a su cabeza, haciendo que las lágrimas se isentifiquen y las manos le tiemblen.
"¡Gordo asqueroso!" dijo una vez una compañera, solo por que él tropezó y casi cae sobre ella.
"Eres una mierda, estaríamos mejor sin ti." dijo una vez su padre, con los ojos inyectados en sangre.
"¡Mi vida sería más fácil sin tu existencia! ¿Puedes irte de una vez?" había gritado su madre, con palabras cargadas de odio.
- Yo no les hice nada... ¿Por qué? -
Susurró con la voz quebrada, y ahí, tirado sobre su alfombra azul, volvió a cortar sobre las frescas heridas.
Provocando un ardor mayor al anterior, provocando un cosquilleo placentero en su estómago, liberandolo de su vida, otra vez.

  "Oye, JiMinnie. ¿Acaso tienes razones para hacerlo?"

Eso es todo por hoy~
Acá Yemina los saluda, espero les guste lo que hice hasta ahora.
¡Tengo muchas ideas!
Pero ninguna logra cubrir todas las grietas que tiene la historia.
En fin, nos leemos cuando nos leamos.
Besos y abrazos.
#Myc

Save Me. «YoonMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora