Lost Stars

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Se despertó una vez más en el frío y duro suelo de Seulgi; la noche anterior en la fábrica había sido tan dura que decidió quedarse en casa de la chica, ya que dudaba que el cansancio le hubiera permitido llegar hasta la suya.

Se preguntó si Tae estaría bien.

El jefe de Jungkook era una de esa clase de personas que detestas a muerte pero que eres incapaz de odiar, por el simple hecho de su esencia manipuladora, encantadora y falsa. Su nombre era Jin y se sentaba a escuchar música con los pies sobre una silla para dejar secar su pedicura, mientras, jugaba al Candy Crush a la vez que los trabajadores se manchaban las manos con engranajes y grasa.

Aquella noche Jungkook tuvo un pequeño desmayo mientras levantaba un cargamento superior a su propio peso en sus manos. El chico era fuerte, pero no se alimentaba demasiado bien y en momentos como aquel era débil. Jin, vestido con una camisa rosa, se había agachado junto a Jungkook y cuando se reincorporó y le regaló su sonrisa perfecta de plástico junto con un extra en su paga diaria para olvidar lo recién ocurrido.

La princesa era lista, sin duda.

Jungkook intentó levantarse del suelo apartando las mantas cuando Seulgi aterrizó encima suyo, haciéndole reprimir un grito de dolor.

-¡Auch!- aulló mientras se tocaba las costillas.

-¡Te prohíbo ir a trabajar hoy!- lo señaló con un dedo acusador, a Jungkook siempre le impresionaba la pequeña cantidad de ropa que Seulgi siempre llevaba puesta; parecía no tener frío.

-Venga, Seulgi, no digas tonterías- dijo intentando apartarla.

-¡No es ninguna tontería!- chilló haciendo un puchero- Ayer te desmayaste, por idiota. Así que hoy toca irnos de compras.

-¡Eso si que no!- contestó apresurado Jungkook- Ni hablar.

Se consiguió levantar y se puso a toda prisa su camiseta. Siempre dormía medio desnudo en casa de Seulgi; quizá no debiera hacerlo, pero al fin y al cabo era su mejor amiga y ella hacía lo mismo. La chica se mordió el labio mientras Jungkook terminaba de pasarse la camiseta por el cuello, o al menos eso le parecía haber visto.

-Le dije a Tae que estás aquí.

-¿Y está enfadado?

Se encogió de hombros.

-Tú sabrás, es tu novio, no el mío.

Jungkook puso los ojos en blanco.

-Debería haber ido a dormir a casa- recapacitó él.

Seulgi se arregló el pelo haciendo que el tirante de su sujetador se deslizara accidentalmente por su hombro, se le cayó la goma al suelo haciendo que esta se agachara a recogerla dejando a la vista un escote para nada disimulado; que estuviera medio desnuda no ayudaba mucho a que Jungkook pudiera apartar la vista. No pudo evitar sonrojarse; al fin y al cabo era humano.

Seulgi al percatarse de ello sonrío presuntuosamente y se acercó a Jungkook.

-¿Qué pasa, Kookie?- pasó la mano por su brazo.

Jungkook tragó saliva pero no retrocedió, al fin y al cabo Seulgi era muy hermosa. Esta última rodeó el cuello del chico con el brazo.

-Deberías sonreír más- le dijo- Me encanta esa sonrisa de ratita que tienes.

-Aparta, Seulgi- dijo serio.

-¿De verdad quieres que me aparte?- preguntó- Tu cara no dice lo mismo.

Seulgi, incauta, se acercó lo más posible a los labios del chico hasta poder sentir su aliento contra el suyo, Jungkook era débil, pero apartó la cara para que los labios de la chica terminaran posándose en su mejilla. En aquel momento odiaba a Seulgi, se odiaba a si mismo.

Stradivarius 🎵 Kookmin/KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora