Abril

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Aquella bendita noche de abril se encontraba Jimin caminando muy deprisa entre la gente, aunque siempre cauto, para no arruinar el ramo de flores entre sus manos después de todos los cuidados que las había otorgado.

A pesar de haberlas comprado- específicamente que Namjoon lo hubiera hecho- hacía dos días, no había afectado, sin embargo, a su belleza, pues seguían pareciendo frescas.

Todo producto del esmero y la dedicación de Jimin.

-Aún no entiendo por qué regalas tú flores en tu cumpleaños- había dicho confuso Namjoon- Debería ser a la inversa.

Y es que Namjoon, por más veces que se lo explicara, nunca sería capaz de comprender lo que ocurría entre Jungkook y Jimin. Lo extraño y único de su relación que pocas personas serían capaz de soportar.

Ni siquiera ellos mismos eran capaces de hacerlo.

Yoongi y Namjoon se habían empeñado en acompañarle, éste último más que el primero, pues lanzó la propuesta al aire por cortesía, ya que prefería quedarse dormido en el sofá, siendo tan improductivo como una roca, pero Jimin se había negado.

-Los hombres de Kang no tienen pinta de ir a hacer un picnic para ver las estrellas- había dicho Jimin para tranquilizarles.

Hasta donde ambos sabían, al chico le perseguían unos hombres por una extraña deuda que debía de haber pagado hacía tiempo, de modo que le restaban importancia, ofreciéndole de vez en cuando dinero para que pudieran dejarle tranquilo. Claro que si hubieran sabido la verdad, no volverían a mirar a Jimin de la misma manera.

A demás, él le restaba importancia, pensaba que transcurrido un mes, se habrían olvidado de él.

En ocasiones se preguntaba siquiera por qué le querían, por qué alguien pagaría dinero por él.

Por su cuerpo.

Se repugnaba a si mismo, le asqueaba que Suni hubiera destrozado su vida, exponiéndole ante extraños de aquella manera para pagar una simple deuda con la cual él ni siquiera había tenido nada que ver.

Estaba convencido de que- por la riqueza de la familia Kang- la deuda después de tantos servicios con su cuerpo se había pagado con creces, pero ellos querían más.

Después de que Suni hubiera muerto, seguían queriendo a Jimin.

Quizá simplemente era el castigo porque ellos creían que Jimin la mató.

Aquello no podía estar más lejos de la verdad, a pesar de que le hubiera resultado increíblemente satisfactorio hacerlo, nunca hubiera podido.

Al fin y al cabo, Jimin había sido el capricho tonto de Suni, como si no se tratara de nada más que un regalo humano de cumpleaños que su padre había comprado para entregárselo, como si no fuera más que un simple juguete.

Y parecía que el único antídoto que Jimin tenía en su vida, era Jungkook.

Sus manos y sus caricias.

Y aquella noche, de nuevo, de ser capaz las volvería a sentir.

Por fin podrían vivir libres.

Y si no era capaz de conquistarlo, de hacer todo lo que querría hacer con él, de vivir la vida a su lado...

Si Jungkook le odiaba después de todo, en ese caso, trataría de quedarse a su lado, aunque no fuera más que una sombra.

Porque le debía tanto...

Solo pedía una canción más a su lado.

Pero, ¿y sí no había venido?

¿Y si Jimin había salido de su escondite para quedarse solo de nuevo? Si arriesgó la vida de su familia, la cual creyó estaba a salvo, segura en su casa, pues Suni prometió que jamás tocaría a nadie a parte de él.

Stradivarius 🎵 Kookmin/KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora