Little things

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-Tan sólo tiene que firmar aquí- le indicó el señor enfundado en el impoulto smoking.

Jungkook obedeció dejando su meticulosa firma sobre el papel.

-Y aquí.

Taehyung observaba todo impaciente.

-Y aquí.

Jungkook resopló pero continuó rellenando formularios que ni siquiera había leído. Podría perfectamente haber firmado un contrato de esclavitud y no se hubiera dado cuenta.

-Cinco hojas más...-le tranquilizó el Señor percibiendo su frustración.

Taehyung golpeaba emocionado el zapato contra el suelo con un tic de nerviosismo.

Jungkook dejó el bolígrafo sobre la mesa.

-Bien, pues, eso es todo- concluyó el hombre cerrando su maletín- Ya es usted libre, Señor Kim.

Taehyung sonrió de oreja a oreja y el hombre salió de la habitación.

Ambos chicos se miraron cómplices y un segundo más tarde Taehyung besó la cara de Jungkook mientras reía y este último trataba de zafarse de las cosquillas del menor.

Después de dos semanas el chico iba por fin a ver la luz del sol.

Jungkook trató de levantarse para librarse de las manos de Taehyung y este quiso correr hacia él, alegre, pero se desvaneció en el intento.

Se agarró a la pata de la camilla para no caer y se sentó disgustado sobre ella, avergonzado.

Jungkook se acercó para acariciar su cabello.

-Sin prisas, pajarito- depositó un beso en su frente.

Taehyung sonrió convencido.

Jungkook comenzó a desvestirlo con delicadeza, tratando de no hacerle ningún daño en las heridas que las perforaciones de las vías que le habían estado administrando oxígeno en las últimas semanas.

Miró preocupado sus costillas, había perdido mucho peso.

Le pasó una camiseta de manga larga a rayas azules por la cabeza, y le ayudó a ponerse unos cálidos pantalones de invierno.

Protegió su cabeza del frío con un gorro navideño que Jimin le había regalado.

Recordó la vez en la que Jimin lo abrigó a él justo como Jungkook hacía ahora con Taehyung.

-Ya no es Navidad- se quejó el chico.

Jungkook le enrolló una bufanda alrededor del cuello y finalmente le puso un grueso abrigo.

-Da igual, estás adorable.

Taehyung se subió a la espalda de Jungkook y entrelazó los brazos alrededor de su cuello.

Ambos salieron de la habitación buscando a la enfermera.

Ella trajo una silla de ruedas.

Los dos chicos se quedaron mirándola sin saber qué hacer.

Daba miedo.

El enérgico chico que hacía tan solo un tiempo daría la vuelta al mundo corriendo ahora no podía mantenerse en pie por si mismo.

Jungkook sintió como Taehyung tragaba saliva a su espalda.

Le ayudó a acomodarse en la silla, sin querer pensar mucho en el tema.

Al fin y al cabo sabían que aquel era el precio a pagar para que Taehyung pudiera disfrutar de su vida.

La enfermera tendió a Jungkook al menos una docena de cajas de pastillas, pastillas por si las cosas salían mal y otras para remediar el efecto de las anteriores si estas habían tenido un efecto negativo.

Intentó recordar para qué servía cada una, pero le resultó prácticamente imposible.

Fue prácticamente en el momento que las manos de Jungkook hicieron contacto con la silla, que sintió que aquello no tendría por qué ser tan malo.

Justo cuando las puertas del ascensor se abrieron y estuvieron en la planta baja, a Jungkook se le dibujó una sonrisa en la cara.

Comenzó a correr hacia la salida, haciendo que la silla cogiera impulso y Taehyung riera.

De todo se podía sacar ventaja, al chico se le cumplió algún que otro sueño infantil al ser dirigido como un coche de carreras por las calles.

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Taehyung observaba las páginas amarillas incrédulo mientras Jungkook devoraba el tercer helado de avellana.

Descansaban ahora en un banco frente al lago del parque.

-No podrás creer cuántos Park JiMin hay en Busan- dijo subrayando nombres sobre el libro.

-Sorpréndeme- Jungkook estaba curioso.

Taehyung dio un sorbo a su café haciéndose el interesante.

-¿Cuántos crees?- preguntó.

-No sé- contestó- ¿Dieciocho?

-Doscientos treinta y nueve.

Existían cientos de Park Jimin y aún así solo uno de ellos era capaz de hacer sentir a Jungkook como un completo tonto enamorado.

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Jungkook trató de no derrumbarse cuando explicó a Taehyung la razón por la que no podrían ir a dormir aquella noche a su casa.

Probablemente su madre hubiera acabado con todo objeto valioso que ambos guardaban en la vivienda.

-Es por eso que traje conmigo todo lo importante que tenemos- indicó la bolsa que siempre llevaba a su espalda.

Taehyung se puso muy triste y estuvo todo el camino cantándole canciones a Jungkook para tratar de animarle.

La gente miraba con lástima a aquel chico en silla de ruedas, pero en cierto modo eran felices en aquel momento, sin nadie que les pudiera molestar.

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No les importó demasiado no poder dormir en su humilde cama.

Jungkook, tratando se hacer sentir a Taehyung como un rey, usó el dinero que había ahorrado durante todo aquel tiempo y contrató una noche en el hotel más alto de todo Busan.

Todo era de cristal, se trataba una de esas habitaciones tan lujosas que te hacen sentirte ridículamente simple a su lado como para alojarte en ellas.

Taehyung comió sushi hasta que Jungkook se quedó dormido acariciando su cabeza.

Aprovechando que el chico no le veía, sacó los álbumes de fotos de la bolsa y comenzó a observar una a una, disfrutando de cada sonrisa y momento.

Derramó lagrimas silenciosas cuando cayó en la cuenta de que él ya nunca podría rellenar un álbum junto a Jungkook, que la historia de su vida acababa allí.

Ya no habrían más fotos para las páginas vacías ni páginas vacías para historias nuevas.

***

Qué os parece la nueva portada? puse todo mi corazón en hacerla jajaja.

Eneri X

Stradivarius 🎵 Kookmin/KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora