Capítulo 2.3

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-¿Por qué no me haces caso a mi? ¡Soy tú hija!- ya cuando llegaron a casa empezó la verdadera discusión

-No pudo haber sido para tanto, desde que descubriste que podías hacer magia has abusado de ella,- le recriminó Elena a la chica- tienes que aprender a dejar de hacer esas cosas ¡Más aún delante de todos!

-¡No use magia! ¡Solo me estaba defendiendo!

-¿Cómo explicas que estes llena de tarta entonces? ¡Tú prima sin ir más lejos estaba igual! Te has pasado de la raya.

-¡Me inmovilizaron e iban a quitarme el collar!- se defendió la chica y fue retrocediendo según su madre se acercaba- ¡No me toques!

-¡Dana, no exageres las cosas! Solo era una fiesta de nada y es solo un collar.

-¡Es que no me toman en serio! ¡Sobretodo la parte muggle de nuestra familia! ¡Estoy harta de eso!

-¡No digas esa palabra en mi casa! ¡Son tú familia, igual que yo!- Elena intentó coger a su hija por el brazo pero volvió a ser más rápida la chica y subió corriendo las escaleras- ¡Dana!

-¡Te odio mamá!- acto seguido entro en su cuarto y se tiro a la cama llorando de rabia, ¿por qué su madre no podía hacerle caso por una vez en su vida? Al cabo de unos minutos algo le picoteó la cabeza y llamó la atención de Dana, era la lechuza negra de Olivia, con una carta de esta-. Gracias...

La lechuza se subió a la percha de Chocolat y esperó a tener la respuesta. En la carta Olivia le había dicho que acababa de llegar a la casa de Harry para ir mañana a buscarla y poder irse todos el día siguiente, así que pedía que preparara su ropa y lo que pensaba llevarse. Dana a duras penas le escribió una respuesta a Olivia en la que le decía que ella no podría ir, que lo pasaran bien y que se lo contaría todo en el colegio. Le entregó la carta a la lechuza y esta salió volando.

Al final Dana se cambió el vestido por un pijama rosa de ositos y se quedo leyendo el libro de Li casi todo el día, su madre llamó varias veces a la puerta, pero no respondió.

-Dana, por favor, ven al menos a cenar y lo hablamos...- rogabá su madre desde el otro lado de la puerta.

-¡Vete! ¡No quiero hablar de nada!

-Bien, pues quédate sola ahí dentro.- y se fue sin ni siquiera dejarle nada de comer a Dana, aunque tenia el estomago revuelto y no le apetecía comer nada, ni siquiera las golosinas. Finalmente sobre la mitad del libro empezó a tener sueño y cayó dormida.

Soñó de nuevo con la mujer que gritaba que no se fuera, fuego y además un lugar bastante amplió con una casita de dos plantas. El sueño hubiese continuado de no ser por unos ruidos que oyó en el salón. Eran las 12:27 de la noche, ¿quién narices va a estar a esa hora en una casa? Además de que su madre no recibía visitas a esas horas.

Temerosa Dana cogió su varita, al menos podría dejar a alguien inconsciente en defensa propia, abrió la puerta de su cuarto y fue poco a poco hasta las escaleras para mirar por ellas. Su madre se había dejado la chimenea encendida, pero salia un color verdusco.

-¡Ten cuidado! ¿Quieres despertar a la muggle?- preguntó una voz femenina con ironia.

-¡Ha sido culpa suya!- respondió otra persona mientras Dana iba bajando los escalones poco a poco.

-¡Silencio! Vamos a por Dana y nos vamos.- dijo una tercera voz.

-No creo que haga falta.- termino una última voz masculina que era, para una gran sorpresa de Dana, la de James. Pero no solo él, sino también estaban Olivia, Li, Aitor y Teddy. Todos en el salón vestidos con ropa de calle y una chimenea de fuego verde, bastante tenebrosa.

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