six

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El molesto despertador comenzó a sonar estruendosamente cuando el reloj marcó las siete de la mañana.

Jeongguk gruñó y estiró su brazo para apagarlo, dando manotazos por doquier, sin embargo, cuando golpeó fuertemente a Jimin, quien estaba a su lado, fue que abrió los ojos y apagó de una vez por todas el maldito artefacto.

El mayor despertó al momento en el que su amigo le había golpeado en su costado, anteriormente lastimado por su padre, trató de no hacer ningún ruido que pudiera delatar sus costillas rotas, pero falló, provocando que sus ojos se llenaran de lágrimas.

—Jimin, ¿estás bien? —Jeongguk se alarmó al escuchar como el chico sorbía su nariz. —¿Por qué lloras?

El mencionado giró sobre sí y abrazó a su amigo, llorando un poco sobre su pecho.

—¿Podrías decirme qué sucede? Realmente me estás preocupando. —Jeongguk preguntó suavemente, con una mano acariciando la nuca del chico y con la otra sobando su espalda.

Jimin solo negó con la cabeza y el de cabello castaño no pudo evitar suspirar. Sin embargo, a pesar de que estaba frustrado a más no poder, dejó que se descargara. No era la primera vez que hacía eso, pero si era la primera vez que no le decía la razón de sus lágrimas.

Jeongguk mordió su labio antes de atreverse a bajar la mano que mantenía sobre su espalda hasta el borde del suéter del mismo, rozando sus dedos contra la piel de Jimin, subiéndolos suavemente. Y cuando estos lograron tocar la venda que había visto el día anterior, Jimin se separó abruptamente de él, levantándose rápidamente de la cama y limpiándose la cara, negando repetidas veces con su cabeza.

—Hey. —Jeongguk también se levantó de la cama, yendo hacia el chico y tomando sus manos. —Cálmate, Jimin. —limpió las mejillas de su amigo con una de sus manos.

—Tengo que irme... Lo siento.

BRUISED [kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora