BRUISED [kookmin]

vingt-cinq

—No es la primera vez que te pones algo mío, Jimin. Deja de ser marica, vamos a llegar tarde. —Jeongguk habló desde la puerta.

El chico lo miró con desdén, rodando sus ojos por como el chico le había llamado.

—Uh... Te juro que no fue a propósito. —dijo, mordiendo sus uñas. —No fue en ese sentido. Lo siento, pastelito.

—De todos modos, ¿desde cuándo te importa tanto llegar temprano? —reprochó, colocando sus manos en su cadera.

—¡Desde que voy a reprobar geografía si sigo llegando tarde!

—Haberlo dicho antes. —dijo, cogiendo una sudadera holgada del closet del castaño, la cual era dos tallas más grande que la suya, haciéndole ver más pequeño de lo que ya era. Luego de eso, fue arrastrado de la mano por el chico escaleras abajo.

Básicamente, corrieron hasta la escuela, llegando con sus respiraciones alteradas y sus corazones latiendo erráticamente.

—Te odio... —Jimin habló ahogadamente, tratando de recuperar su aliento y secando el leve sudor que bajaba lentamente por su sien.

—El sentimiento es mutuo. —Jeongguk se encargó de entrelazar sus dedos para hacer su camino dentro del recinto. —Solo espero que no hayamos llegado demasiado tarde.