BRUISED [kookmin]

trente-cinq

El castaño se mantuvo inmóvil por unos segundos, los cuales se sintieron como una eternidad.

¿Qué debía hacer?

Jimin estaba frente a él, hecho un ovillo, llorando fuertemente y desconectado de la realidad. Su mejor amigo había sido abusado y no tenía ni la menor idea de cómo reaccionar.

En primera instancia, quería romperlo todo, quería llorar. Lo quería preso. Quería contarle a su madre sobre lo sucedido. Borrarle todos los recuerdos que tuviera de ese día a su mejor amigo de la mente. Anhelaba muchas cosas, y podía hacer poco.

¿Qué hacer? ¿Cuál era el primer paso?

—Lo siento, lo siento, lo siento. —La voz de Jimin lo sacó de sus pensamientos y destrozó su corazón.

¿Cómo podía estar pidiendo disculpas por algo de lo que no tenía la culpa en absoluto?

—Tenemos que salir de aquí rápido, cariño. —Le susurró con la voz rota. —Vamos. —tomó sus manos con cautela y le ayudó a ponerse de pie.

El primer paso era salir de esa maldita casa a como diera lugar, lo más rápido que fuera posible.