Epilogo

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-Juneau, te dije que recogieras tus cosas.

-Papi, no son mías, son de Alexander.

-No quiero excusas, señorita. Tu papá llegará en media hora y necesito la mesa para poder cenar.

Vi como giró los ojos, pero ya estaba cansado de regañarla por hacerlo, así que lo dejé pasar por esta vez.

Tenía todo listo y solo faltaba que mi marido llegara, para poder cenar todos en familia, hasta que escuché a los niños gritar de felicidad, la risa de él y al fin pude comenzar a servir.

-Hola, amor.

Apareció por mi espalda y me dio un beso corto en los labios, para ayudarme con los platos.

-¿Cómo estuvo todo hoy?

-Tranquilo, llegaron todas las meseras así que solo estuve en la caja.

-¿Y Amy?

-Llegó a la hora, por primera vez en la semana. Al parecer le hizo bien lo que le dijiste ayer.

-¿Qué le dijiste?-preguntó Alexander.

-Que se debe comer todos sus vegetales o no será una chica fuerte como mi hijo.

-Eso es mentira, papá-Juneau volvió rodar los ojos-quizás le dijo que si no llegaba a la hora la despediría.

La miré con el ceño fruncido y los tres escondieron una sonrisa. Alguien había hablado de más al parecer.

Terminamos de cenar y le pregunté a mi marido si quería más, pero solo negó y se levantó a limpiar la mesa, sin siquiera pedírselo, así que subí con los niños y mientras ellos se bañaban alistaba sus mochilas para el otro día. Ordené su ropa y saqué la sucia.

Ambos salieron con pijama y el pelo mojado, así que después de cercarlo, se fueron a sus habitaciones y no demoraron ni tres minutos en dormir. Había sido buena idea inscribirlos en el taller de deportes.

Fui hasta nuestra habitación y comencé a doblar la ropa limpia, para ver a mi marido exhausto caer junto a mí.

-¿Tú le dijiste esos a los niños?

-Me debieron haber escuchado hablar por teléfono, no lo sé.

Se acomodó junto a mí y me desordenó toda la ropa, para jalarme junto a él y subirse encima de mí.

-¿En serio?

Le pregunté cansado.

-Pensé que habías captado las indirectas.

Asentí dándole a entender que lo había hecho. Sus indirectas fueron tres, pensé un segundo. No pidió repetición, me ayudó con los platos y sacó la basura.

-Necesito terminar de ordenar la ropa y...

-Yo lo haré-me dijo mientras me besaba el cuello-pero primero necesito que te relajes un poquito.

-Podrías cerrar la puerta primero ¿no?

Suspiró cansado y se bajó de encima, para caminar por el pasillo y escuché como una puerta se cerraba, luego otra y volvía a nuestra habitación, para darme tiempo de mover toda la ropa y dejar todo despejado.

Se sacó los zapatos y se volvió a poner encima de mí.

-¿Estás cansado?

Me preguntó mientras me hacía cariño en la mejilla.

-Mucho-asentí-los niños me tienen loco. Juneau no para de poner esas caras de desaprobación y Alex no me escucha.

-Harry, amor-me dio un beso cortó-yo hablaré con ellos.

Infracciones Cambiadas {Larry Stylinson} [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora