|Capitulo 36|

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VENUS

Al salir del hotel, observamos durante un minuto a la gente andando muy rápido de un lado a otro. Todos iban muy arreglados y casi todas eran parejas. Se podía distinguir perfectamente quiénes estaban de viaje y quienes vivían aquí trabajando, por la forma en la que me movían. Con las manos entrelazadas caminamos mientras admirábamos cada cosa que veíamos, o por lo menos yo lo hacía.

Llegamos a la plaza 'San Marco' después de veinte minutos caminando por la ciudad. Allí vimos la Basílica de San Marcos. Era increíblemente hermosa por fuera, claramente yo estaba más que alucinada con todo esto. También entramos en el Palacio Ducal, la Torre del Reloj de San Marcos, la Procuradoría Antigua y la Biblioteca Marciana.

Cuando vimos el reloj, ya habían pasado cuatro horas y mi estómago aún no había ingerido comida desde hace mucho. Observamos la plaza hasta que dimos con 'el Caffè Florian' el cuál el exterior era hermoso. Entramos y pedimos nuestra orden. La mía era un chocolate caliente junto a unas tortitas y Ash pidió un café con tostadas. Si, rara comida, pero era lo más cercano que teníamos para comer y me negaba a andar más.

Nos trajeron el pedido increíblemente rápido y lo comimos con mucha rapidez. Tanta que todos nos observaron con caras raras. Iba a decir algo pero Ashton me tapó la boca con su mano haciendo que no pudiera hablar. Le miré con el ceño fruncido, pero el solo sonrió a la camarera que se acercó, pegándole lo que habíamos pedido. Me cogió de la mano y salimos del Café.

―¿A dónde vamos ahora? ―le pregunté mientras andábamos lejos de la plaza.

―Podríamos ir a comprar algo de recuerdo, ya que los demás días los tengo planeados ―dijo mientras me sonreía.

―Estoy de acuerdo― Asentí hacia él y me fijé en una pequeña tienda que no sobresalía mucho y eso era raro, ya que aquí todo solía sobresalir y llamar la atención―. ¿Podemos ir a esa? ―le pregunté señalando aquella tienda.

―Claro, por qué no ―me dijo caminando ya hacia allí.

Cuando nos acercamos más a esta, la observé con detenimiento. La fachada era de un color plateado que, a esta hora, brillaba mucho. La cristalera estaba decorada con dos sábanas de seda de color oro junto al nombre de la tienda 'bella signora'.No podía ver nada por dentro debido a las sábanas, pero se notaba la sombra de una mujer desde fuera. Abrí la puerta con lentitud, mientras que Ashton me cogía de la mano con fuerza, le miré con el ceño fruncido ante tal acción.

―No me gusta este sitio ―dijo con el ceño fruncido antes de abrir la puerta completamente.

―¿Por qué? ―pregunté con extrañeza.

―No lo sé, pero no me siento cómodo aquí ―Me miró con ojos de cachorros mientras decía―. ¿Por qué no volvemos ya al hotel para cenar?

―Vale ―dije cerrando la puerta, pero sin dejar de ver la sombra de la mujer cerca de ella―. Pero mañana volvemos. Quiero ver que hay en esta tienda ―dije para luego irnos de la mano para llegar al hotel.

El camino al hotel se resumió en conversaciones largas sobre cómo había sido el día de hoy, y cursilerías que si se las contara a Rose, vomitaría. Entramos en el hotel y fuimos directamente a la sección de restaurante. Allí vi todo un buffet libre en el cuál podíamos elegir lo que queramos, repetir lo que queramos y engordar lo que queramos.

―¿Tú me quieres hacer engordar, cierto? ―le pregunté con una sonrisa mientras admiraba el manjar de alimentos.

―Sabes que sí ―Me cogió la mano y me guió hacia donde estaban los platos.

Cogimos uno cada uno y fuimos llenándolos de comida. En mi plato se podía ver patatas fritas, espagueti y dos porciones de pizza. Nos sentamos en una mesa y Ash fue a rellenar nuestros vasos, el cual el mio solo llevaba coca-cola. Nos sentamos a comer y fue una cena realmente agradable, hablamos de qué íbamos a hacer en Miami y como afrontaríamos el nuevo curso en un sitio totalmente nuevo.

―Vamos a hacer como siempre Ash ―dije cogiéndole la mano por encima de la mesa―. Podemos superar todo lo que se ponga por delante y Miami no es ningún bache. Es más ―dije con una sonrisa―. Es una nueva oportunidad de vivir.

―Te quiero ―dijo con una sonrisa, me cogió la mano y beso mis nudillos.

Seguimos con la conversación normal hasta que terminamos de comer y subimos a la habitación del hotel. En cuanto cerramos la puerta, Ash me abrazó por la cintura y empezó a darme besos en el cuello.

―Cariño ―dije riéndome por las cosquillas―. Vas a tener que esperarte, hoy no va a poder ser.

―¿Por qué? ―dijo con voz inocente mientras seguía con lo suyo.

―Estoy con la menstruación ―dije riéndome―. Vas a tener que aguantarte hasta mañana o pasado mañana.

Me giré y le dí un casto beso para luego coger el pijama de mi maleta y ponérmelo delante de él.

―Esto es para molestarme, ¿verdad? ―dijo mientras veía como me cambiaba.

―Sabes que sí, me encanta hacerlo ―le dije para luego meterme en la cama y acomodarme hacia el lado derecho, dónde se podía ver parte de la ciudad gracias a la terraza que teníamos y la cristalera transparente.

Me tapé con la sábana y pude notar un cuerpo acomodándose también. Se giró hacia mí y rodeo mi cintura con sus brazos. Me dio un beso en el pelo para luego quedarse dormido profundamente. No tarde más de cinco minutos en caer yo también. 

Viviendo Con 5 HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora