VENUS
―Levántate ya cielo―Escuché que decía Ashton a mi lado, pero estaba tan cansada que no podía ni moverme.
―Déjame dormir un poco ―contesté con voz soñolienta mientras cambiaba mi posición.
―Vamos a perder el vuelo.
Dicho esto, me levanté rápidamente yendo hacia la maleta donde saqué ropa cómoda para el vuelo, metí el neceser de mi encimera en la maleta y me puse los zapatos. Levanté la maleta mientras caminaba a la puerta, me hice un moño en el pelo antes de mirar a Ashton quien me miraba atónito. ¿Nunca había visto a una chica hacer veinte cosas a la vez?
―¿A qué esperas? ―Levanté una ceja mientras decía esto.
Ash negó con la cabeza y levantó su maleta mientras yo abría la puerta y salía de esta. Bajamos a recepción donde entregamos la llave, y pedimos un taxi para llevarnos al aeropuerto.
―¿Cómo crees que estén los chicos? ―pregunté con una mueca―. Al final ni les llamamos el otro día y no he escuchado nada acerca de ellos.
―No te preocupes, que en cuanto lleguemos nos veremos todos.
Asentí y nos subimos al primer taxi que vimos. En el camino al aeropuerto hice una lista mental sobre las tareas que tenía que hacer en cuanto llegara. Lo primero es hablar con mis hermanos y bañarme en mi adorada piscina. Luego tendría que llamar al director de la escuela de baile y apuntarnos a un instituto para acudir al último año para algunos de nosotros. Tenía pensado hacer miles de cosas aunque sabía que no haría la mitad hasta mínimo una semana.
Llegamos al aeropuerto y checamos nuestras maletas, cuando nos íbamos a sentar a esperar avisaron de la salida de nuestro vuelo. Rápidamente fuimos a la puerta de embarque donde dimos nuestros billetes. Entramos en el avión teniendo la suerte de que nadie se sentase a nuestro lado y poco después el avión despegó.
―Ash, ¿Qué harás cuando vayamos a Miami? ―le pregunté mientras le acariciaba el dorso de la mano.
―Aún no lo sé seguro, pero me contrataron como modelo de una marca mientras termino los estudios ―dijo mientras apoyaba la cabeza en mi regazo, quedando acostado en los asientos.
―¿Modelo? No me comentaste nada.
―No le vi mucha importancia ―Se encogió de hombros―. Es solo un trabajo más, tampoco es que me vaya a hacer famoso.
―¿Lo haces porque te gusta o por el dinero que pagan?
―Por el dinero ―dijo sincero―. No voy a permitir que la herencia de tus padres pague todo, y no soy el único que va a trabajar.
―¿Quién más?― dije confundida.
―Sean y Dylan. Sean tiene el mismo motivo que yo y tu hermano porque quiere trabajar.
―Jamás me imagine a Dylan trabajando ―Negué con la cabeza mientras reía―. Duerme que te veo cansado ―le dije mientras veía cómo se cerraban sus ojos.
No me contestó nada, sino que se acomodó mejor entre los asientos y mi regazo y se durmió. Al poco rato caí rendida yo también.
>>><<<
Me despertaron zarandeándome, abrí los ojos viendo a una azafata con una sonrisa.
―Ya vamos a aterrizar, señorita.
Asentí con una sonrisa y la mujer se fue. Desperté a Ashton quien se desperezó como un niño pequeño. Nos abrochamos el cinturón y el avión aterrizó.
Salimos del aeropuerto ya con nuestras maletas en mano. Llamamos a Rose, quien nos recogió del aeropuerto, y en menos de quince minutos llegamos a nuestra casa. Sí, nuestra. Prácticamente Ashton vive aquí por lo que ya tiene ropa en mi armario.
Entramos a la casa y vimos lo peor que pudimos haber visto al llegar de unas vacaciones.
―¡Venid todos al salón ahora mismo! ―grité enfadada mientras escuchaba como Ashton se reía.
Se escucharon pasos por toda la casa y aparecieron las cabezas de Elliot junto a mis cinco hermanos. Tenían puesto cacerolas en las cabezas, sin camiseta pero con el estómago pintado de figuras extrañas y una espátula en una mano cada uno.
Me pasé las manos por la cara mientras suspiraba intentando calmar mi enfado. Claro que no funcionó.
Miré a todos con una mirada asesina, me puse recta, me coloqué el pelo y se encogieron en el sitio al saber qué iba a hacer. Incluso Ashton se alejó hacia la cocina para no escuchar el grito.
―¡Explicarme ahora mismo que ha pasado en nuestra casa en tan solo cinco días! ―Comencé a dar vueltas en círculo, vi como Ash cogía mis maletas y la llevaba a la primera planta―. Solo nos fuimos cinco días y esto parece una granja ―. Señalé al salón―. ¡¿Qué hace aquí una vaca?! ¡¿Eso es pota?! ―exclamé asqueada al fijarme en el techo―. ¡¿Por qué veo condones por todo el salón?!
»¿Sabéis que? ―dije mientras les miraba con una sonrisa amenazadora―. No quiero saber eso, cómo la casa no está pulcramente limpia en menos de media hora, los animales fuera y los condones en la basura (sin contar que debe estar reluciente hasta la última esquina de la casa) vais a saber quien soy yo.
No dejé que me respondieran, pero captaron la directa ya que empezaron a correr por la casa recogiendo lo que veían.
Subí a mi habitación y allí estaba Ashton, tumbado en mi cama sin la camiseta puesta y el pelo mojado.
―¿Te has dado una ducha y no me has esperado? ―pregunté haciéndome la indignada.
―Si querías que nos ducháramos juntos, me lo podrías haber dicho―Me miró con una sonrisa pícara y negué con la cabeza.
―Otro día será.
―Tú te lo pierdes, bella.
Cogí el pijama, que consistía solamente en una camiseta ancha por las rodillas y la ropa interior y me duché tranquilamente. Disfrute el agua caliente de la ducha y la comodidad de mi casa, sin haber contado por supuesto el salón que esperaba que estuviera listo.
Salí después de veinte minutos de la ducha, me coloqué la ropa y dejé que el pelo se secara solo. Ashton me miró cuando salí.
―Espérame, que voy a ver si los monos ya recogieron la casa ―le dije, para después dirigirme a los monos―. ¡Espero que ahora cuando baje esté todo recogido!
Asintió con una sonrisa y bajé las escaleras. Había escuchado un golpe abajo en el salón y no quería pensar que habían dañado algo más.
Al llegar al final de las escaleras me los encontré en línea recta, con una sonrisa en sus caras.
―¿Todo recogido? ―dije mientras observaba el salón y la cocina. No veía ninguna mancha y eso me parecía raro.
―Si ―dijeron al unísono.
―No les creo, pero estoy demasiado cansada del viaje como para mirar bien.
Subí nuevamente las escaleras hacia mi habitación. Entré y me tiré encima de la cama, justo al lado de Ash. Este se giró hacia mí rodeando mi cintura con su brazo. Apoye mi cara en su pecho y me quedé profundamente dormida.
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Viviendo Con 5 Hermanos
Genç KurguVenus Summer, una joven estudiante de 17 años con unos hermanos realmente irritantes. Amante de las motos, la danza y de los problemas. Sarcástica, divertida y bromista. Bromas, guerras, amores, pérdidas y risas vivirá en esta nueva etapa. ¿Prepara...