|Capitulo 41|

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VENUS

―¿Cómo es que James está en el hospital? ¿Qué le pasó? ―dije mientras me dirigía al sofá y me sentaba. Ashton me seguía con una mueca preocupada.

―El paciente James Black ingresó por un accidente grave en moto, miramos su lista de llamada rápida y la encontramos a usted ―Finalizó el doctor.

―Ahora mismo voy para allá ―Colgué.

Corrí hacia mi habitación por las escaleras, cogí las llaves de mi moto y se las lancé a Ashton quien las cogió al vuelo. Volvimos a bajar, mientras avisamos rápidamente a gritos lo sucedido.

―¡Simios y Rose, James está en el hospital, voy a ver como está! ―Sin recibir contestación, Ashton y yo corrimos a la moto.

Subimos a la misma y partimos rápidamente camino al hospital. Llegamos en tan solo unos minutos, aparcamos la moto y corrimos a informarnos dónde estaba James.

―Hola, buenos días ―me dijo la señora desde atrás de la mesa de recepción.

―Hola ―contesté rápidamente―. ¿Me podría decir en qué habitación se encuentra James Black?

―Claro ―Buscó en el ordenador supongo que sus datos―. Está en la habitación 172, segunda planta. Pero están tratándolo, no creo que os dejen pasar a verle.

―Vale, gracias ―respondió Ashton por mi ya que me encontraba corriendo por las escaleras.

Al llegar a la segunda planta, busqué desesperadamente su habitación. Al encontrarla me senté en los sillones de enfrente, con Ashton a mi lado que había llegado jadeando.

―Ya verás que todo saldrá bien ―me dijo Ashton mientras acariciaba mi mano.

Me apoyé en su hombro y suspiré profundamente.

―No lo sé, esperemos lo que nos dice el doctor.

Nos quedamos callados durante unos veinte minutos. Cuando de pronto escuchamos pisadas provenientes del pasillo. Miramos y vimos a mis hermanos junto a Rose y Sean. Rose se acercó rápidamente a mí, abrazándome con fuerza.

―Sabes que James es fuerte, lo logrará ―dijo convencida.

Iba a decir algo cuando vimos al doctor salir de la habitación, tenía en el rostro una mueca de preocupación apenas perceptible.

―¿Familiares de James Black? ―dijo después de mirar el nombre en la lista.

―Nosotros ―dijimos al unísono. El doctor nos miró extrañado.

―Somos sus primos ―Mintió Sean antes de que el doctor descubriera la mentira―. Y ella ―dijo señalando a Rose―. Es su novia.

―Vale. Según los informes, James está en un estado grave. Tiene varias fracturas de hueso en el cuerpo, hemos parado una hemorragia interna pero hay otra que la están tratando en este instante. Ha perdido mucha sangre y tiene una conmoción cerebral severa ―Finalizó el doctor.

―Pero, ¿se recuperará? ―preguntó Rose preocupada.

―No hay una cierta seguridad en eso señorita, cuando terminen su trabajo os daré más noticias.

Siguieron hablando pero no escuchaba nada. Tenía los oídos tapados. Sabía que si moría estaría devastada. Fue mi amigo, entrenador, mejor amigo incluso hermano. Pasamos demasiados momentos para que ahora esté dependiendo de unos médicos.

ASHTON

Después de que el doctor se fuera, me quedé observando a Venus. Tenía la mirada perdida al igual que la mente. Movía su pierna con nerviosismo al igual que sus manos.

Rezaba para que James estuviera estable. No quería que sufriera más en su vida ni tuviera que pasar por alguna pérdida más.

Le cogí las manos y las apreté, me miró a los ojos al instante. Estos estaban llorosos pero sabía que no quería sacarlo todo aún. La acerqué a mi cuerpo, pasando un brazo por su cintura, hasta ponerla en mi regazo. Acuné su rostro en mis manos y le di un suave beso.

―Tienes que tranquilizarte cariño ―dije suavemente mientras miraba sus preciosos ojos―. Debemos esperar a que los médicos salgan y cuando James te vea debes mostrarle la más bella de tu sonrisa.

Me sonrió tímidamente y escondió su rostro en mi cuello, haciéndome cosquillas. La apegue más a mí, si eso era posible.

―Tengo miedo ―Su voz temblaba levemente―. Tengo miedo de no volver a ver sus ojos verdes abiertos o que no podamos hablar más de lo que nos gusta las motos. Que no bailemos mientras recordemos momentos, que no me de consejos como hermano mayor ni me diga que te amenazará si me hace daño ―Rio al recordar algo, sonreí al instante―. Que no puedas conocerle como me gustaría, tengo miedo de perder a quién fue mi mayor soporte durante tantos años.

Las lágrimas le caían con intensidad, todos nos habíamos callado al escuchar sus palabras. A quién más le dolería sería ella.

―Cariño, podrás hacerlo ―dijo Rose mientras le cogía las manos a Venus, quien seguía en mi regazo―. Podremos irnos con él a la playa, jugar al voleibol y contarle, cuando estemos en Miami, lo gran bailarina que eres y lo lejos que llegarás.

Mi chica sonrío ante sus palabras y se abrazaron con intensidad. En ese abrazo se podía notar como descargaba parte de sus preocupaciones.

El doctor salió en ese instante y no traía una buena cara.

―Solo puede entrar uno, sigue estando muy débil ―Sin decir nada más, se fue.

Todos miramos a Venus quien asintió y entró en la habitación.

VENUS

Al entrar le vi, con muchos tubos conectados, respirando a través de la máquina. Su piel estaba más pálida de costumbre, pero sus ojos me recibieron tan cálidos como siempre. Me acerqué con cuidado a su lado, sentándome en la silla.

Le cogí la mano, estaba muy fría.

―Hola cielo ―dije suavemente, él me dedicó una sonrisa cansada―. ¿Cómo estás?

―Me siento muy cansado, solo quiero dormir. Pero dime, ¿Qué me ha pasado?

―Has tenido un accidente de moto ―Estuve a punto de darle un golpe en el brazo pero me contuve―. Estuve muy preocupada por ti, idiota.

―No te preocupes por mi, cielo ―dijo suavemente.

―Es inevitable, no quiero perderte.

―Esté donde esté, nunca me perderás. ¿Sabes por qué? ―Negué con la cabeza, tenía demasiadas cosas en mi cabeza como para descifrar sus pensamientos―. Porque, aunque suene muy cursi, me tendrás en tu corazón.

―Te quiero vivo a mi lado, viviendo cada momento juntos. Eres mi hermano, simplemente no te despidas. Sé que lo haces ―dije con lágrimas cayendo de mis ojos―. No lo hagas, saldrás de aquí bien.

Negó con la cabeza antes de darme una sonrisa.

―Estoy cansado Venus, solo quiero dormir.

―Aguanta por favor ―Iba a salir de la habitación para llamar a los doctores cuando me cogió la mano. Le miré a los ojos―. Suéltame, debo llamar a los doctores.

―Déjame decirte una última cosa ―Me acercó a él con la poca fuerza que tenía―. Eres lo mejor que me pasó, eres mi hermana pequeña, mi cielo, la razón por la que quise entrar a tu instituto y defenderte de los demás. Quiero que sepas que quiero que sigas hacia delante, tienes a mucha gente junto a ti. Tienes a tu novio, a tu mejor amiga y a todos tus hermanos ―Empezó a cerrar sus ojos, el agarre de su mano disminuyó―. Solo no caigas.

Cerró sus ojos finalmente, la mano se le resbaló hasta quedar colgada. Sonó un pitido en la máquina que marcaba el final de su vida.

Vi todo en cámara lenta. Los enfermeros llegando y sacándome de la habitación. Dándole descargas en el pecho, James seguía sin responder. Se escuchaba un grito de fondo. Era el mío. Ashton sujetándome por la cintura mientras me decía algo al oído, Rose llorando en el pecho de Sean y todos desbastados.

Y finalmente, escuché la voz de los doctores.

―Hora de la muerte 21:30 de la noche.

Viviendo Con 5 HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora