Capítulo 18: "Quiero todo de ti"

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Repasé una y otra vez nuestro encuentro, si es que pudiera llamarlo de esa manera, él estaba cambiado; yo había cambiado.
Sus ojos azules llegaron a mi mente como si no tenerlo ya no era suficiente, me levanté, no podía seguir fingiendo dormir, las luces principales del pasillo seguían apagadas y solo los pequeños foquitos en la escalera lograban que el ambiente no sea tan oscuro.
Todo estaba en completo silencio y eran las cinco y cincuenta aproximadamente. El personal seguía durmiendo, el horario comenzaba a las seis y media. Por lo que aprovechaban sus horas de sueño.
Tomé las llaves de la camioneta y salí, las calles estaban desiertas y anduve hasta encontrar una cafetería abierta. Miré el reloj en mi muñeca, faltaban unos minutos para que Josh saliera a dar su entrenamiento matutino diario. Desde que lo conozco insiste en practicar ejercicios muy temprano en la mañana y estaba segura de que él seguía con esa rutina. Lo vi saliendo de su edificio, con una sudadera blanca y unos pantalones deportivos gris.
Le cerré el paso con la camioneta y bajé las ventanillas.
-Buenos días, guapo- saludé. Lo de ayer solo quedó en el olvido.
-¿Tan temprano molestando Camile?- una sonrisa se asomó en su rostro.
-Antes no parecía molestar mucho cuando me pedías que duerma contigo, anda entra y deja de comportarte como un niño pequeño. Hay que solucionar las cosas- dije inclinandome a abrir la puerta, le hice un ademán para que entrara.
Alzó una de sus cejas, sarcástico, y se monto en el vehículo.
-Que sea rápido niña- ahora la que alzó la ceja sarcástica fui yo. Comencé a acelerar, pegandolo en el aciento.-¡Para Cam! Para- gritaba, pero yo estaba concentrada en lo que hacia, esto era parte del entrenamiento controlar la adrenalina que recorría con fuerza en cada torrente sanguíneo.
Frené y se inclinó hacia delante pero su cinturón lo hizo volver hacia atrás.
-¿ESTAS LOCA? pudiste habernos matado- me acomodo la cola de caballo, despreocupada.
-Deja de ser tan dramático- hice un gesto con las manos restándole importancia.-Tenemos temas mucho más importantes de que hablar.
-Yo no tengo nada que hablar contigo, me voy- intento abrir su puerta pero yo ya estaba sobre él, tirando de sus brazos, no lo iba a dejar ir tan fácil.
-Haces esto tan difícil Josh- me empujó contra el tablero.
-¡No seria tan complicado si...!-gruñó.
-¡SI QUE! Si Andrew no estuviera, dejame decirte que lo he echado de la casa, ¿contento?-el ambiente era tenso, cada uno gritaba, como si lo que hubiéramos retenido explotará.
Guardó silencio, sus ojos salieron de órbita. Como no hablaba seguí.
-Estas celoso.- una sonrisa irónica salió.
-¿De quién? Yo puedo tener a quien quiera, ¿ese nerd que atención podría atraer?
- La mía tal vez- si el iba a jugar conmigo yo le iba a hacer lo mismo.
- ¡Sorpresa te tengo aquí!- exclamó divertido.- ¿Que se siente Camile? dime tu muñeco de feria ya no esta interesado en ti, porque yo solo estaba jugando contigo.
Eso me golpeo más duro que ayer, él estaba hiriéndome con sus palabras. Lograba derrumbar la gran muralla que construí. Pero se lo iba a demostrar.
Me acerqué a su cara, dejo de empujarme, y comenzó a evaluar la situación tal como lo hacia siempre. Sus ojos encontraron los míos, como aquellas veces que nos besamos. Nuestras narices se rozaban y justo cuando él iba a besarme me alejé. Lo solté y volví a mi asiento.
Salí de la camioneta, con las llaves entre mis dedos, él me seguía, a unos pasos de distancia.
-¿Qué es lo que quieres demostrar?- dijo alto, las personas que caminaban no dudaban dos veces en mirarnos, claro si el espectáculo gratuito que montábamos era del agrado de los curiosos- ¡Dime de una buena vez que es lo que quieres de mí!
Me detuve y volté a encararlo.- Eres tan tonto como para no notar que quiero todo de ti, yo te quiero Josh.
(...)
-Así que tu primera confesión resultó un fiasco- hago un ademán. Para que prosiga. Pero sé que ella esperaba más información.
- El idiota de Connor Wells solo necesitaba cien confesiones y yo fui la última en dárselo.- miré mis dedos, ya no me afectaba.- era ingenua. ¿Te ha llegado a gustar alguien?
-En donde entraba solo habían niñas- ya veo su punto.- Mi prioridad nunca fue enamorarme.
Lya últimamente me preguntaba mucho por el tema del amor, yo solo le respondía lo poco que sabia del tema. Ella siempre daba respuestas sin decir nada, no proporcionaba mayor información.
-¿Entonces nunca nadie te gustó?- indagué, sus mejillas se tornaron rojas y sonreí, alguien le gustaba era seguro- ¿Matt?- solté, era quién estaba en todos lados, capaz y tenia una aventura amorosa ilegal con ella. Frunció el ceño y negó rápidamente. Comencé a decir los nombres de todo el personal, pero ninguno era de su tipo.
- Es lindo, pero no habla, siempre esta tras su computador.
-Me rindo, ¿quieres ir de compras?- negó.
-Hoy por la mañana fui con alguien a hacer las compras.
Ya en la noche, por fin pude repasar los asuntos del día y decidí que lo mejor era darle su espacio a Josh, ya él decidiría si aceptar mi cariño o seguir en su inmaduro juego de ignorarme.
Apague el móvil, si algo sucedía no quería saber, era el único momento donde relajarme era una imposición y no una sugerencia.
Cerré mis ojos y al momento terminé vagando en viejos recuerdos de la infancia. En aquella situación donde rozaba la felicidad, cuando lo tenia todo, incluso la inocencia de no pensar en la doble vida de mi padre y de David.
Él vago recuerdo de mi madre y también la tristeza con la que enfrentó su muerte mi padre.
Esta vida era lo suficientemente corta como para no aprovechar cada momento, cada oportunidad.
Lo de Josh era solo un grano de arena en todo el camino, tal vez el más importante en este momento, pero eso no evitaba que esté fija en mi objetivo principal.

Sendero de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora