Capítulo 27: "Wisky y soledad"

13 1 0
                                    

Hay veces, en los pequeños intervalos de tiempo, de esta corta eternidad que nos dejan sin una gota de esperanza, vacíos. Tal como suena desperanzador es nuestra triste realidad como humanos, en algún momento de nuestro existir estamos solos contra un millón de emociones y a veces también hay un grupo de personas que quiere destruirnos directa o indirectamente.
Incluso es más fácil echar cara a problemas más tangibles como las que nos crean las personas. Qué hacerlo con las emociones. El resto de las personas podrá ver todo lo bueno en ti pero el vacío que llevas dentro nadie lo entenderá, porque ni siquiera uno lo entiende.
Cada uno estamos en nuestra propia burbuja luchando; o tal vez rendidos, con estos sentimientos de vacío, de tristeza, heridas que nos dejó el pasado.
Pero aún así todos guardamos un poco de empatía para pelar junto a alguien nuestros miedos, es ahí cuando nos hacemos más fuertes y vencemos.
-Tenía una familia ideal- comenta Ame- una hija preciosa y un esposo como ningún otro Daniel Foster era la luz de mi vida y fue a causa de sus secretos que también se apagó. Éramos el grupo imparable en la facultad, nuestra amistad no se comparaba a la de nadie. Pero después de estar tanto tiempo juntos saltaron emociones. Yo me enamoré de Dan y David se enamoró de mí.
Las lágrimas decendían rápidamente de sus ojos. Mi silencio solo acompañó su pausa.
-Antes de casarme David vino a pedirme una oportunidad- sonríe apesar de estar lagrimeando sin cansancio- la rechacé. Él se comportaba como si nada frente a Dan pero cuando estábamos a solas todo cambiaba. Luego nació mi hija, fue una época difícil, se empeñaba en hacerme creer que Dan me engañaba con una niña, cosa que no fue cierta. Cuando mi hija cumplió los nueve  años volvió a ostigarme para darle una oportunidad o la mataría, fue muy claro, me secuestró y cuando me negué a hacer ciertas cosas, disparó. Él creyó que morí, fueron dos balas certeras en medio de la nada.
Alzó la blusa un poco, dejando ver dos cicatrices en el abdomen.
-Pude haber muerto allí, pero ellos me encontraron y me dieron una nueva oportunidad. Conmigo lejos, mi familia ya no corría peligro.- sollozó- Eso fue lo que creí hasta que en las noticias apareció Dan y mi hija muertos uno y luego otro. Ese hombre ha hecho muchas cosas malas.
Su mirada de desvanecía en un punto exacto de la habitación. Andrew nos había dejado solas. Mi corazón latía a 100 kilometros por hora, así lo sentía, pero como decías "Ey soy Camile tu hija, no estoy muerta y tú tampoco lo estas"
-¿Por qué no intentaste volver?- me mira como si fuera la pregunta más estúpida.
-Si volvía la mataría y nadie iba a creerme lo ocurrido. David es muy inteligente él me hubiera visto venir mucho antes de poder llegar a mi familia.
-Era muy inteligente- volteó sorprendida- tuvo la muerte que se merecía.
¿Mamá? No, no sentía esa conexión que tantas noches me habré imaginado, tuvo sus motivos para huir, aunque yo también tuve mis motivos para necesitarla y nunca estuvo.
-Debía hacerse cargo de sus crímenes ante la justicia.
-La justicia solo sería corrupta e ilegitima, tiene contactos hasta en el infierno. Muerto ya no hará daño a nadie.
-¿Fuiste tú?
-No- respondí seca y por más difusa que estuviera esa noche sé bien que no tuve la valentía para matarlo.- Su nombre es Rose, le debo la vida y una bala para regresarle el favor.
-Rose...- suspiró- y qué pintas en toda esta situación. Quién eres para que David quiera matarte.
Negué y sonreí- No importa realmente quién soy, sino quién fui. Ahora mismo no soy nadie, vine buscando respuestas y terminé con más dudas que al principio.
-Respuestas evacivas- concreta serenamente.- No confías en mi.
-No la conozco- sanjo.
-¿Ni siquiera después de contarte toda mi historia confías en mi?- se exalta.
-¿Debería?- respondo sarcástica- admitiste abandonar a tu familia.
-No me quedó de otra- remarca.
Necesitaba reclamarle no haber vuelto, dejarnos solos en la boca del lobo, papá se refugiaba las largas noches en wisky y soledad, a mi me tragaba los miedos de crecer sola.
Tantos amaneceres sin un "buenos días" anhelando que sea ella quien me prepare el desayuno, pero no.
Entendía que no era su culpa pero necesitaba descargar años y años de angustia. Todas las lágrimas que derramé por ella fueron en vano.
Los ojos y el cabello los había heredado. Aunque el tinte se estaba apagando, era notorio mi color natural.
A pesar de su edad conservaba su apariencia joven, las arrugas en sus ojos ni siquiera eran muy marcadas, pero las canas no le hacían la justicia necesaria para ocultar su edad.
-Seguro crees que soy una persona terrible por lo que hice, pero fue mi única manera de protegerlos. ¡Qué sabes tú de dejar a quienes amas por un bien mayor!
-Estas en lo cierto yo... no sé nada de eso, pero sé que no dejaría a nadie, aunque eso me cueste la vida.
-Es inútil tratar de hacerte entender mis motivos, no todos nos tiramos al mundo tratando de alcanzar lo imposible. Algunos nos conformamos con poder ayudar mínimamente sin exponernos demasiado.
Esa forma fue la que potenció nuestra destrucción en silencio. David nos cazó uno por uno, hasta destruir completamente nuestra familia. Ahora solo podía juntar todos los pedazos rotos y tratar de comenzar. Perdonarla, porque la vida me dio otra oportunidad para seguir, para conocerla y debía aprovecharla porque no sabía hasta que día seguría a mi lado.
Le sonreí, ya había sido lo bastante dura con ella, todos cometíamos errores uno peor que otro, era hora de decirle adiós a esta vida cruel y recuperar el tiempo perdido.
- Mi nombre es Camile Foster- sus ojos se agrandaron graciosamente, sus pasos fueron torpes- y Amelie, yo soy tu hija.
- Imposible.
Quizá sí, era imposible, pero nada fue más real para ambas que aquellas palabras.

Sendero de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora